Moclín: trincheras y ruta del Gollizno
near Moclín, Andalucía (España)
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Espectacular ruta por tierras granadinas recorriendo el sendero homologado PR-A 84 “Ruta del Gollizno”. La hacemos saliendo desde Moclín, adonde llegamos desde Puerto Lope (la N-432 la atraviesa) por la GR-3414 y luego por la GR-3408, aparcando a la entrada del pueblo, tras pasar la cruz de piedra.
Antes de empezar el sendero del Gollizno, subimos unos 500 metros por un camino a la izquierda (bien señalizado), que entre almendros y pinos y bajo la vigilancia de la antigua fortaleza nazarí, nos lleva a las trincheras de la Guerra Civil denominadas Las Canteras. Al triunfar el alzamiento militar en Granada capital el 20 de julio del 36, se organizó un cinturón defensivo a su alrededor y al de las poblaciones circundantes (ambos bandos construyeron posiciones defensivas en el perímetro de sus respectivos territorios). Moclín estuvo ocupada por los nacionales desde el 4 de octubre de 1936, quedando establecido el frente desde Pinos Puente hasta Alcalá la Real hasta el fin del conflicto. Aquí desde los primeros meses se construyeron hasta 32 posiciones defensivas, a pico y pala, reforzadas con hormigón, aunque hasta febrero del 38 no acabó la construcción, constituyendo la posición 53A, dentro del sector 23 (Alcalá-Tózar) . Se conservan el búnker central, en comunicación con las trincheras (de 2 metros de profundidad y 80 centímetros de anchura), cuatro nidos de fusileros y un puesto para ametralladora, un puesto de observación al sur y, en la parte de la cantera, restos del recinto que albergaba a los soldados. Los puestos de tiro batían hacia el norte, hacia Tózar. La posición estaba conectada con la de la ermita de San Antón.
Bajamos de vuelta, con la agradable sorpresa de ver pasar muy cerca nuestro a un grupo de cabras montesas, subiendo luego por el Cerro del Castillo. Después bajamos por la calle Real (pasando junto al Ayuntamiento) y la de la Esperanza, hasta el final del pueblo; aquí arranca una pista primero cementada y después de tierra, que nos lleva por el camino Mozárabe, en acusado descenso, hacia Olivares, pasando por un frondoso bosque de pino carrasco (repoblado entre los años cincuenta y sesenta, por ser el pino peninsular más resistente a la sequía, y así sujetar los suelos y protegerlos de la insolación). El bosque autóctono era el encinar, pero su tala para obtener leña y tierra de pastos propició el desarrollo del matorral heliófilo (adaptado a la insolación directa): romero, tomillo, aulaga, jara, retama, lavándula...
Pasamos junto al Mirador de Olivares (con vistas a los Tajos de la Hoz y de las Palomas y al Valle del río Velillos), la ermita de la Virgen de las Angustias y un área recreativa, antes de alcanzar las primeras casas del barrio alto de Olivares (hay que decir que el término municipal de Moclín lo forman siete localidades, estas dos, Puerto Lope, Tiena, Tózar, Limones y Gumiel; la capital es Moclín, aunque sea la quinta en número de habitantes).
La vuelta a Moclín la haremos remontando el río Velillos (también llamado Frailes, afluente del Cubillas), por un sendero muy bien acondicionado, que nos permite disfrutar de unas magníficas vistas del encajonamiento del río, con sus muchos saltos de agua y pozas, mientras avanzamos por los Tajos de la Hoz, hacia el de las Palomas. Antes habremos pasado junto a la central hidroeléctrica, abandonada, y cruzado el río por un primer puente. Ya en la subida, encontramos un pequeño mirador junto a la fuente de la Buenaventura, que recibe este nombre de una leyenda recogida por Pedro Antonio de Alarcón, sobre un bandolero del siglo XIX, “Parrón”, y el gitano que le leyó la buenaventura (y que dio información para su captura y posterior ejecución). Algo más adelante el camino se bifurca,siguiendo por el de la izquierda (a la derecha la variante de Tózar). Al poco encontramos la “Presa de la Luz” (para la toma de agua de un canal) y el puente colgante que nos permite pasar al otro lado, continuando junto a la impresionante pared rocosa por la pasarela adosada a ella. Cuando termina la pasarela, seguimos por un precioso camino junto al río, rodeados de álamos, chopos, fresnos, sauces... que deben lucir en todo su esplendor en otoño. Luego toca ascender, en zigzag y con algo de piedra suelta, siendo obligado parar y volver la vista atrás cada cierto trecho, por las maravillosas vistas. Hay algo más arriba un mirador (el de Tózar), desde donde vemos el pueblo y los olivares que lo circundan, y una era con su cartela informativa, que nos habla de la obligación de suministrar cereal (principalmente trigo) de esta comarca (las “Siete Villas”) a Granada en la época de la conquista por los Reyes Católicos; para ello se hicieron eras, infraestructuras hidráulicas como la Fuente Vieja (a la entrada de Moclín) y pósitos para almacenar el trigo, abasteciendo de grano a los vecinos en la siembra y en épocas de escasez (para evitar la especulación los precios estaban regulados por ley).
