165. Monte del Enebral: De Carazo al Cuerno de Gete a Peña Águila
near Carazo, Castilla y León (España)
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📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 58 (para Senderismo): Dificultad Media para una preparación física Media.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 500 metros (casi idéntico al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Hoy era el día…. Me asomo a la ventana…. “¡Pero doónde vaamos!”. No era una pregunta. Era una exclamación mezcla de asombro y desilusión; un chasco (para qué nos vamos a engañar).
Hoy era el día para disfrutar de vistas panorámicas de excelencia en aquella zona. Habíamos estado por allí cerca en la última ruta, recientemente (*). Y lo habíamos hecho con esa intención (‘las viiistas’), previendo un día claro y luminoso. Tal cual, el cielo nos sonrió.
En esa ocasión previa, sin embargo, fuimos inmersos en el bosque casi todo el tiempo. Panorámicas apenas hubo. Sí disfrutamos, en cambio, de primeros planos de gala: los troncos de los árboles rezumando vapor bajo la caricia de los (allí dentro de la fronda) exánimes rayos del sol.
Con todo, para hoy queríamos lo que se nos había hurtado entonces: horizontes de las sierras recortadas contra el nítido azul. El macizo de Carazo, a un tiro de piedra; las peñas de Cervera, al oeste; las sierras de Mencilla, de La Demanda burgalesa y la riojana, la de Neila y la de Urbión, de norte a este. Casi nada….
¿Y habría algún obstáculo que lo impidiera o menoscabara? El énfasis del “¡Pero a doónde vaamos!” lleva a sospechar que alguno podía haber. Veamos.
[La Anécdota ocupa siempre la sección final de nuestra crónica de las rutas. Hoy, excepcionalmente, dada su conexión directa con el Preámbulo, la ubicaré justo a continuación].
ANÉCDOTA
Para esa jornada, una agencia meteorológica (habitualmente ‘optimista’) había predicho sol radiante en la zona; otra agencia (la ‘oficial’) indicaba nieblas. Nosotros, obstinados, ‘a lo nuestro’: a filtrar ciegamente lo que nos conviniera; a confiar en lo que masajeara nuestros anhelos y planes. A por ‘las vistas’….
7:55 h a.m. (saliendo de casa). Recién comenzado el invierno, todavía era bien de noche. Eso no sería un problema: aún tardaríamos un buen rato en llegar al inicio de la ruta. Cero grados de temperatura. Una nimiedad. Pero había una niebla cerrada (‘con siete llaves’, parecía…). ¿Levantará? Si persistía, adiós a ‘las vistas’.
Ya en camino, la noche se iba, pero el día no llegaba. La luz (arriba) peleaba contra la oscuridad (abajo). Era un quiero y no puedo. Vagábamos en tierra de nadie. Conforme nos acercábamos al destino, la niebla parecía cada vez más densa. Los cero grados, impasibles.
Nos resonaba, machacón, el “!Pero a dónde vamos!”. Mordieron las dudas. Cualquier otro día, en pleno bosque, la niebla sería bienvenida. Crearía un entorno de irrealidad, de espiritualidad y misterio. Pero hoy no, por favor.
Mas, de pronto, casi entrando ya en el pueblo de Carazo (allí íbamos a empezar), cuando todo parecía perdido, la espesa niebla se desvaneció, dando paso a un azul deslumbrante. Parecía un milagro. Como recortada con tiralíneas. En cosa de 100 metros.
Cinco minutos después, colgándonos las mochilas, estábamos a 4 grados bajo cero; bajo el sol. Hasta allí, la niebla había producido un efecto invernadero. La temperatura fue luego subiendo levemente, hasta 6 grados positivos al final. Mejor, imposible (con guantes…).
La niebla, en cambio, permaneció como un inmenso mar de nubes en todas las zonas bajas durante horas; hasta más allá de mediodía. Deambulamos por encima, bordeando ese mar. Las sierras emergían sobre la niebla como buques varados. Un espectáculo.
