125. Montes de Oca desde Turrientes
near Turrientes, Castilla y León (España)
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Itinerary description
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 46 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 373 metros (superior al que estima Wikiloc).
Fue una decisión de última hora, el día anterior al caer la trasnochadora tarde. --“¿Dónde podemos ir mañana que no haga mucho calor?” (No era demasiado pedir…). --“¿Qué tal los Montes de Oca?”. “Aunque (el sol) caliente, iremos gran parte a cubierto, resguardados por la copiosa vegetación”. Chequeo en tres agencias meteorológicas: ‘Muy nublado hasta el final de la mañana’. ‘Temperatura no superior a los 25 grados’. --“Suena bien; decidido”.
--“¿Pero, a dónde en concreto, en esos montes?”. --“¿Por dónde no hemos estado aún?”. Buscando rutas, un poco al azar, y en una zona periférica, por el norte, apareció de pronto un nombre desconocido: el pueblo (casi despoblado; “¡vaya, interesante!”) de Turrientes. Al menos cinco usuarios de Wikiloc habían hecho una ruta muy similar entre esa localidad y el alto de La Pedraja. Densos bosques de hayas, encinas, robles, pinos, helechos, brezo multicolor…. “Ideal”.
--“Pero, oye, también hay aerogeneradores (no muchos) en la zona alta”. --“No importa; tú no mires hacia arriba; solo habrá nubes. Los árboles están más abajo”. Luego, resultó que, en realidad, apenas vimos a los gigantes blancos. Seguían ahí, inamovibles, y nuestra vista continuaba siendo aceptable. Pero escasamente percibíamos la base de su tronco, únicamente. Una novedad inesperada (y bienvenida) transformó la apariencia de las cosas; o, directamente, las hizo desaparecer….
Como indicaba, cinco rutas consultadas en Wikiloc hacen casi el mismo recorrido: las de ‘angelbur’, ‘calycanto’, ‘nieto76’, alfilodeloinfrungible’, y ‘angelolivares’. Como guía, elegimos una de ellas al albur. Así que, para no ser injusto con nadie, no cito ninguna en particular. Gracias a todos; también por sus descripciones. Nosotros hicimos una variación significativa al final, para mejor impregnarnos de ese bosque. Así, incrementamos algo la longitud (entre 1 y 2,5 km más que las otras) y el desnivel (20 m más que la media).
La ruta sale del recóndito Turrientes. Asciende suavemente hasta La Pedraja, donde converge sobre el Camino de Santiago. En la ida y en la vuelta atraviesa variados ecosistemas. Siempre por caminos o por pistas del parque eólico; desahogados y con fácil orientación. En el km 11,7 hicimos una extensión (1 km entre ida y vuelta). Por ella se puede continuar hasta Turrientes. Pero, tenía el bosque tanto encanto, y la ruta no había sido larga ni dura, que costaba dejarlo…. Así que volvimos sobre nuestros pasos para retomar el trazado previo.
La (bendita) soledad y tranquilidad que se respiran durante todo el recorrido son, paradójicamente, emocionantes. Sólo se ven interrumpidas al llegar al rincón memorial de la Guerra Civil en La Pedraja. Pero, aparte del sosiego mencionado, que rocía dulcemente el espíritu del caminante, la ruta presenta numerosos atractivos. Entre ellos, hubo uno muy especial que tuvimos la fortuna de disfrutar en esta singular ocasión. Lo dejaremos para comentar en último lugar (‘las estrellas siempre están al final’).
Primero, enseguida tendremos que cruzar el arroyo Valbuena. Estaba casi seco o con débiles regueros o tímidos charcos de agua. Posiblemente, en época de lluvias habrá que descalzarse o llevar calzado adecuado para vadearlo. Lo que más llama la atención ahora en él es su descarnado lecho de blancos y redondeados cantos rodados. Caminar a lo largo produce una sensación muy especial. Es como desplazarse por un pasadizo ceñido por apretada vegetación en sus orillas, a trechos abovedadas.
Segundo, poco después de cruzar el arroyo, hay un hayedo. ¡Ay, las hayas, y su piel suave, sedosa, jaspeada, atigrada…! De ellas destaca un ejemplar magnífico. ‘Centenaria’. Majestuosa. Según dicen, mide unos 16 metros de altura, con una copa de unos 20 metros (¿diámetro o circunferencia?; no lo aclaran) y 6 metros de perímetro en el tronco. No he leído nada sobre su edad real, pero tiene que haber sido espectadora silente de innumerables revueltas y trescolitas en el mundo. Pegando el oído, tendrá mucho que contar….
