MONTE HIJEDO. CIRCULAR

CONOCEMOS LAS MONTAÑAS DE CASTILLA Y LEÓN.
En esta ocasión ponemos nuestra mirada en el Monte Hijedo, provincia de Burgos. Al norte tenemos el gran embalse del río Ebro.
La ruta puede iniciarse desde varios lugares, nosotros lo hacemos desde el aparcamiento que tenemos en la carretera que va desde Bustidoño hasta Stª. Gadea de Alfoz. Aquí tenemos un panel indicativo de esta ruta y muy buenas vistas hacia el embalse mencionado.
Cruzamos la carretera y tomamos la pista que en dirección S nos conduce a la denominada Cabaña de Hijedo, conjunto de edificios de piedra conformados por una pequeña iglesia, un antiguo palacete y unas instalaciones para el ganado.
A partir de este lugar ya nos introducimos en un tupido bosque mixto donde sobresalen las hayas y los robles pero también podemos disfrutar de un número importante de tejos, acebos y abedules. La ruta está muy bien indicada.
Prácticamente todo el recorrido lo hacemos por el interior del bosque, ideal para los días de calor del verano. Nos podemos fijar en algunos árboles centenarios y en el sotobosque que varía en función del tipo de árbol que crezca en esa zona. Cruzaremos pequeños arroyuelos con sus aguas cristalinas que, a lo largo del tiempo, han formado pequeños barrancos donde se acumula mucha naturaleza muerta; el arroyo principal es el de Hijedo. No podemos olvidarnos del regalo que supone el canto permanente de los innumerables pajarillos que pueblan las ramas de los árboles del bosque. Sensacional.
En un momento del recorrido saldremos del bosque hacia unas praderas donde vacas y caballos pastan pacíficamente, algunos ocupando la pista con total tranquilidad. Ahora es el momento de disfrutar de los bonitos paredones de roca arenisca y de las formas caprichosas que los elementos de la naturaleza se han encargado de modelar con el paso del tiempo.
De nuevo en el bosque para seguir disfrutando. Nos vamos fijando en las bayas de los acebos, aún verdes, las ya anaranjadas de los serbales, los hayucos que cuelgan de las ramas de las hayas, las pequeñas bellotas de los robles, la blandura de la superficie de la corteza de los tejos... Todo un regalo para los sentidos.
Ya cerca del final del recorrido , un indicador nos conduce a un mirador. Sitio ideal para contemplar la inmensidad de este entorno boscoso muy bien cuidado, de momento. De nuevo nos acercamos a la Cabaña de Hijedo.
Ya solamente nos falta regresar al punto de partida por la misma pista, rodeados de matorrales en flor: brezos y aulagas. También de masas boscosas de robles, hayas y pinos silvestres de repoblación.
Itinerario muy recomendable para hacerlo en familia, con niños. No tiene ninguna dificultad técnica ni hay que salvar grandes altitudes y te permite gozar de pleno de la naturaleza.