Con predicciones contrapuestas, las dos agencias meteorológicas acertaron: Cuajada niebla abajo y sol esplendoroso arriba. Nosotros, encantados.
LA RUTA
Seguimos, básicamente el trazado de ‘Ledanias’ para esta ruta: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/carazo-cuerno-gete-pico-aguila-3282791 . Fue de gran ayuda (en algún punto creo que también hubo amparo divino) para culminar la aventura.
Sin esa guía habríamos tenido dificultades considerables en el último tercio (desde el km 8,6 al 9,6; y, muy especialmente, desde el 11,6 al 13,6). ⚠️He calificado la ruta como ‘Difícil’ teniendo en cuenta esos dos tramos. Ver debajo en Dificultades y Alternativa.
Comenzando en el pueblo de Carazo, tomamos un sendero de suave ascenso hasta el Monte del Enebral (km 2). Después el sendero se difumina a trechos en el suelo rocoso. Basta con ir próximos al borde de la escarpadura, en caso de duda.
Siguiendo ese trazado casi lineal, llegaremos al denominado Cuerno de Gete (km 4,7), en el extremo oriental. Desde arriba, inmensas panorámicas. Desde la punta del ‘cuerno’, nada especial de él mismo se aprecia. Llama más la atención desde abajo.
Retrocedemos casi 500 m y nos desviamos por la izquierda hacia Peña Águila. Topónimo éste bastante común por estas tierras. Águilas no vimos, pero buitres había en abundancia. Una agradable senda nos conducirá hacia esa cima (km 8,6).
Ese largo sendero, en parte por el interior del monte y en parte próximo a los acantilados, se presenta generalmente muy bien marcado. Sin embargo, en su parte final (desde el km 8,3 al 8,6) desaparece entre las irregulares y agujereadas rocas de lapiaz.
Desde la cima de Peña Águila, en el descenso con dirección norte, el suelo es muy agreste (mi tobillo aún se acuerda). No hay ningún indicio de senda hasta el km 9,6. En este punto comienza un camino que, en contraste, parece un regalo del cielo.
Por ese camino seguimos hasta el km 11,6. Dan ganas de continuar por él, pero nos alejaría (ver debajo, en Alternativas). En cambio, ahora nos introducimos de nuevo en bosque a través, Es difícil orientarse. Además, el suelo y la vegetación son bastante incómodos.
A trancas y barrancas, conseguimos llegar, primero, a unas tenadas abandonadas (km 12,6). Finalmente, accedemos a lo más alto y localizamos el punto de descenso (km 13). A partir de ahí, una empinada trocha ‘de cabras’ nos deposita en el valle (km 13,6), cerca de Carazo.
⚠️Dificultades:
(1) Los últimos 200 metros de ascenso hasta Peña Águila tienen cierta complicación por la inestabilidad e irregularidad del suelo. Esto se agrava en el descenso de aquella. Desde el km 8,6 y hasta que hallamos un camino en el km 9,6, iremos monte a través.
En realidad, esa parte podemos considerarla ‘gajes del oficio’. Además, con la guía, es posible superarla sin percances ni motivos de queja. ‘Esto es el monte’, y constituye un estímulo. Tampoco creo que haya alternativa para ella, que evite las molestias.
(2) En cambio, sí tiene mayor envergadura, y posibles consecuencias negativas, el tramo que va del km 11,6 al 12,9: en ascenso por el monte sin marca alguna, con terreno áspero y densidad arbustiva. Es muy fácil despistarse.
Tras culminar el ascenso en el km 13, hay una localización crítica: hay que identificar el punto exacto de inicio del paso para descender al otro lado. Es importante elegir el lugar preciso porque la pendiente es empinada y escabrosa. Luego basta con tener precaución hasta el km 13,5. Situado el sendero en zona de umbría, en invierno puede estar resbaladizo.