Llegamos a la fuente de la Corcuela, muy reformada con una pequeña pila adosada a la roca que vierte al suelo el agua (que procede de las infiltraciones del agua de lluvia), en un curioso surco a doble espiral y a una fuente (rectangular, con dos caños y abrevadero), situada a un nivel inferior. La zona está habilitada para el descanso, así que hacemos una pausa para avituallamiento antes de enfrentar la última ascensión.
Tras dejar a la derecha la senda que lleva a la cueva de Malalmuerzo, con pinturas rupestres, salimos al poco de la que llevamos por una sendita entre olivos que termina en el abrigo rocoso, donde también se pueden apreciar pinturas neolíticas. El municipio posee muchas cuevas y abrigos y algunos muestran pinturas rupestres de entre las más interesantes a nivel nacional: deben corresponder a una misma cronología (entre el Neolítico Final y el Calcolítico), por compartir la misma temática, técnica, composición y estilo esquemático. Hay en total unas 12 cuevas y abrigos entre Moclín, Tózar y Limones, todas situadas en torno a los 900 metros y en sitios de difícil habitabilidad, lo que sugiere que fueron lugares de culto.
Volvemos a la senda, por la Cañada de la Granela, que en pronunciado ascenso por un pinar nos lleva al Collado de las Veredas, entre el Cerro de las Vereas y el del Castillo. Volvemos a gozar de una fantástica panorámica, con bancales de almendros en flor y Sierra Nevada de telón de fondo, antes de entrar en Moclín junto a la ermita de San Antón. Continuamos por el barrio de la Mota (antiguo mercado), pasando junto al Pósito del Pan; vemos una cueva costumbrista, antes de llegar al Santuario o Iglesia de la Encarnación, fundada por el arzobispo Diego Hurtado de Mendoza (y diseñada por Siloé) en el siglo XVI sobre la mezquita que estaba en el interior de la fortificación, donde se venera al Cristo del Paño: según la tradición, el lienzo que acompañó en la campaña de Granada al rey Fernando presidiendo su tienda y como estandarte (aunque parece que es de época posterior), fue donado al templo por los Reyes Católicos, junto a una escultura de la Virgen de la Victoria; en el siglo XVII un sacristán enfermo de cataratas (antiguamente conocida como “enfermedad del paño”), limpiando con el lienzo, al besar los pies de la imagen, recuperó la vista; así comenzarían las peregrinaciones (primero de otros enfermos del pueblo y luego de territorios lejanos), celebrándose desde entonces la Romería del Cristo del Paño en el mes de octubre.
