Montalt

La excursión de hoy, la inicio al poco de entrar en el cami de Malfa, allí busco un espacio para aparcar el vehículo, este camino nace en la carretera T-311 pk 39, que viene de Pratdip, día cerrado y frio, pues una niebla baja y espesa, deja el paisaje helado, bien abrigado y con un bastón empiezo a andar pista arriba, un todoterreno me sobrepasa , saludo reglamentario y continuo mi andadura ahora sobre cemento, pero solo unos pocos metros, en el coll de Malfla giro a la derecha y paso bajo aerogeneradores fantasmas que se ven entre la niebla, solo el zumbido de la aspas les delata, en el collado de Montalt, una senda asciende entre rocas hacia mi objetivo el Montalt, sigo unas marcas de tinta azul, me encuentro con un rebaño de cabras y dos grandes perros pastor del pirineo, salen a mi encuentro para saludarme, se ganan mis caricias, el pastor sentado en unas rocas les llama, cruzamos unas palabras y prosigo mi camino, las cabras curiosas se van apartando a mi paso, ahora lento, estoy en su territorio, no me interesa asustarlas, tomo unos videos, y cruzo una zona de rascler con grandes grietas, hay que tener cuidado una amiga metió el pie en un agujero y esta con rotura de peroné, son grietas peligrosas y profundas, arriba veo en vértice geodésico del Montcalt, me enfilo por una pequeña pared y soy testigo de un grandioso espectáculo que forman las nubes de la niebla que deje metros más abajo, parece un campo de hielo, un mar blanco sedoso y tranquilo, las cimas emergen como islotes verdes, y el sol con sus rayos de atardecer dan un tono cálido a toda esta maravillosas estampa, me siento como en el paraíso, dueño de una utopía, estoy en la cima sur me tengo que trasladar a la norte que es el cim de la Feec, lo asciendo después de cruzar una larga pala de maleza y bordeando el dado rocoso, al dar toda la vuelta me encuentro subiendo cerca del abismo, extremo mi seguridad sin dar paso en falso, en esta cima el espectáculo es mayor pues el tono anaranjado del sol en las tardes de invierno se acentúa, espectáculo irreal, que solo unos pocos, los amantes de las montañas, podemos disfrutar, con las fuerzas justas , es mi segunda ascensión del día, desciendo la pared vertical de la cima, esta vez, como ya lo conozco, me alejo del precipicio, las rodillas empiezan a molestar, y chino chano comienzo el retorno, cabizbajo, pensativo, y preguntándome si es real lo que he vivido.