Monte San Miguel: necrópolis S. Andrés; el Corralón; Castro S. Miguel; La Canaleja alta; Encinas de Federico. Desde Cigüenza

Ruta circular desde Cigüenza para recorrer el monte San Miguel.
La ruta la calificamos como moderada debido a la pequeña dificultad que entraña la sucia subida a la cima de San Miguel, que tiene punto geodésico en uno de los más antiguos castros cántabros de la comarca.

Si no se realiza esta acción se puede evaluar como ruta fácil.

Comenzamos el recorrido junto a la iglesia de San Lorenzo, en Cigüenza.
Una plazuela nos permite aparcar y comenzar nuestra andadura.

Tomamos una calle que sube hacia la vía verde y una vez que la cruzamos. Estamos en paralelo con las Heras de Cigüenza. Así hasta llegar a la parte más alta desde donde podemos divisar el bonito pueblo que fue en su día ayuntamiento de la Merindad de Castilla Vieja.

Continuamos y poco más adelante giramos a la izquierda para tomar el camino que nos va a conducir a la necrópolis de San Andrés.
Ahí encontramos unas tumbas antropomorfas orientadas de este a oeste y donde cabe resaltar los numerosos huecos de pequeño tamaño, dando a entender la alta mortalidad infantil.

Dejamos el prado que contiene este tesoro arqueológico y continuamos por el camino sentido Villalain a los pies del monte San Miguel.

El camino se encuentra perfectamente marcado y así llegamos a la parte baja del barranco de la Canaleja. Continuamos la senda y llegamos más adelante a la intersección de un camino muy lastroso y ascendente.
Tiene tramos de gran pendiente, pero el recorrido es corto. Entre Encinas vamos subiendo y cuando los giramos descubrimos el sinclinal de Villarcayo Tobalina. Cuando llegamos a la parte final en el bosque giramos a la izquierda y entramos entre Encinas para descubrir el corralón de Horna.
También se le denomina como la casa del pastor. Tan solo quedan en pie las paredes e impresiona el grosor de sus muros.

Está rodeado por terrazas de un terreno que ha sido invadido por el encinar.

Bajo esta edificación ruinosa descubrimos un tajo en el terreno.

Esto se debe al manantial que aquí existe y que se ha realizado para tener agua en su día, ya que los animales necesitaban abrevar.

Regresamos al claro del monte y nos ponemos justo a los pies de la zona de San Miguel.

Giramos a la derecha y junto a un muro de piedra que aparenta ser parte de un corral nos adentramos con algo de marruyeo entre las encinas para ganar la cima de este monte: San Miguel.