Finalizamos la ruta a la entrada del imponente castillo al que debe su nombre la población, “Hisn Iqlim“ (“castillo del distrito”; iqlim: cada una de las 33 demarcaciones territoriales del reino nazarí) o “Hisn al-Muklin” (“castillo de las pupilas”, ya que controlaba el paso entre la Vega de Granada y Alcalá la Real) -podría derivar de ambos nombres, aunque a mí me gusta más el último. Aunque la parte visible es de época nazarí (siglo XIV), pudo ser levantado sobre la fortaleza de Velillos (erigida por Alfonso VI y el rey de la taifa sevillana en el siglo XI). Un poco de historia: los límites entre el reino nazarí y Castilla se establecieron en el Pacto de Jaén, suscrito por Alhamar (fundador de la dinastía granadina) con el rey Fernando III, cuando éste asediaba Jaén; el musulmán se declaró vasallo y tributario suyo, firmándose una tregua por 20 años y fijándose la frontera al sur de la provincia de Jaén, en las Sierras Subbéticas (Martos cristiana, en poder de la Orden de Calatrava, frente a Alcaudete y Alcalá en la parte musulmana), hasta que en el siglo siguiente, con la conquista cristiana de Alcalá y Alcaudete, la frontera se retrasó hasta Moclín-Íllora-Montefrío (ya prácticamente no varió hasta el reinado de los RRCC). Además del castillo, como parte del sistema defensivo, se conservan algunas atalayas de la red de torres que comunicaban con la capital nazarí.
El castillo (catalogado como BIC, con categoría de Monumento desde 1931) consta de un doble recinto, el inferior al sur que rodeaba la villa, con graneros, almacenes y la mezquita; y el segundo, la alcazaba, con el aljibe y la Torre del Homenaje. Una Torre-puerta era el único punto de acceso, controlando la entrada y salida y sirviendo de albergue a la guarnición (o a personalidades), con una entrada en doble recodo con dos arcos de medio punto (similar a la Torre de la Justicia de la Alhambra, otra torre-puerta). También tenía funciones de representación y judiciales. En época cristiana, tras los daños sufridos en la alcazaba durante el asedio, pasó a ser la nueva Torre del Homenaje y en el siglo XVI se le adosaron dos grandes casas, convirtiéndose en residencia de familias principales de la villa.
Hay que señalar que, hasta hace pocos años, el castillo albergaba el cementerio del pueblo.
Sólo nos queda como broche final a una magnífica ruta disfrutar bajo el sol de invierno de una merecida cerveza en la plaza del Ayuntamiento.
Antes de empezar el sendero del Gollizno, subimos unos 500 metros por un camino a la izquierda (bien señalizado), que entre almendros y pinos y bajo la vigilancia de la antigua fortaleza nazarí, nos lleva a las trincheras de la Guerra Civil denominadas Las Canteras. Al triunfar el alzamiento militar en Granada capital el 20 de julio del 36, se organizó un cinturón defensivo a su alrededor y al de las poblaciones circundantes (ambos bandos construyeron posiciones defensivas en el perímetro de sus respectivos territorios). Moclín estuvo ocupada por los nacionales desde el 4 de octubre de 1936, quedando establecido el frente desde Pinos Puente hasta Alcalá la Real hasta el fin del conflicto. Aquí desde los primeros meses se construyeron hasta 32 posiciones defensivas, a pico y pala, reforzadas con hormigón, aunque hasta febrero del 38 no acabó la construcción, constituyendo la posición 53A, dentro del sector 23 (Alcalá-Tózar) . Se conservan el búnker central, en comunicación con las trincheras (de 2 metros de profundidad y 80 centímetros de anchura), cuatro nidos de fusileros y un puesto para ametralladora, un puesto de observación al sur y, en la parte de la cantera, restos del recinto que albergaba a los soldados. Los puestos de tiro batían hacia el norte, hacia Tózar. La posición estaba conectada con la de la ermita de San Antón.
Bajamos de vuelta, con la agradable sorpresa de ver pasar muy cerca nuestro a un grupo de cabras montesas, subiendo luego por el Cerro del Castillo. Después bajamos por la calle Real (pasando junto al Ayuntamiento) y la de la Esperanza, hasta el final del pueblo; aquí arranca una pista primero cementada y después de tierra, que nos lleva por el camino Mozárabe, en acusado descenso, hacia Olivares, pasando por un frondoso bosque de pino carrasco (repoblado entre los años cincuenta y sesenta, por ser el pino peninsular más resistente a la sequía, y así sujetar los suelos y protegerlos de la insolación). El bosque autóctono era el encinar, pero su tala para obtener leña y tierra de pastos propició el desarrollo del matorral heliófilo (adaptado a la insolación directa): romero, tomillo, aulaga, jara, retama, lavándula...
