Ruta de los Molinos de Xomezana

Nos vamos a la comarca de la montaña central asturiana, donde visitaremos un par de pueblinos muy guapos y descubriremos hasta cinco molinos, una ermita, un montón de hórreos y paneras y unos paisajes de infarto. ¿Comenzamos?

Esta ruta la podéis comenzar en cualquiera de las dos Xomezanas, la de Riba o la de Bajo, ya que es circular y acabaréis en el mismo lugar donde hayáis empezado. Yo la comencé justo en la parte más alta de Xomezana Bajo, por lo que lo primero que hice fue dar un paseo por el pueblo disfrutando de sus casas de piedra y sus numerosos hórreos y paneras, destacando el museo de la panerona, rehabilitada y gestionado por los propios vecinos. Una vez cruzado el pueblo llegamos de nuevo a la carretera y desde allí baja una pista asfaltada en dirección al río, que ya se escucha.

Después de unos pocos metros nos encontramos ya con el primero de los molinos, el Rabil de Sabel, que sigue hoy en día en funcionamiento. Cuando pasé por allí estaba cerrado, pero tengo oido que es bastante frecuente encontrarlo abierto. No sé si sabéis lo que es un Rabil, yo al menos no, pues es un tipo de molino que se emplea para descascarillar la escanda, y separar el grano del cascabillo. Si seguimos nuestro camino cruzaremos el río por un puentecito de madera y veremos un pequeño salto de agua en la parte trasera del Rabil.

Si seguimos camino arriba nos iremos encontrando un buen número de castaños y alguna que otra corra pa castañes, una estructura circular de piedra donde se guardaban las castañas dentro de sus oricios(erizos) hasta que se podían separar y almacenar en los hórreos. A unos 200m encontramos el siguiente molino, el Mulín de Riestra, bastante pequeño y de difícil acceso.

Un poco más arriba nos encontramos el Mulín de Salomé (venga va, podéis poner la canción de Chayanne :P), en perfecto estado de conservación y que por suerte estaba abierto por lo que pude hacer alguna foto dentro.

El siguiente molino no está en el camino principal, hay que desviarse un poco, se trata del Mulín de la Corra y la fuente que le da nombre. Es también pequeñín, pero en buen estado y por desgracia también me lo encontré cerrado.

Siguiendo por el camino principal vamos a llegar a uno de los puntos fuertes de la ruta, una zona con un par de mesas y lo más importante una bonita cascada que atrapará vuestras miradas durante largo tiempo.

Para acabar con los molinos llegamos al último, el Mulín de Pedro, también pequeñín y no accesible. Desde aquí solo nos queda seguir por el camino unos cientos de metros más y llegaremos al segundo pueblo de nuestra ruta, Xomezana Riba, lleno de caserones de piedra y hórreos, destaca por sus vistas del valle del Huerna y la Peña de la Portiella. Os recomiendo acercaros hasta la iglesia de San Pedro de Xomezana, no tanto por la iglesia sino por las vistas que hay con el pueblo en primer plano y las montañas de fondo.

Para acabar la ruta hay dos opciones, bajar por la carretera o la mejor bajar por la caleya que sale de la carretera según sales del pueblo. Si te decides por esta última aun podrás disfrutar de un último lugar interesante, la ermita de Santiago.