Tercero, a lo largo de todo el recorrido, nos sumergimos en un hábitat tras otro (hayas, robles, pinos, etc.; y coloridos mosaicos de brezo) en continuidad total, sin fronteras. Siempre por camino/pista despejados. Pero, si realmente quieres disfrutar de la espesura, de sus entrañas, en caso de que el entorno te pareciera monótono, sal del camino. Haz incursiones en la umbría y entre la diversidad arbórea. Podrás a menudo; no hay obstáculos (sólo vimos una alambrada que lo impidiera en algún tramo). Te sorprenderá; te encantará.
Cuarto, ya en la parte final de la ruta (km 11,7) nos desviamos por una estrecha pista de gravilla apisonada y suelo firme. Ésta no es como las de los cortafuegos, ni las de los parques eólicos, que te apartan, te ‘expulsan’ del bosque. Ésta se interna en él. Flanqueada por altos helechos. Es como si estuvieras en la médula de la floresta; porque lo estás. Realmente, parece una pasarela de terciopelo rodeada de un espectáculo natural. Tanto, que la rehicimos (ahora subiendo) hasta retomar otro camino de regreso.
Y, finalmente, la estrella, la invitada especial en esta ocasión: la niebla. Siendo todo lo demás muy disfrutable, la niebla se convirtió en protagonista durante 7 km (del 2 al 9). El camino y el bosque se volvían etéreos, mágicos, entre los grumos y las hilachas de niebla; cual fantasmas deslizándose ante nuestros ojos. De la presencia de los aerogeneradores nos enteramos por su sonido (sordo: ooOOfff, ooOOfff…; sibilante: yiiiiijj, yiiiiijj…; o renqueante: claaAk, claaAk…). De la niebla, los pinos extraían finas gotas de agua en el extremo de sus hojas filamentosas; el viento las hacía caer a tu paso….
En verdad, ¡im-pre-sion-ante! Una excursión sencilla puede convertirse en una maravilla.
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/montes-de-oca-desde-villafranca-sureste-108632579
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alrededor-del-embalse-de-alba-97019476
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/montes-de-oca-desde-alarcia-97533981
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/garganchon-monte-del-lobo-y-valle-del-urbion-84031650
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 46 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 373 metros (superior al que estima Wikiloc).
Fue una decisión de última hora, el día anterior al caer la trasnochadora tarde. --“¿Dónde podemos ir mañana que no haga mucho calor?” (No era demasiado pedir…). --“¿Qué tal los Montes de Oca?”. “Aunque (el sol) caliente, iremos gran parte a cubierto, resguardados por la copiosa vegetación”. Chequeo en tres agencias meteorológicas: ‘Muy nublado hasta el final de la mañana’. ‘Temperatura no superior a los 25 grados’. --“Suena bien; decidido”.
--“¿Pero, a dónde en concreto, en esos montes?”. --“¿Por dónde no hemos estado aún?”. Buscando rutas, un poco al azar, y en una zona periférica, por el norte, apareció de pronto un nombre desconocido: el pueblo (casi despoblado; “¡vaya, interesante!”) de Turrientes. Al menos cinco usuarios de Wikiloc habían hecho una ruta muy similar entre esa localidad y el alto de La Pedraja. Densos bosques de hayas, encinas, robles, pinos, helechos, brezo multicolor…. “Ideal”.
--“Pero, oye, también hay aerogeneradores (no muchos) en la zona alta”. --“No importa; tú no mires hacia arriba; solo habrá nubes. Los árboles están más abajo”. Luego, resultó que, en realidad, apenas vimos a los gigantes blancos. Seguían ahí, inamovibles, y nuestra vista continuaba siendo aceptable. Pero escasamente percibíamos la base de su tronco, únicamente. Una novedad inesperada (y bienvenida) transformó la apariencia de las cosas; o, directamente, las hizo desaparecer….
Como indicaba, cinco rutas consultadas en Wikiloc hacen casi el mismo recorrido: las de ‘angelbur’, ‘calycanto’, ‘nieto76’, alfilodeloinfrungible’, y ‘angelolivares’. Como guía, elegimos una de ellas al albur. Así que, para no ser injusto con nadie, no cito ninguna en particular. Gracias a todos; también por sus descripciones. Nosotros hicimos una variación significativa al final, para mejor impregnarnos de ese bosque. Así, incrementamos algo la longitud (entre 1 y 2,5 km más que las otras) y el desnivel (20 m más que la media).
La ruta sale del recóndito Turrientes. Asciende suavemente hasta La Pedraja, donde converge sobre el Camino de Santiago. En la ida y en la vuelta atraviesa variados ecosistemas. Siempre por caminos o por pistas del parque eólico; desahogados y con fácil orientación. En el km 11,7 hicimos una extensión (1 km entre ida y vuelta). Por ella se puede continuar hasta Turrientes. Pero, tenía el bosque tanto encanto, y la ruta no había sido larga ni dura, que costaba dejarlo…. Así que volvimos sobre nuestros pasos para retomar el trazado previo.