Alternativa:
Los tramos complicados (como acabo de indicar) se hallan en el regreso desde Peña Águila. El (1) tiene menor importancia. El (2) puede sustituirse por la siguiente alternativa:
En teoría, se puede continuar por el camino desde el km 11,6 hasta la carretera BU-910 (aprox. 1,3 km). Una vez allí, habría que seguir por ella hasta Carazo (aprox. 3,2 km). La comodidad aumenta respecto a la versión actual, y se disminuyen algunos riesgos y el desnivel. Incluye, además, un atractivo: el desfiladero del río Mataviejas.
Pero esta alternativa tiene dos inconvenientes. Uno, la longitud de la ruta se incrementaría en aprox. 1,5 km. Y, dos, más importante, habría que caminar por el asfalto 3,2 km. Nótese que la carretera es relativamente estrecha y revirada, sin arcén y no exenta de circulación.
DESTACADO
Hoy era el día para dejar que la mirada volase. No es muy elevado el Monte del Enebral (Peña Águila: 1.368 metros de altitud, según nuestro perfil de la ruta; gran parte del recorrido, entre 1.250 y 1.300 m). A pesar de ello, no hay obstáculos visuales próximos, aparte de la propia montaña de Carazo. Así que disponemos de amplias perspectivas en todas las direcciones. Merece, pues, la pena esperar a un día claro y luminoso para contemplarlas.
(1) Panorámicas Montañosas:
A lo largo de todo el trayecto desde el mirador del Monte del Enebral (nada más acceder a él) hasta el Cuerno de Gete, se nos abren inmensas panorámicas hacia el norte y noreste. Son las más impresionantes.
En primer término, y luego omnipresente a lo largo de toda la ruta, se yergue dominante el propio macizo de Carazo, con su doble joroba, el collado intermedio, y la concavidad que da cobijo al nacimiento del río Mataviejas.
A su derecha y por detrás flotaban sobre el mar de nubes las siluetas en sucesión, de izquierda a derecha, de las grandes sierras de Mencilla, La Demanda, Neila y Urbión; incluso queda un pequeño hueco para la más modesta de Peñalara.
Aunque menos imponentes, hacia el suroeste y el oeste, destacan las cumbres de las Peñas de Cervera y la retorcida alineación que continúa hasta el desfiladero de la Yecla.
(2) El Mar de Nubes:
Fue circunstancial, pero añadió aliciente a la ruta. El denso mar de nubes por debajo de los mil metros resaltaba las elevaciones montañosas, aunque velaba las zonas más bajas de la meseta.
De los numerosos pueblos cercanos, que de otro modo habrían sido visibles, sólo dos escaparon fuera de las alas de la niebla: Mamolar, en el sur, y el propio Carazo, en el norte.
Puestos a pedir, habría sido ideal tener la compañía del mar de nubes algunas horas y otras sin ella. A capricho. Pero no, allí se quedó toda la mañana, prácticamente inamovible.
Con su sosiego aerodinámico, los buitres parecían gozar, al igual que nosotros, de ese cielo por encima de los devaneos humanos, allá en el mundo de las cosas, bajo la niebla.
(3) El Monte del Enebral:
El así llamado Monte del Enebral está poblado, en realidad y mayormente, por sabinas. Nos encontramos, de hecho, en la amplia extensión de los Sabinares del Arlanza. También hay enebros.
Enebros y sabinas parecen, como mínimo, ‘primos’, por su semejanza. De hecho, ambos son del mismo género: juníperos. Cuando las sabinas son jóvenes, pueden confundirse con los enebros.
Hay, no obstante, unas cuantas diferencias entre las dos especies. Entre otras, la sabina tiene un verde oscuro y su copa es más redondeada, mientras que el verde del enebro es más brillante y con una copa más picuda.
