Molinos del Corroríu

En sus poco menos de 6km descubriremos arroyos que mueven molinos aún en uso, hayedos, robledales, castañedos, pueblinos repletos de hórreos y hasta una preciosa iglesia con su Texu.

La ruta que os propongo es la de los Molinos del Corroriu, en el quirosano pueblo de Vega de Arroxo, donde encontraremos hueco para dejar el coche. La ruta comienza con un ascenso no muy pronunciado, que nos permitirá disfrutar de unas espectaculares vistas panorámicas del valle del río Trubia y que nos llevará al primero de los pueblos, Villagondú, donde encontraremos varios hórreos y paneras que merece la pena visitar.

Desde aquí seguiremos ascendiendo por el sendero que nos lleva al segundo pueblo que visitaremos, Fresneo. El ascenso es muy asequible y discurre por la ladera de la montaña entre rocas, prados y algún parche boscoso.

Fresneo es un pequeño pueblín de montaña dedicado fundamentalmente a la agricultura y a la ganadería, repleto de casas humildes y hórreos. Proseguiremos nuestro caminar por la carretera, son solo unos 400m y está muy poco transitada, para después adentrarnos en un precioso bosque autóctono donde encontraremos los elementos etnográficos que dan nombre a esta ruta.

Nada mas entrar nos encontraremos con la primera pareja de molinos, que fueron rehabilitados en los años 90. El momento de la construcción de estos molinos no está claro, aunque si que se sabe que son anteriores al s. XVIII ya que hay constancia escrita de su presencia en aquella época.

Al dejar atrás estos molinos cruzaremos un pequeño puente de piedra sobre el arroyo que mueve estos ingenios y podremos disfrutar del tercer molino en discordia. De este molino lo primero que veremos es la canalización de agua hacia él ya que está empozado. Esta canalización está aun en uso y se pueden ver las planchas que se emplean para permitir, o no, el paso del agua. Aquí me voy a parar un segundo a contaros una anécdota, en mi primera visita a este lugar se me cayó dentro del canal de agua mi botella de metal y salió disparada canal abajo hasta la parte del molino donde se encuentran las ruedas.

Frente a nosotros tenemos ahora un buen trecho de sendero que discurre por el bosque, en ocasiones bastante tupido y húmedo y que en otoño y primavera se puebla de pequeñas setas y si tenemos la suerte de estar en otoño es más que probable que recojas un buen puñado de castañas.

Una vez salimos del bosque podremos una vez más disfrutar de unas panorámicas que abarcan tanto el valle como la vecina sierra del Aramo, donde si nos fijamos un poco podremos distinguir el Gamoniteiru o el Picu Pelitrón. Poco después de salir del bosque llegamos al último de los pueblos que visitaremos, Faedo, donde encontraremos una capilla y su Texu centenario.

Tras cruzar el pueblo comenzamos el descenso entre praderías que nos llevará de nuevo al punto de inicio de nuestra ruta.