Pasamos junto al Mirador de Olivares (con vistas a los Tajos de la Hoz y de las Palomas y al Valle del río Velillos), la ermita de la Virgen de las Angustias y un área recreativa, antes de alcanzar las primeras casas del barrio alto de Olivares (hay que decir que el término municipal de Moclín lo forman siete localidades, estas dos, Puerto Lope, Tiena, Tózar, Limones y Gumiel; la capital es Moclín, aunque sea la quinta en número de habitantes).
La vuelta a Moclín la haremos remontando el río Velillos (también llamado Frailes, afluente del Cubillas), por un sendero muy bien acondicionado, que nos permite disfrutar de unas magníficas vistas del encajonamiento del río, con sus muchos saltos de agua y pozas, mientras avanzamos por los Tajos de la Hoz, hacia el de las Palomas. Antes habremos pasado junto a la central hidroeléctrica, abandonada, y cruzado el río por un primer puente. Ya en la subida, encontramos un pequeño mirador junto a la fuente de la Buenaventura, que recibe este nombre de una leyenda recogida por Pedro Antonio de Alarcón, sobre un bandolero del siglo XIX, “Parrón”, y el gitano que le leyó la buenaventura (y que dio información para su captura y posterior ejecución). Algo más adelante el camino se bifurca,siguiendo por el de la izquierda (a la derecha la variante de Tózar). Al poco encontramos la “Presa de la Luz” (para la toma de agua de un canal) y el puente colgante que nos permite pasar al otro lado, continuando junto a la impresionante pared rocosa por la pasarela adosada a ella. Cuando termina la pasarela, seguimos por un precioso camino junto al río, rodeados de álamos, chopos, fresnos, sauces... que deben lucir en todo su esplendor en otoño. Luego toca ascender, en zigzag y con algo de piedra suelta, siendo obligado parar y volver la vista atrás cada cierto trecho, por las maravillosas vistas. Hay algo más arriba un mirador (el de Tózar), desde donde vemos el pueblo y los olivares que lo circundan, y una era con su cartela informativa, que nos habla de la obligación de suministrar cereal (principalmente trigo) de esta comarca (las “Siete Villas”) a Granada en la época de la conquista por los Reyes Católicos; para ello se hicieron eras, infraestructuras hidráulicas como la Fuente Vieja (a la entrada de Moclín) y pósitos para almacenar el trigo, abasteciendo de grano a los vecinos en la siembra y en épocas de escasez (para evitar la especulación los precios estaban regulados por ley).
Llegamos a la fuente de la Corcuela, muy reformada con una pequeña pila adosada a la roca que vierte al suelo el agua (que procede de las infiltraciones del agua de lluvia), en un curioso surco a doble espiral y a una fuente (rectangular, con dos caños y abrevadero), situada a un nivel inferior. La zona está habilitada para el descanso, así que hacemos una pausa para avituallamiento antes de enfrentar la última ascensión.
Tras dejar a la derecha la senda que lleva a la cueva de Malalmuerzo, con pinturas rupestres, salimos al poco de la que llevamos por una sendita entre olivos que termina en el abrigo rocoso, donde también se pueden apreciar pinturas neolíticas. El municipio posee muchas cuevas y abrigos y algunos muestran pinturas rupestres de entre las más interesantes a nivel nacional: deben corresponder a una misma cronología (entre el Neolítico Final y el Calcolítico), por compartir la misma temática, técnica, composición y estilo esquemático. Hay en total unas 12 cuevas y abrigos entre Moclín, Tózar y Limones, todas situadas en torno a los 900 metros y en sitios de difícil habitabilidad, lo que sugiere que fueron lugares de culto.
