Montihuero y Picón por el valle de la Fuenfría desde La Riera de Babia
near La Riera, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Amena y bellísima ruta circular que partiendo de La Riera de Babia nos lleva a través del valle del arroyo Fuenfría hasta el Picón (2082 m) y cresterío hasta el Pico Montihuero (2180 m), para volver pasando por la collada Salinas hasta el valle del arroyo Corralines y desde ahí a nuestro punto de partida.
Tenía yo unas ganas enormes de subir al Montihuero desde que hace dos años lo ví por primera vez, imponente, desde La laguna de Las Verdes y después desde Peña Chana.
Amaneció el día con una densísima niebla y los malos augurios que esta situación suele traer, pero como no iba a irme de vuelta tan de vacío, me encomendé a Ntra. Sra. de Carrasconte, patrona de Babia y Laciana, y cargué el macuto con los víveres y material de invierno que este tipo de ruta precisa. Aparqué al lado de una gran fuente de dónde sale una pista, que tras las desviaciones correspondientes no nos abandonará hasta la llegada al valle glaciar desde donde iniciaremos el ascenso. Pasamos por la Iglesia de San Esteban con mucha niebla, pero en nada mis plegarias fueron atendidas y como por arte de birlibirloque la niebla de desvaneció y una luz mañanera preciosa lo llenó todo. Este hecho dio lugar a que en menos de un km pudiera apreciar una de esas joyas del arte neoclásico español, probablemente del XX tardío, consistente en una portilla compuesta artísticamente por tres somieres, uno en vertical y dos en horizontal, lo que da fé del sentido de la composición del artista que lo creó en un alarde de buen gusto para respetar la inmensa belleza que lo rodea. Este ejemplo del buen hacer está rematado con un cierre contemporáneo, lo que viene siendo un cordal deshilachado de cerrar sacos. Encomendándome de nuevo a Nra. Sra. de Carrasconte para que esta ruta no fuera un museo de ese estilo,continué la marcha por un puente sobre el Corralines y por pista franca, y tras pasar un refugio de ganado y otra verja, pero ésta de características normales, nos adentramos en el Valle de la Fuenfría. Para ello tenemos que cruzar el arroyo que le da nombre, y que cuando pasé yo, a mediados de Abril, era un verdadero río. Seguimos por el camino que nos lleva hasta un refugio, abierto como es debido, y en aceptables condiciones, y no como los alrededores, llenos de cascotes y trozos de hormigón, supongo que de alguna construcción derribada, y que en cualquier caso no evita que podamos admirar el precioso circo en el que nos encontramos, y protegidos por La Crespa, La Malvosina, La Malvosa, y Peña Redonda, esta última con una guapísima aguja que, personas con más experiencia que yo, seguro que alcanzan con frecuencia, nos adentramos en la majada de La Fuenfría, dónde se acaba el paseo turístico y empieza lo duro. Mucha nieve, y de consistencia exasperadamente blanda, lo que aparte de dificultar la progresión, la hace más falsa, y por tanto, más peligrosa. Aquí se acaba el camino, y si lo hay, que es probable al menos hasta la Collada Salinas, nosotros no lo vemos, y en dirección Este enfilamos hacia ese collado; en un rato pasamos un enorme hito que dejamos a nuestra izquierda, y ya en nada vemos la dirección en que empezaremos a subir hacia el Picón, tras obligada parada para dar buena cuenta del plátano y los habituales frutos secos. Desde este gran hito o jito y hasta la cima del Picón hay 1600 m, con un desnivel de 400. He de reconocer que la subida, con el sorprendente calor que hacía y la consistencia de la nieve, se me hizo más dura de lo que pensaba. La dificultad termina al alcanzar la cresta a 2070 m de altitud, y desde aquí, donde la panorámica ya es abrumadora, en dos zancadas nos plantamos en el Picón, desde donde tenemos una buena apreciación del recorrido hecho, y del cordal que pasando por Peña Redonda nos llevaría hasta La