Mirador, cascada, playa y balcones de Teixidelo (cruceiro de Curutelo, fervenza de Calabanda y praia da Mina ou areas negras).
near San Andres de Teixido, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
AVISO IMPORTANTE (20/03/24): he estado hablando con el concejal de Turismo del ayuntamiento de Cedeira y me confirma lo dicho por Elena88 en los comentarios de la ruta. Las fuertes lluvias de fin de año han provocado un enorme desprendimiento en la morrena que bloquea el acceso a la playa y la cascada, siendo extremadamente peligrosa la bajada; me comenta que están buscando rutas alternativas, aunque resulta ciertamente complicado por las peculiaridades del terreno.
Según las previsiones meteorológicas el miércoles empezaría a llover y ese era el día para el que yo había planificado esta ruta; así pues consulté la tabla de mareas y el martes daba bajamar a las 11:15, suficiente para lo que había pensado. Finalmente sólo Suso se apuntó y quedamos a las 7:45 para ir hasta a serra da Capelada; el plan era salir del aparcamiento del mirador de Teixidelo, donde se ubica el cruceiro do Curutelo y la placa de Leslie Howard, acercarse a los pies de la fervenza de Calabanda y llegar con la bajamar a la playa de arenas negras.
Iniciamos la ruta a las nueve de la mañana, con un cielo plomizo que amenazaba lluvia y limitaba un poco esa panorámica, que está cerrada por las puntas do Cadro al norte y Candieira al sur. Tras disfrutar un rato de estas vistas iniciamos el descenso en busca el nivel del mar; comenzamos por una pista asfaltada que lleva hasta la aldea de Teixidelo y justo antes de alcanzar las primeras casas aparece a mano izquierda una verja metálica que superamos saltando por un lateral. Ahí comienza un camino bastante embarrado que desciende hasta el punto donde se unen dos regatos, que son los que desembocarán en el mar en forma de cascada. Después aparece una nueva verja metálica que hemos de dejar cerrada para impedir el paso de los animales que se crían en libertad y el camino sigue bien marcado hasta un nuevo obstáculo que se supera por una pequeña escalera que a nosotros nos permite seguir con la ruta, pero impide el paso de los numerosos caballos que se crían salvajes.
Desde aquí el camino se estrecha y se convierte en una simple senda de animales que desciende zigzagueante por la ladera. Y esta ladera tiene su importancia, ya que se trata de un circo glacial dividido en dos partes por una larga falla con afloramientos de seixo (marmol) que separa la serra da Capelada en dos zonas diferentes desde el punto de vista geológico. También tenemos a la vista los impresionantes acantilados que se extienden hasta a punta do Cadro, los más altos de Europa continental. Un poco más adelante nos apartamos de la senda para tener la primera visual lejana de la fervenza de Calabanda que, para nuestra alegría, lleva un buen caudal de agua.
Continuamos el descenso y nos desviamos campo a través para llegar a la cascada, que se encuentra en una cerrada calita defendida con un terreno inclinado que obliga a una aproximación trabajosa. La recompensa es espectacular y nos mojamos en la base de esa columna de agua de 72 metros (medición oficial realizada en enero de 2024), que captamos con nuestras cámaras desde todos los ángulos. Cuando nos disponíamos a afrontar la fuerte subida que nos sacaría de la calita vimos bajar a dos caminantes; los esperamos abajo y nos quedamos charlando un rato con ellos. Resultaron ser unos profundos conocedores de la zona, Juan y Moncho de Cedeira; nos dijeron que con la marea baja no necesitábamos volver a subir la loma y que podíamos rodearla por la parte del mar, hasta llegar a la punta do Furado.
Ya continuamos juntos toda la mañana, que resultó una auténtica clase magistral en la que nos indicaron caminos, contaron anécdotas y mostraron lugares recónditos de gran interés y belleza. Debo indicar que para hacer el resto de la ruta es absolutamente indispensable que la marea esté baja y que hay que caminar entre rocas que, en algunos casos, resultan peligrosas. Pasamos por la garita de la mina Manolita, por la restinga donde se encuentran los restos de un par de barcos, por el cemento solidificado que se escapó de uno de los barcos hundidos, nos enseñaron la ubicación de la desaparecida boca de la mina, manojos de percebes en la punta de la Mina, continuamos por la restinga siguiente donde nos enseñaron una serie de piedras curiosas, etc. Había poca arena en la playa, ya que la fuerza del mar se la lleva en invierno, siendo primavera y verano las épocas en que se acumula en mayor cantidad; sin embargo, un poco más adelante sí encontramos algunos depósitos de buen tamaño. Cuando emprendíamos el ascenso hacia los balcones de Teixidelo comenzó a llover con bastante fuerza con lo que llegamos a los coches empapados, pero plenamente satisfechos de la ruta realizada.