La (bendita) soledad y tranquilidad que se respiran durante todo el recorrido son, paradójicamente, emocionantes. Sólo se ven interrumpidas al llegar al rincón memorial de la Guerra Civil en La Pedraja. Pero, aparte del sosiego mencionado, que rocía dulcemente el espíritu del caminante, la ruta presenta numerosos atractivos. Entre ellos, hubo uno muy especial que tuvimos la fortuna de disfrutar en esta singular ocasión. Lo dejaremos para comentar en último lugar (‘las estrellas siempre están al final’).
Primero, enseguida tendremos que cruzar el arroyo Valbuena. Estaba casi seco o con débiles regueros o tímidos charcos de agua. Posiblemente, en época de lluvias habrá que descalzarse o llevar calzado adecuado para vadearlo. Lo que más llama la atención ahora en él es su descarnado lecho de blancos y redondeados cantos rodados. Caminar a lo largo produce una sensación muy especial. Es como desplazarse por un pasadizo ceñido por apretada vegetación en sus orillas, a trechos abovedadas.
Segundo, poco después de cruzar el arroyo, hay un hayedo. ¡Ay, las hayas, y su piel suave, sedosa, jaspeada, atigrada…! De ellas destaca un ejemplar magnífico. ‘Centenaria’. Majestuosa. Según dicen, mide unos 16 metros de altura, con una copa de unos 20 metros (¿diámetro o circunferencia?; no lo aclaran) y 6 metros de perímetro en el tronco. No he leído nada sobre su edad real, pero tiene que haber sido espectadora silente de innumerables revueltas y trescolitas en el mundo. Pegando el oído, tendrá mucho que contar….
Tercero, a lo largo de todo el recorrido, nos sumergimos en un hábitat tras otro (hayas, robles, pinos, etc.; y coloridos mosaicos de brezo) en continuidad total, sin fronteras. Siempre por camino/pista despejados. Pero, si realmente quieres disfrutar de la espesura, de sus entrañas, en caso de que el entorno te pareciera monótono, sal del camino. Haz incursiones en la umbría y entre la diversidad arbórea. Podrás a menudo; no hay obstáculos (sólo vimos una alambrada que lo impidiera en algún tramo). Te sorprenderá; te encantará.
Cuarto, ya en la parte final de la ruta (km 11,7) nos desviamos por una estrecha pista de gravilla apisonada y suelo firme. Ésta no es como las de los cortafuegos, ni las de los parques eólicos, que te apartan, te ‘expulsan’ del bosque. Ésta se interna en él. Flanqueada por altos helechos. Es como si estuvieras en la médula de la floresta; porque lo estás. Realmente, parece una pasarela de terciopelo rodeada de un espectáculo natural. Tanto, que la rehicimos (ahora subiendo) hasta retomar otro camino de regreso.
Y, finalmente, la estrella, la invitada especial en esta ocasión: la niebla. Siendo todo lo demás muy disfrutable, la niebla se convirtió en protagonista durante 7 km (del 2 al 9). El camino y el bosque se volvían etéreos, mágicos, entre los grumos y las hilachas de niebla; cual fantasmas deslizándose ante nuestros ojos. De la presencia de los aerogeneradores nos enteramos por su sonido (sordo: ooOOfff, ooOOfff…; sibilante: yiiiiijj, yiiiiijj…; o renqueante: claaAk, claaAk…). De la niebla, los pinos extraían finas gotas de agua en el extremo de sus hojas filamentosas; el viento las hacía caer a tu paso….
En verdad, ¡im-pre-sion-ante! Una excursión sencilla puede convertirse en una maravilla.
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/montes-de-oca-desde-villafranca-sureste-108632579
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alrededor-del-embalse-de-alba-97019476
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/montes-de-oca-desde-alarcia-97533981
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/garganchon-monte-del-lobo-y-valle-del-urbion-84031650
Waypoints
Comments (4)
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Mucho camino de zahorra.
Mucha camino de zahorra
Gracias, juanacg. Sí, tienes razón: el 40,7% del trayecto se hace por pistas del parque eólico (y con aerogeneradores cerca); entre los km 3,4 y 9,3. Pero, gracias a la niebla, no los vimos a unos ni a otros (🙂).
Bromas aparte, tal vez sin la zahorra habría estado aún mejor, pero no impidió apreciar la belleza del entorno. Además, uno se puede salir de ella e ir por el bosque en muchos tramos.
Un saludo.
Si lo hubiera sabido no la huese hecho, pero me gustó mucho es resto y me sorprendieron las fosas de la pedraja. Valió la pena con las vistas y el resto de la ruta. Gracias