Molinos del Río Loira E Iglesia de Santo Tomé de Piñeiro

En esta ruta conocemos al pequeño Río Loira que atesora en sus orillas un fantástico conjunto de antiguos molinos.

Para ello nos dirigimos hasta la marinense localidad de Loira en donde comenzamos a caminar al lado de la playa y por entre sus floridas casas de piedra. Allí mismo tomamos un primer contacto ruidoso y estruendoso con el río que allí cerca vierte sus aguas al Atlántico.

A partir de aquí será un continuo desfile de molinos, quien los contó dice que son 55, con la más variada presencia lo que sucederá ante los ojos de los senderistas.

Los hay en estado más o menos ruinoso. Pero que aún así nos dejan entrever la magia y el encanto de antaño.

Y los hay que presentan un sano y magnífico aspecto. Aunque a algunos tenemos que descubrirlos agazapados entre la flora del lugar.

Todos ellos siempre emplazados en lugares que parece que nos transportan a otras épocas. Y en donde el agua nos demuestra su energía y su poder, no en vano era quien hacía girar y girar las ruedas para la molienda.

Si os detenéis a observar, en las piedras de algunas de sus paredes podréis ver las marcas que sobre ellas dejaron los canteros.

El caminante se deja llevar por la senda que va culebreando con el cauce del río, compañero ameno y cantarín. Que realmente sabe entretenernos salpicándonos con su gracia y salero. Contribuyen a ello los pequeños saltos y rápidos de su lecho.

La arboleda, propia de ribera, nos ofrece una gran variedad de matices en sus troncos y ramas acompañados del suave chasquido del tapiz de seca hojarasca.

No desmerecen los pocos momentos alejados del líquido elemento. En la ruta nos encontramos también con lavaderos bien conservados y no faltan las fuentes.

Al río Neivó, como se llama también el Loira, lo vamos a cruzar varias veces a lo largo del paseo. Para ello contamos con distintos medios. Desde los clásicos puentes de piedra más o menos antiguos y fiables. Y también otros materiales, que hacen un avío, con tal de no mojarse los pies. Y no falta algún momento en que simplemente hay que saltar el charco o ingeniárselas para no mojarse.

Esta nuestra caminata nos lleva hasta La Iglesia de Santo Tomé de Piñeiro. Pusimos especial interés nosotros para ello ya que se trata de una iglesia de traza románica, que bien merece la pena la subidita para llegar hasta ella. Se cree que formaba parte de un antiguo monasterio del S. XII. y en su interior, además del arte en piedra, y el retablo, guarda unas pinturas murales policromadas del S. XV.

En su atrio, desde donde se obtienen bonitas vistas sobre la ría, se encuentra también un cruceiro.

De vuelta hacia Loira divisamos a lo lejos la silueta de Santa María do Campo, muestra del románico tardío.

Terminamos la caminata pisando la fina arena de la playa con forma de duna y recreando la vista sobre la inmensidad azul del océano.

Reseñar que esta ruta es resultado de la unión de algunos tramos de rutas de la zona. Existen marcas de las rutas "oficiales" que por allí pasan, pero es necesaria la ayuda del GPS si se quiere seguirla tal cual nosotros la realizamos.

En general los caminos se encuentran en buen estado para caminar, aunque en algunas zonas no hay una senda definida. También hay que tener cuidado, Los puntos en que se cruza el río en general son estables, aunque hay algún momento en que hay que ingeniárselas para pasar, por lo menos ahora, en invierno con mucho caudal. Por eso califico la ruta de moderada. Por lo demás muy fácil y preciosa.