Crespa. Un poco, o un mucho, de hidratación, y volviendo sobre nuestros pasos enfilamos el cordal hacia el Montihuero. Esta cresta es algo aérea, no recomendable para personas con vértigo, y no presenta ninguna dificultad excepto un pequeño paso donde hay que hacer una pequeña trepada (grado I) o bordearla por el Sur. Dada la cantidad de nieve blanda que había y la pendiente existente por el Sur decidí trepar, lo que se hace sin dificultad para gente habituada a ello, aunque el final de la misma es muy expuesto y habrá que mirar bien donde ponemos la bota. De aquí hasta la cima del Montihuero es un precioso paseo que termina en vértice geodésico marcado en la cumbre. Tengo entendido que antes había una cruz y una placa en memoria de una montañera fallecida hace unos años, pero que ya no están.La vista desde aquí es estratosférica; vemos Peña Congosto, La Calabazosa, Peña Solarco, Morronegro, macizo Ubiña,,,y si nos giramos al Sur hasta el Valdeiglesia y el prominente Catoute, En la cima me encontré una agradable montañera de Les Nenes de Gijón, mayor que yo, pero sin duda en mucha mejor forma física y con una afición inconmesurable, con la que estuve departiendo hasta que decidí iniciar el descenso, descenso que realicé hasta la collada Salinas pasando por Los Eros (¡bonito nombre!) a través de zonas de pedrera con algo de vegetación y que habrá que hacer con cuidado para no terminar con el culo en el suelo. Desde Los Eros miro a mi derecha y veo mi huella en la ascensión al Picón (cuyo waypoint me olvidé de poner), y me asombro de lo que hice!. En dicha collada, en vez de seguir hacia El Rastrillo, descendemos en dirección Este hasta enfilar el Valle de Corralines, y tras cruzar el arroyo que le da nombre, encontramos una pista que sin ninguna dificultad nos lleva de vuelta hasta la verja de Los Somieres, y de aquí hasta nuestro punto de partida, terminando una maravillosa ruta invernoprimaveral de alta montaña, y más feliz que una perdiz por la belleza de la ruta realizada y por una vez no haber encontrado ningún jardín de escobas o retama.
Tenía yo unas ganas enormes de subir al Montihuero desde que hace dos años lo ví por primera vez, imponente, desde La laguna de Las Verdes y después desde Peña Chana.
Amaneció el día con una densísima niebla y los malos augurios que esta situación suele traer, pero como no iba a irme de vuelta tan de vacío, me encomendé a Ntra. Sra. de Carrasconte, patrona de Babia y Laciana, y cargué el macuto con los víveres y material de invierno que este tipo de ruta precisa. Aparqué al lado de una gran fuente de dónde sale una pista, que tras las desviaciones correspondientes no nos abandonará hasta la llegada al valle glaciar desde donde iniciaremos el ascenso. Pasamos por la Iglesia de San Esteban con mucha niebla, pero en nada mis plegarias fueron atendidas y como por arte de birlibirloque la niebla de desvaneció y una luz mañanera preciosa lo llenó todo. Este hecho dio lugar a que en menos de un km pudiera apreciar una de esas joyas del arte neoclásico español, probablemente del XX tardío, consistente en una portilla compuesta artísticamente por tres somieres, uno en vertical y dos en horizontal, lo que da fé del sentido de la composición del artista que lo creó en un alarde de buen gusto para respetar la inmensa belleza que lo rodea. Este ejemplo del buen hacer está rematado con un cierre contemporáneo, lo que viene siendo un cordal deshilachado de cerrar sacos. Encomendándome de nuevo a Nra. Sra. de Carrasconte para que esta ruta no fuera un museo de ese estilo,continué la marcha por un puente sobre el Corralines y por pista franca, y tras pasar un refugio de ganado y otra verja, pero ésta de características normales, nos adentramos en el Valle de la Fuenfría. Para ello tenemos que cruzar el arroyo que le da nombre, y que cuando pasé yo, a mediados de Abril, era un verdadero río. Seguimos por el