Mirador de los Robledos / La Isla / Cotos.
near Santa María de El Paular, Madrid (España)
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Trail photos
Itinerary description
OruxMaps
Nombre: 2012-07-22 07:51
Hora Inicio: 07/22/2012 07:51
Hora Fin: 07/22/2012 13:39
Distancia recorrida: 10 km (05:48)
Tiempo en movimiento: 03:57
Velocidad media: 1,7 km/h
Vel. en Mov.: 2,5 km/h
Velocidad Máxima: 8 km/h
Altura Mínima: 1303 m
Altura Máxima: 1897 m
Velocidad Ascenso: 217,2 m/h
Velocidad Descenso: -101,1 m/h
Ganancia Altitud: 433 m
Pérdida Altitud: -186 m
Tiempo Ascenso: 01:59
Tiempo Descenso: 01:50
Waypoints
Poza Sócrates
Lo lógico es pensar que el lugar se llama así en honor del sabio griego y, de hecho, si preguntáis a los visitantes que se acercan hasta este paradisíaco lugar, todos contestarán que no hay nada más que ver la soledad del sitio, con el rumor constante de las aguas que caen desde las rocas y el gran tejo que ofrece su sombra para el descanso tras la caminata, para explicar la vinculación con el filósofo. Y, sin embargo, no es así... En realidad, la Poza recuerda con su nombre a Sócrates Quintana, artista y deportista asturiano que aunque nació en Caudal el 18 de diciembre de 1891, pronto se trasladó a Madrid y que además de ser uno de los pioneros del deporte de montaña en este país y miembro hiperactivo del Club Alpino Español fué: jugador del Atlético de Madrid; plusmarquista nacional de salto con pértiga, 800 metros y decathlón; pintor impresionista, grabador y funcionario de hacienda. Él descubrió muchas de las sendas de las que todavía disfrutamos los aficionados y tuvo bajo su cargo el albergue que esa sociedad abrió en el puerto de Cotos, gracias a la generosidad de S.M. D. Alfonso XIII que regaló al Club la madera necearia para su construcción. Posteriormente, en 1932 se inauguró el actual Albergue, conocido como "Refugio Coppel" construido con piedra y madera. Sócrates Quintana, en su intento por mejorar las instalaciones del primitivo albergue -en el año 1914- tuvo la idea de reformar un remanso que formaba la Naturaleza en el Arroyo Guarramillas, aumentando su capacidad con un oportuno murete de piedra formando así una pequeña piscina para el solaz de los montañeros. Obviamente, años más tarde, cuando se empezó a mirar por las cosas de la ecología con una visión más moderna, la pequeña obra fue retirada y las aguas volvieron a su cauce natural. Pero, con todo, el Club Alpino nunca olvidó las buenas intenciones de su pionero y en 1983 sus miembros colocaron allí una placa en honor del asturiano. También es normal, por desgracia, que dado lo solitario del lugar, la placa pasó pronto a mejor vida para divertir a esos gamberros que nunca faltan a la cita con su propia tontería.
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