Volvemos a la senda, por la Cañada de la Granela, que en pronunciado ascenso por un pinar nos lleva al Collado de las Veredas, entre el Cerro de las Vereas y el del Castillo. Volvemos a gozar de una fantástica panorámica, con bancales de almendros en flor y Sierra Nevada de telón de fondo, antes de entrar en Moclín junto a la ermita de San Antón. Continuamos por el barrio de la Mota (antiguo mercado), pasando junto al Pósito del Pan; vemos una cueva costumbrista, antes de llegar al Santuario o Iglesia de la Encarnación, fundada por el arzobispo Diego Hurtado de Mendoza (y diseñada por Siloé) en el siglo XVI sobre la mezquita que estaba en el interior de la fortificación, donde se venera al Cristo del Paño: según la tradición, el lienzo que acompañó en la campaña de Granada al rey Fernando presidiendo su tienda y como estandarte (aunque parece que es de época posterior), fue donado al templo por los Reyes Católicos, junto a una escultura de la Virgen de la Victoria; en el siglo XVII un sacristán enfermo de cataratas (antiguamente conocida como “enfermedad del paño”), limpiando con el lienzo, al besar los pies de la imagen, recuperó la vista; así comenzarían las peregrinaciones (primero de otros enfermos del pueblo y luego de territorios lejanos), celebrándose desde entonces la Romería del Cristo del Paño en el mes de octubre.
Finalizamos la ruta a la entrada del imponente castillo al que debe su nombre la población, “Hisn Iqlim“ (“castillo del distrito”; iqlim: cada una de las 33 demarcaciones territoriales del reino nazarí) o “Hisn al-Muklin” (“castillo de las pupilas”, ya que controlaba el paso entre la Vega de Granada y Alcalá la Real) -podría derivar de ambos nombres, aunque a mí me gusta más el último. Aunque la parte visible es de época nazarí (siglo XIV), pudo ser levantado sobre la fortaleza de Velillos (erigida por Alfonso VI y el rey de la taifa sevillana en el siglo XI). Un poco de historia: los límites entre el reino nazarí y Castilla se establecieron en el Pacto de Jaén, suscrito por Alhamar (fundador de la dinastía granadina) con el rey Fernando III, cuando éste asediaba Jaén; el musulmán se declaró vasallo y tributario suyo, firmándose una tregua por 20 años y fijándose la frontera al sur de la provincia de Jaén, en las Sierras Subbéticas (Martos cristiana, en poder de la Orden de Calatrava, frente a Alcaudete y Alcalá en la parte musulmana), hasta que en el siglo siguiente, con la conquista cristiana de Alcalá y Alcaudete, la frontera se retrasó hasta Moclín-Íllora-Montefrío (ya prácticamente no varió hasta el reinado de los RRCC). Además del castillo, como parte del sistema defensivo, se conservan algunas atalayas de la red de torres que comunicaban con la capital nazarí.
El castillo (catalogado como BIC, con categoría de Monumento desde 1931) consta de un doble recinto, el inferior al sur que rodeaba la villa, con graneros, almacenes y la mezquita; y el segundo, la alcazaba, con el aljibe y la Torre del Homenaje. Una Torre-puerta era el único punto de acceso, controlando la entrada y salida y sirviendo de albergue a la guarnición (o a personalidades), con una entrada en doble recodo con dos arcos de medio punto (similar a la Torre de la Justicia de la Alhambra, otra torre-puerta). También tenía funciones de representación y judiciales. En época cristiana, tras los daños sufridos en la alcazaba durante el asedio, pasó a ser la nueva Torre del Homenaje y en el siglo XVI se le adosaron dos grandes casas, convirtiéndose en residencia de familias principales de la villa.
Hay que señalar que, hasta hace pocos años, el castillo albergaba el cementerio del pueblo.
Sólo nos queda como broche final a una magnífica ruta disfrutar bajo el sol de invierno de una merecida cerveza en la plaza del Ayuntamiento.
Waypoints
Monument
3,406 ft
Pósito del Pan (siglo XVI)
Dos plantas, con cubierta de teja a una sola agua. Muros de mampostería con sillares en las esquinas. Dos puertas de arco de medio punto, renacentistas, y tres saeteras
Castle
3,465 ft
Torre-puerta
Planta cuadrada algo más ancha en su base, de mampostería con ripios y sillares en las esquinas
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Easy to follow
Scenery
Easy
Usamos esta ruta como base para la nuestra, pero empezando desde Olivares para empezar subiendo. Gracias por compartir.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/moclin-y-la-ruta-del-gollizno-desde-los-olivares-99710090
Gracias a ti por compartir las tuyas!
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta detallada a la perfección, competa y precisa. Muchas gracias por dicho aporte.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Hicimos la ruta la semana pasada pero en sentido contrario, me recomendable.