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Moncayo: Subida por lo derecho, por lo más pino

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Trail stats

Distance
16.41 mi
Elevation gain
4,633 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
4,633 ft
Max elevation
7,606 ft
TrailRank 
34
Min elevation
7,606 ft
Trail type
Loop
Time
6 hours 47 minutes
Coordinates
1758
Uploaded
July 27, 2013
Recorded
July 2013
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near Vozmediano, Castilla y León (España)

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Itinerary description

27 de julio de 2013. Subimos en automovil por el carril de la Aldehuela hasta la Fuente de Canalejas. Habíamos madrugado temiendo que hiciese ese día tanto calor como los anteriores, aunque sabíamos que se avecinaba un cambio de tiempo... y cambió de golpe. Un viento huracanado nos acompañó todo el camino por encima de los 1.700 m, tanto que nos hacía caminar inclinados hacia poniente para contrarrestarlo. Es posible que hubiera rachas de más de 150 km por hora en la cumbre del Moncayo; con lo que comprendí de golpe la utilidad de los cortavientos de piedra donde se guarecían del ábrego los escasos visitantes del día, mientras devoraban sus bocadillos del almuerzo. En estas latitudes primero se almuerza, a media mañana, y luego se come como dios manda a mediodía, porque en otras las penurias o las modas han eliminado el almuerzo, y les da por confundir almuerzo con comida, y creen que en habiendo hecho una de ellas han cumplido con las dos. Y así nos va el pelo.
Pero comencemos por el principio. Tras dejar el coche caminamos por el carril superior que sale medio kilómetro antes de la casa forestal de Canalejas y nos adentramos en el hayedo, que abandonaríamos un poco antes del Barranco de Castilla para iniciar el camino de subida. El Barranco es el límite convencional histórico entre Castilla y Aragón. Aquí empezó la cuesta, primero por las hayas (habían nacido con las lluvias los primeros boletus) y luego por los pinos, que daban sombra a los helechos, los brezos , a las plantas de fresa silvestre (alguna había madurado) y al chordón o frambuesa del Moncayo.
La primera parada fue en el collado de Cagalobos (2.080 m), desde donde se ve al noreste la Peña Negrilla (2.118 m), para comenzar la última fase de la subida, hasta los 2.315 m que tiene la cima del Monte San Miguel. Esta parte se hace por caminos que se adivinan a través de los pedregales gracias a los mojones que algún alma caritativa ha colocado de tanto en tanto: a pesar de la dureza (36% de pendiente media) y del viento, la última etapa de la ascensión no duró más de 35 minutos.
Paramos poco en la cima, por causa del molesto viento, y nos dirigimos hacia el sureste, para coronar el Cerro San Juan, donde se acabarían las subidas y comenzaría un suave descenso. Lo que subimos en menos de 8 km lo bajaríamos en casi 19.
Así que, acabadas las dificultades, nos dedicamos a ver el paisaje. A la izquierda la provincia de Zaragoza, que baja casi 2000 m hasta la depresión del Ebro, y a la izquierda la provincia de Soria, cuyas altiplanicies pueden alcanzarse bajando solo 1.000 m (esto explica la diferencia de clima, y el aire tan molesto sobre nuestra ruta). En el collado Bellido, que tiene vistas muy hermosas, nos desviamos a la izquierda para seguir un bonito camino entre pinos que, pasando por el antiguo circo glaciar nos llevaría al Santuario de la Virgen del Moncayo.
Luego tomamos la pista de tierra, por donde suben al Santuario los coches, durante más de un km y nos desviamos para volver al camino del Barranco de Castilla. Este camino, con hayas en ambos lados, es más que agradable, y además las nubes impedían que el sol hiciera de las suyas en nuestos ánimos cansados.
Al llegar al coche, como era hora de comer, que almorzar ya habíamos almorzado hace rato, nos decidimos por acercarnos al restaurante que hay en el paraje denominado Agramonte, como el torrente que lo cruza. Mis compañeros no perdonaron unas buenas judías blancas con chorizo y oreja, con el conque de reponer fuerzas tras la caminata. En la foto queda constancia de que más que un plato lo que les pusieron fue casi una perola, pero juro que no dejaron ni las pieles del chorizo. Seguro que si el plato de barro hubiera sido comestible también habría acabado en sus estómagos.
En fin, la ruta es dura pero merece la pena porque es una de las más bonitas del Moncayo. Es bueno llevar agua y comida, y no solo para celebrar el momento en que se corona el pico más alto del Sistema Ibérico. Los que no quieran tanta aventura que se lleguen al Santuario e inicien la escalada desde allí, porque esa ruta sí es apta para todos los públicos (el track, que no coincide en nada con este ni en dureza ni en tiempo empleado, puede encontrarse en wikiloc, aunque además está muy bien señalizado).

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