En cualquier caso, a pesar de su aspecto leñoso y reseco, las múltiples formas (y deformidades) de las sabinas proporcionan variedad a un bosque relativamente uniforme. Aparte, los escarpes rocosos del perímetro del monte aportan gran contraste al entorno.
(4) Senderos y Caminos:
Por el interior del bosque hay dos tramos particularmente disfrutables:
Uno es el senderuelo (que diría ‘luis.itxina’) que se tiende desde poco después del Cuerno de Gete hasta casi Peña Águila. Estrecho y limpio. Curveado, a veces, a veces, rectilíneo. Parece cincelado con mimo; no sé si el de las botas de los caminantes. Como de cuento.
Otro tramo, tras superar el terreno escabroso en torno a Peña Águila, lo constituye el cómodo camino de descenso hacia la depresión o cuenca interior del monte, en dirección norte. La amplitud de perspectivas que ofrece es realmente magnífica:
La hondonada hacia donde vamos desmontando apaciblemente, con la mole de Carazo alzándose de frente, y el desfiladero del río Mataviejas hacia nuestra izquierda, configuran una estampa euforizante. Son dos kilómetros plenos de disfrute, con visión en cámara lenta.
Y todo ello en total soledad.
RUTAS CERCANAS
(*) https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-pinilla-de-los-barruecos-y-mamolar-122305984
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-cabezon-de-la-sierra-a-pena-el-gato-118316118
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-hacinas-a-la-necropolis-de-saelices-83450188
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-carazo-desde-contreras-96793996
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-cervera-desde-barriosuso-93698749
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/senda-del-sabinar-del-arlanza-90986609
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 58 (para Senderismo): Dificultad Media para una preparación física Media.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 500 metros (casi idéntico al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Hoy era el día…. Me asomo a la ventana…. “¡Pero doónde vaamos!”. No era una pregunta. Era una exclamación mezcla de asombro y desilusión; un chasco (para qué nos vamos a engañar).
Hoy era el día para disfrutar de vistas panorámicas de excelencia en aquella zona. Habíamos estado por allí cerca en la última ruta, recientemente (*). Y lo habíamos hecho con esa intención (‘las viiistas’), previendo un día claro y luminoso. Tal cual, el cielo nos sonrió.
En esa ocasión previa, sin embargo, fuimos inmersos en el bosque casi todo el tiempo. Panorámicas apenas hubo. Sí disfrutamos, en cambio, de primeros planos de gala: los troncos de los árboles rezumando vapor bajo la caricia de los (allí dentro de la fronda) exánimes rayos del sol.
Con todo, para hoy queríamos lo que se nos había hurtado entonces: horizontes de las sierras recortadas contra el nítido azul. El macizo de Carazo, a un tiro de piedra; las peñas de Cervera, al oeste; las sierras de Mencilla, de La Demanda burgalesa y la riojana, la de Neila y la de Urbión, de norte a este. Casi nada….
¿Y habría algún obstáculo que lo impidiera o menoscabara? El énfasis del “¡Pero a doónde vaamos!” lleva a sospechar que alguno podía haber. Veamos.
[La Anécdota ocupa siempre la sección final de nuestra crónica de las rutas. Hoy, excepcionalmente, dada su conexión directa con el Preámbulo, la ubicaré justo a continuación].
ANÉCDOTA
Para esa jornada, una agencia meteorológica (habitualmente ‘optimista’) había predicho sol radiante en la zona; otra agencia (la ‘oficial’) indicaba nieblas. Nosotros, obstinados, ‘a lo nuestro’: a filtrar ciegamente lo que nos conviniera; a confiar en lo que masajeara nuestros anhelos y planes. A por ‘las vistas’….
7:55 h a.m. (saliendo de casa). Recién comenzado el invierno, todavía era bien de noche. Eso no sería un problema: aún tardaríamos un buen rato en llegar al inicio de la ruta. Cero grados de temperatura. Una nimiedad. Pero había una niebla cerrada (‘con siete llaves’, parecía…). ¿Levantará? Si persistía, adiós a ‘las vistas’.
