Mollo Puntaire i el Torn desde Hospitalet del Infant

Iniciamos esta ruta , 2x100 cims, desde la avenida Via Augusta de Hospitalet del Infant, lo hacemos por el lado más corto, si bien, más exigente, de la ascensión al Mollo de Puntaire, cima más elevada de las montañas de Vandellos, cruzamos la línea de FFCC por el Pont de la Alcantarilla Gran, a pocos metros y también por subterráneo, pasamos por debajo de la N-340, no se termina aquí este entramado de viales, pues al tren de alta velocidad, que lo cruzamos por debajo de un largo viaducto, ahora le toca a la AP-7 y unos metros más adelante será la autovía A-7 , ambos por subterráneo, libres de tanta arteria de comunicación y centrados en nuestro senderismo comenzamos a ascender las primeras cotas del torrente Barranc del Forat del Negre, señalización blanco-amarilla del PR-C 92, dejamos a la izquierda el camino que sube a Sant Roc, cruzando por la cabecera del Barranco de Tixelles, toda la zona esta repoblada de pino joven, estas montañas han sido castigadas mucho por los incendios, uno de ellos llego hasta las vallas de la central nuclear, la vegetación está formada mayoritariamente por arbustos, enebros, lentiscos, romeros, y brezos que son los responsables del frondoso sotobosque de la zona, pues todo el paisaje se ve con diversos tonos verdes, acompañados por las muchas agujas y crestas de roca gris, cuando llegamos a la fuente de Aigualcoll, con su gran balsa, el terreno se hace mas abrupto, tomamos un sendero que zigzaguea por la falda de la Molla de Grevol, haciéndose más costosa la progresión, pronto llegamos a la Canal del Corb, donde hará falta ayudarnos con las manos, ya en la carena, se presenta delante nuestro un despeñadero ancho, los Algars, rodeado de crestas rocosas, como guardianes aferrados para que nada se escape, recelosos de los senderistas que admiran y andan entre sus riscos, el Mollo se ve a la derecha, tiene sobre su cima un vértice geodésico, y una panorámica amplia sobre las montañas colindantes, su fría coronación será breve por culpa del viento del norte, el descenso se hace por un ancho y entretenido canal, hasta la fuente de Navaes, a los pocos metros tomamos un sendero por la izquierda que desciende al Barranco de Lléria, un atajo de la ruta clásica, el barranco hundido entre las montañas se asemeja a un paisaje tropical, rodeados de palmitos mediterráneos, accidentado relieve por múltiples agujas que enarbolan sus picos hacia el cielo, oquedades y covachas adornan sus recias paredes, compitiendo con rocas foradadas que las aventajan por su belleza, es tanto la atracción de estos ojales, que no nos importo trepar a uno de ellos, quizá el más bonito para fotografiarnos con él, salir de este relieve es darnos de bruces con la cruda realidad de la comarca, para ascender a la siguiente cima, tenemos que cruzar entre las centrales térmica y la peligrosa central nuclear, el Torn es un turo de escasos 153 metros, esta anocheciendo cuando lo ascendemos y la fotografía del atardecer es un momento mágico, los rayos del sol, que se va perdiendo por el horizonte, nos llegan tenues, inundando toda la montaña con una luz cálida, tinte de azafrán, descendemos hacia el mirador de la Rojala, unos instantes mirando el mar y continuamos para visitar las baterías y trincheras del tiempo de la guerra, construidas por el bando republicano para la defensa de Catalunya por el temido avance del bando sublevado, y por el bombardeo constante de la costa catalana, por el crucero franquista Canarias, y terminamos esta atractiva ruta alumbrados por nuestros frontales, cansados y satisfechos, hemos andado juntos, Neus, Lidia, Belén, Judit, Ricard, Joan Val, Antonio y Julián.