Como complemento podemos iniciar esta ruta en a Vixía da Herbeira, creando así un recorrido todavía más impactante, aquí dejo un enlace al track: Vixía da Herbeira y Praia de Teixidelo, en cuyo texto también incluyo más detalles geológicos del área.
Según las previsiones meteorológicas el miércoles empezaría a llover y ese era el día para el que yo había planificado esta ruta; así pues consulté la tabla de mareas y el martes daba bajamar a las 11:15, suficiente para lo que había pensado. Finalmente sólo Suso se apuntó y quedamos a las 7:45 para ir hasta a serra da Capelada; el plan era salir del aparcamiento del mirador de Teixidelo, donde se ubica el cruceiro do Curutelo y la placa de Leslie Howard, acercarse a los pies de la fervenza de Calabanda y llegar con la bajamar a la playa de arenas negras.
Iniciamos la ruta a las nueve de la mañana, con un cielo plomizo que amenazaba lluvia y limitaba un poco esa panorámica, que está cerrada por las puntas do Cadro al norte y Candieira al sur. Tras disfrutar un rato de estas vistas iniciamos el descenso en busca el nivel del mar; comenzamos por una pista asfaltada que lleva hasta la aldea de Teixidelo y justo antes de alcanzar las primeras casas aparece a mano izquierda una verja metálica que superamos saltando por un lateral. Ahí comienza un camino bastante embarrado que desciende hasta el punto donde se unen dos regatos, que son los que desembocarán en el mar en forma de cascada. Después aparece una nueva verja metálica que hemos de dejar cerrada para impedir el paso de los animales que se crían en libertad y el camino sigue bien marcado hasta un nuevo obstáculo que se supera por una pequeña escalera que a nosotros nos permite seguir con la ruta, pero impide el paso de los numerosos caballos que se crían salvajes.
Desde aquí el camino se estrecha y se convierte en una simple senda de animales que desciende zigzagueante por la ladera. Y esta ladera tiene su importancia, ya que se trata de un circo glacial dividido en dos partes por una larga falla con afloramientos de seixo (marmol) que separa la serra da Capelada en dos zonas diferentes desde el punto de vista geológico. También tenemos a la vista los impresionantes acantilados que se extienden hasta a punta do Cadro, los más altos de Europa continental. Un poco más adelante nos apartamos de la senda para tener la primera visual lejana de la fervenza de Calabanda que, para nuestra alegría, lleva un buen caudal de agua.
Continuamos el descenso y nos desviamos campo a través para llegar a la cascada, que se encuentra en una cerrada calita defendida con un terreno inclinado que obliga a una aproximación trabajosa. La recompensa es espectacular y nos mojamos en la base de esa columna de agua de 72 metros (medición oficial realizada en enero de 2024), que captamos con nuestras cámaras desde todos los ángulos. Cuando nos disponíamos a afrontar la fuerte subida que nos sacaría de la calita vimos bajar a dos caminantes; los esperamos abajo y nos quedamos charlando un rato con ellos. Resultaron ser unos profundos conocedores de la zona, Juan y Moncho de Cedeira; nos dijeron que con la marea baja no necesitábamos volver a subir la loma y que podíamos rodearla por la parte del mar, hasta llegar a la punta do Furado.
Ya continuamos juntos toda la mañana, que resultó una auténtica clase magistral en la que nos indicaron caminos, contaron anécdotas y mostraron lugares recónditos de gran interés y belleza. Debo indicar que para hacer el resto de la ruta es absolutamente indispensable que la marea esté baja y que hay que caminar entre rocas que, en algunos casos, resultan peligrosas. Pasamos por la garita de la mina Manolita, por la restinga donde se encuentran los restos de un par de barcos, por el cemento solidificado que se escapó de uno de los barcos hundidos, nos enseñaron la ubicación de la desaparecida boca de la mina, manojos de percebes en la punta de la Mina, continuamos por la restinga siguiente donde nos enseñaron una serie de piedras curiosas, etc. Había poca arena en la playa, ya que la fuerza del mar se la lleva en invierno, siendo primavera y verano las épocas en que se acumula en mayor cantidad; sin embargo, un poco más adelante sí encontramos algunos depósitos de buen tamaño. Cuando emprendíamos el ascenso hacia los balcones de Teixidelo comenzó a llover con bastante fuerza con lo que llegamos a los coches empapados, pero plenamente satisfechos de la ruta realizada.
Como complemento podemos iniciar esta ruta en a Vixía da Herbeira, creando así un recorrido todavía más impactante, aquí dejo un enlace al track: Vixía da Herbeira y Praia de Teixidelo, en cuyo texto también incluyo más detalles geológicos del área.
Waypoints
Comments (2)
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Extraordinaria experiencia
Juan y Moncho unos improvisados y excelentes guías
¡¡¡Hay que volver!!!
Actualmente (enero 2024) no se puede llegar ni a la cascada ni a la playa porque un desprendimiento de tierra bloquea el camino. Antes de iniciarla preguntad en la zona por si ya es transitable. Un saludo y gracias por subir esta ruta!