Ya en camino, la noche se iba, pero el día no llegaba. La luz (arriba) peleaba contra la oscuridad (abajo). Era un quiero y no puedo. Vagábamos en tierra de nadie. Conforme nos acercábamos al destino, la niebla parecía cada vez más densa. Los cero grados, impasibles.
Nos resonaba, machacón, el “!Pero a dónde vamos!”. Mordieron las dudas. Cualquier otro día, en pleno bosque, la niebla sería bienvenida. Crearía un entorno de irrealidad, de espiritualidad y misterio. Pero hoy no, por favor.
Mas, de pronto, casi entrando ya en el pueblo de Carazo (allí íbamos a empezar), cuando todo parecía perdido, la espesa niebla se desvaneció, dando paso a un azul deslumbrante. Parecía un milagro. Como recortada con tiralíneas. En cosa de 100 metros.
Cinco minutos después, colgándonos las mochilas, estábamos a 4 grados bajo cero; bajo el sol. Hasta allí, la niebla había producido un efecto invernadero. La temperatura fue luego subiendo levemente, hasta 6 grados positivos al final. Mejor, imposible (con guantes…).
La niebla, en cambio, permaneció como un inmenso mar de nubes en todas las zonas bajas durante horas; hasta más allá de mediodía. Deambulamos por encima, bordeando ese mar. Las sierras emergían sobre la niebla como buques varados. Un espectáculo.
Con predicciones contrapuestas, las dos agencias meteorológicas acertaron: Cuajada niebla abajo y sol esplendoroso arriba. Nosotros, encantados.
LA RUTA
Seguimos, básicamente el trazado de ‘Ledanias’ para esta ruta: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/carazo-cuerno-gete-pico-aguila-3282791 . Fue de gran ayuda (en algún punto creo que también hubo amparo divino) para culminar la aventura.
Sin esa guía habríamos tenido dificultades considerables en el último tercio (desde el km 8,6 al 9,6; y, muy especialmente, desde el 11,6 al 13,6). ⚠️He calificado la ruta como ‘Difícil’ teniendo en cuenta esos dos tramos. Ver debajo en Dificultades y Alternativa.
Comenzando en el pueblo de Carazo, tomamos un sendero de suave ascenso hasta el Monte del Enebral (km 2). Después el sendero se difumina a trechos en el suelo rocoso. Basta con ir próximos al borde de la escarpadura, en caso de duda.
Siguiendo ese trazado casi lineal, llegaremos al denominado Cuerno de Gete (km 4,7), en el extremo oriental. Desde arriba, inmensas panorámicas. Desde la punta del ‘cuerno’, nada especial de él mismo se aprecia. Llama más la atención desde abajo.
Retrocedemos casi 500 m y nos desviamos por la izquierda hacia Peña Águila. Topónimo éste bastante común por estas tierras. Águilas no vimos, pero buitres había en abundancia. Una agradable senda nos conducirá hacia esa cima (km 8,6).
Ese largo sendero, en parte por el interior del monte y en parte próximo a los acantilados, se presenta generalmente muy bien marcado. Sin embargo, en su parte final (desde el km 8,3 al 8,6) desaparece entre las irregulares y agujereadas rocas de lapiaz.
Desde la cima de Peña Águila, en el descenso con dirección norte, el suelo es muy agreste (mi tobillo aún se acuerda). No hay ningún indicio de senda hasta el km 9,6. En este punto comienza un camino que, en contraste, parece un regalo del cielo.
Por ese camino seguimos hasta el km 11,6. Dan ganas de continuar por él, pero nos alejaría (ver debajo, en Alternativas). En cambio, ahora nos introducimos de nuevo en bosque a través, Es difícil orientarse. Además, el suelo y la vegetación son bastante incómodos.
