MOLINOS Y PANTANO DE RIOTINTO.

RUTA LOS MOLINOS Y PANTANO DE RIOFRIO.

DISTANCIA: 9,200 KMS.

Comienza el día sin prisa pero sin pausa, temprano, con nuevas personas, nuevas ilusiones, nuevos amigos. El camino te da esta oportunidad y no hay que dejar desaprovecharla.

La primera parte de la ruta está llena de presas para canalizar el agua hasta los molinos. Descubriremos la importancia de los molinos, distinguiendo entre los cubo y bombo dependiendo de si hay o no que construir un "acueducto" para canalizar el agua para llevarla a unos pozos y con una altura de aproximadamente 6 metros producir un salto que genere energía a través del rodezno, una rueda que en todo su diámetro externo tiene una serie de cucharas denominadas álabas. Sobre estas cucharas sujetas a la rueda cae el agua desde el bocín del cubo, hace girar la rueda y acciona con ello el molino.

Destacar que estos molinos son aproximadamente del siglo XVI y generaban vida ya que a su alrededor se construían viviendas para personas y corrales para animales (cochinos y cabras).

Llegamos hasta el molino Cimero, denominado así por ser el primero y desde allí el terreno se hace más amable pudiendo observar la naturaleza propia de un clima supramediterráneo. Alguna sorpresa como la charca de la rana y alcanzamos el pantano de Riofrío, el más alto de la provincia de Toledo.

Podemos contemplar la primavera en su máximo esplendor con la flor de romero, jara, cantueso, candelilla (flor de la encina) ... clásicos del clima mediterráneo.

En nuestro descenso observamos el valle en su plenitud, piedras trilobites y alguna sorpresa más como el origen de la expresión «¡A buenas horas, mangas verdes!» que bien podría tener su origen en este lugar en el que ocurrían fechorías. Era una unidad de carácter policial llamada Santa Hermandad, cuyos soldados se distinguían por su uniforme: un coleto, o chaleco de piel hasta la cintura con mangas de color verde. El carácter rural de este antecedente de la Guardia Civil en época de los Reyes Católicos hacía que llegaran tarde siempre al lugar del crimen. El pueblo castellano acuñó esta expresión popular como chanza de su lentitud.

Ponemos el broche final con una degustación de quesos.

Seguimos caminando, ¿te vienes?