camino que nos lleva hasta un refugio, abierto como es debido, y en aceptables condiciones, y no como los alrededores, llenos de cascotes y trozos de hormigón, supongo que de alguna construcción derribada, y que en cualquier caso no evita que podamos admirar el precioso circo en el que nos encontramos, y protegidos por La Crespa, La Malvosina, La Malvosa, y Peña Redonda, esta última con una guapísima aguja que, personas con más experiencia que yo, seguro que alcanzan con frecuencia, nos adentramos en la majada de La Fuenfría, dónde se acaba el paseo turístico y empieza lo duro. Mucha nieve, y de consistencia exasperadamente blanda, lo que aparte de dificultar la progresión, la hace más falsa, y por tanto, más peligrosa. Aquí se acaba el camino, y si lo hay, que es probable al menos hasta la Collada Salinas, nosotros no lo vemos, y en dirección Este enfilamos hacia ese collado; en un rato pasamos un enorme hito que dejamos a nuestra izquierda, y ya en nada vemos la dirección en que empezaremos a subir hacia el Picón, tras obligada parada para dar buena cuenta del plátano y los habituales frutos secos. Desde este gran hito o jito y hasta la cima del Picón hay 1600 m, con un desnivel de 400. He de reconocer que la subida, con el sorprendente calor que hacía y la consistencia de la nieve, se me hizo más dura de lo que pensaba. La dificultad termina al alcanzar la cresta a 2070 m de altitud, y desde aquí, donde la panorámica ya es abrumadora, en dos zancadas nos plantamos en el Picón, desde donde tenemos una buena apreciación del recorrido hecho, y del cordal que pasando por Peña Redonda nos llevaría hasta La Crespa. Un poco, o un mucho, de hidratación, y volviendo sobre nuestros pasos enfilamos el cordal hacia el Montihuero. Esta cresta es algo aérea, no recomendable para personas con vértigo, y no presenta ninguna dificultad excepto un pequeño paso donde hay que hacer una pequeña trepada (grado I) o bordearla por el Sur. Dada la cantidad de nieve blanda que había y la pendiente existente por el Sur decidí trepar, lo que se hace sin dificultad para gente habituada a ello, aunque el final de la misma es muy expuesto y habrá que mirar bien donde ponemos la bota. De aquí hasta la cima del Montihuero es un precioso paseo que termina en vértice geodésico marcado en la cumbre. Tengo entendido que antes había una cruz y una placa en memoria de una montañera fallecida hace unos años, pero que ya no están.La vista desde aquí es estratosférica; vemos Peña Congosto, La Calabazosa, Peña Solarco, Morronegro, macizo Ubiña,,,y si nos giramos al Sur hasta el Valdeiglesia y el prominente Catoute, En la cima me encontré una agradable montañera de Les Nenes de Gijón, mayor que yo, pero sin duda en mucha mejor forma física y con una afición inconmesurable, con la que estuve departiendo hasta que decidí iniciar el descenso, descenso que realicé hasta la collada Salinas pasando por Los Eros (¡bonito nombre!) a través de zonas de pedrera con algo de vegetación y que habrá que hacer con cuidado para no terminar con el culo en el suelo. Desde Los Eros miro a mi derecha y veo mi huella en la ascensión al Picón (cuyo waypoint me olvidé de poner), y me asombro de lo que hice!. En dicha collada, en vez de seguir hacia El Rastrillo, descendemos en dirección Este hasta enfilar el Valle de Corralines, y tras cruzar el arroyo que le da nombre, encontramos una pista que sin ninguna dificultad nos lleva de vuelta hasta la verja de Los Somieres, y de aquí hasta nuestro punto de partida, terminando una maravillosa ruta invernoprimaveral de alta montaña, y más feliz que una perdiz por la belleza de la ruta realizada y por una vez no haber encontrado ningún jardín de escobas o retama.
Waypoints
Waypoint
6,785 ft
Espadaña
Summit
0 ft
Malvosa
Summit
6,732 ft
Malvosina
Summit
6,929 ft
Coloradas
Waypoint
4,977 ft
Vega Vieja
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