A trancas y barrancas, conseguimos llegar, primero, a unas tenadas abandonadas (km 12,6). Finalmente, accedemos a lo más alto y localizamos el punto de descenso (km 13). A partir de ahí, una empinada trocha ‘de cabras’ nos deposita en el valle (km 13,6), cerca de Carazo.
⚠️Dificultades:
(1) Los últimos 200 metros de ascenso hasta Peña Águila tienen cierta complicación por la inestabilidad e irregularidad del suelo. Esto se agrava en el descenso de aquella. Desde el km 8,6 y hasta que hallamos un camino en el km 9,6, iremos monte a través.
En realidad, esa parte podemos considerarla ‘gajes del oficio’. Además, con la guía, es posible superarla sin percances ni motivos de queja. ‘Esto es el monte’, y constituye un estímulo. Tampoco creo que haya alternativa para ella, que evite las molestias.
(2) En cambio, sí tiene mayor envergadura, y posibles consecuencias negativas, el tramo que va del km 11,6 al 12,9: en ascenso por el monte sin marca alguna, con terreno áspero y densidad arbustiva. Es muy fácil despistarse.
Tras culminar el ascenso en el km 13, hay una localización crítica: hay que identificar el punto exacto de inicio del paso para descender al otro lado. Es importante elegir el lugar preciso porque la pendiente es empinada y escabrosa. Luego basta con tener precaución hasta el km 13,5. Situado el sendero en zona de umbría, en invierno puede estar resbaladizo.
Alternativa:
Los tramos complicados (como acabo de indicar) se hallan en el regreso desde Peña Águila. El (1) tiene menor importancia. El (2) puede sustituirse por la siguiente alternativa:
En teoría, se puede continuar por el camino desde el km 11,6 hasta la carretera BU-910 (aprox. 1,3 km). Una vez allí, habría que seguir por ella hasta Carazo (aprox. 3,2 km). La comodidad aumenta respecto a la versión actual, y se disminuyen algunos riesgos y el desnivel. Incluye, además, un atractivo: el desfiladero del río Mataviejas.
Pero esta alternativa tiene dos inconvenientes. Uno, la longitud de la ruta se incrementaría en aprox. 1,5 km. Y, dos, más importante, habría que caminar por el asfalto 3,2 km. Nótese que la carretera es relativamente estrecha y revirada, sin arcén y no exenta de circulación.
DESTACADO
Hoy era el día para dejar que la mirada volase. No es muy elevado el Monte del Enebral (Peña Águila: 1.368 metros de altitud, según nuestro perfil de la ruta; gran parte del recorrido, entre 1.250 y 1.300 m). A pesar de ello, no hay obstáculos visuales próximos, aparte de la propia montaña de Carazo. Así que disponemos de amplias perspectivas en todas las direcciones. Merece, pues, la pena esperar a un día claro y luminoso para contemplarlas.
(1) Panorámicas Montañosas:
A lo largo de todo el trayecto desde el mirador del Monte del Enebral (nada más acceder a él) hasta el Cuerno de Gete, se nos abren inmensas panorámicas hacia el norte y noreste. Son las más impresionantes.
En primer término, y luego omnipresente a lo largo de toda la ruta, se yergue dominante el propio macizo de Carazo, con su doble joroba, el collado intermedio, y la concavidad que da cobijo al nacimiento del río Mataviejas.
A su derecha y por detrás flotaban sobre el mar de nubes las siluetas en sucesión, de izquierda a derecha, de las grandes sierras de Mencilla, La Demanda, Neila y Urbión; incluso queda un pequeño hueco para la más modesta de Peñalara.
Aunque menos imponentes, hacia el suroeste y el oeste, destacan las cumbres de las Peñas de Cervera y la retorcida alineación que continúa hasta el desfiladero de la Yecla.
(2) El Mar de Nubes:
Fue circunstancial, pero añadió aliciente a la ruta. El denso mar de nubes por debajo de los mil metros resaltaba las elevaciones montañosas, aunque velaba las zonas más bajas de la meseta.
De los numerosos pueblos cercanos, que de otro modo habrían sido visibles, sólo dos escaparon fuera de las alas de la niebla: Mamolar, en el sur, y el propio Carazo, en el norte.
Puestos a pedir, habría sido ideal tener la compañía del mar de nubes algunas horas y otras sin ella. A capricho. Pero no, allí se quedó toda la mañana, prácticamente inamovible.
Con su sosiego aerodinámico, los buitres parecían gozar, al igual que nosotros, de ese cielo por encima de los devaneos humanos, allá en el mundo de las cosas, bajo la niebla.
(3) El Monte del Enebral:
El así llamado Monte del Enebral está poblado, en realidad y mayormente, por sabinas. Nos encontramos, de hecho, en la amplia extensión de los Sabinares del Arlanza. También hay enebros.
Enebros y sabinas parecen, como mínimo, ‘primos’, por su semejanza. De hecho, ambos son del mismo género: juníperos. Cuando las sabinas son jóvenes, pueden confundirse con los enebros.
Hay, no obstante, unas cuantas diferencias entre las dos especies. Entre otras, la sabina tiene un verde oscuro y su copa es más redondeada, mientras que el verde del enebro es más brillante y con una copa más picuda.
En cualquier caso, a pesar de su aspecto leñoso y reseco, las múltiples formas (y deformidades) de las sabinas proporcionan variedad a un bosque relativamente uniforme. Aparte, los escarpes rocosos del perímetro del monte aportan gran contraste al entorno.
(4) Senderos y Caminos:
Por el interior del bosque hay dos tramos particularmente disfrutables:
Uno es el senderuelo (que diría ‘luis.itxina’) que se tiende desde poco después del Cuerno de Gete hasta casi Peña Águila. Estrecho y limpio. Curveado, a veces, a veces, rectilíneo. Parece cincelado con mimo; no sé si el de las botas de los caminantes. Como de cuento.
Otro tramo, tras superar el terreno escabroso en torno a Peña Águila, lo constituye el cómodo camino de descenso hacia la depresión o cuenca interior del monte, en dirección norte. La amplitud de perspectivas que ofrece es realmente magnífica:
La hondonada hacia donde vamos desmontando apaciblemente, con la mole de Carazo alzándose de frente, y el desfiladero del río Mataviejas hacia nuestra izquierda, configuran una estampa euforizante. Son dos kilómetros plenos de disfrute, con visión en cámara lenta.
Y todo ello en total soledad.
RUTAS CERCANAS
(*) https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-pinilla-de-los-barruecos-y-mamolar-122305984
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-cabezon-de-la-sierra-a-pena-el-gato-118316118
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-hacinas-a-la-necropolis-de-saelices-83450188
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sierra-de-carazo-desde-contreras-96793996
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-cervera-desde-barriosuso-93698749
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/senda-del-sabinar-del-arlanza-90986609
Waypoints
Panorama
4,206 ft
7
Comments (2)
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Preciosas fotos con niebla y oportunas puntualizaciones de la ruta. Sólo una explicación: en esta zona de Burgos a las sabinas (Juniperus thurifera) les llaman enebros, y a los enebros (Juniperus communis) les llaman esquenos. Por eso le llaman el Enebral porque para ellos son enebros (sabinas en los libros)
Gracias, Ledanias, por tu guía (una vez más...) y tu comentario.
Sí, lo de las sabinas/enebros lo había oído, aunque, para no liarme (ni liar a otros), me he ido por lo académico (lo que dicen los libros). Aparte, visualmente, tienen apariencia distinta.
Buena puntualización la tuya. Sirve para explicar por qué le dicen monte del Enebral a un monte de sabinas (además, en el Sabinar del Arlanza). Vamos, 'por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo' (como la peli). Sus razones tendrán.
Anoto lo de 'esquenos' (ahí me has metido el gol por la escuadra). Saludos.