Montoro-Embalse del Arenoso
near Montoro, Andalucía (España)
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Itinerary description
Montoro, situado dentro del Parque Natural Sierra de Cardeña-Montoro, goza de una posición privilegiada sobre un bello meandro del Guadalquivir, el cual tiene una longitud de 5 kilómetros y está declarado Monumento Natural. A esta estratégica situación, con el control del río, le debe su ocupación desde la Antigüedad, por iberos turdetanos y quizás por los griegos, que la denominarían Aypora o Eipora, “veedor”, en referencia a las vistas de las que goza. Aunque su apogeo vendría en época romana, cuando pasó a llamarse Epora: a partir de la Segunda Guerra Púnica, por su alianza con Roma, ésta la convierte en ciudad federada (como Gades y Malaca); también acierta al alinearse con César en su enfrentamiento con Pompeyo. Con Augusto, se incluye en el trazado de la Vía Augusta (la calzada romana más larga de Hispania, 1500 kilómetros desde los Pirineos hasta Gades, y principal vía comercial de la Bética); muchos de sus tramos los siguen hoy la Nacional IV, la N-420 y 340 y la Autovía del Mediterráneo y por alguno pasa el GR-48 o Sendero de Sierra Morena. Incluso dispuso de ceca para acuñar su propia moneda en el siglo I d.C.
Pese a la importancia que alcanza con Roma, su nombre actual se debe a los godos, que se emplazan en un monte contiguo, Mon(te Go)thorum. Llegó a convertirse en ducado, unido a la Casa de Alba, con Felipe IV. Durante la Guerra de la Independencia permanecerá como el único punto de la retaguardia no ocupado por los franceses, mediante la estratagema de recibirlos amistosamente (y luego aniquilarlos cuando se podía).
El paseo por el pueblo comienza junto a la Plaza de Toros (destruida durante la Guerra Civil); aquí hay un panel que reseña la historia de la ciudad y sus principales monumentos. Subiremos por la calle Cervantes, hasta llegar al Callejón del Pilar, por donde bajamos a la N-420. Aquí se encuentra el Pilar Grande o de las Herrerías, fuente situada en una de las entradas principales de la villa (ante las desaparecidas puertas de la Torrecilla de la muralla medieval), usada para abrevar el ganado y para abastecimiento de las herrerías (una de las principales industrias antaño de Montoro, que le dan nombre a la calle). El muro sufrió un derrumbe en 2015, creándose un nuevo muro frontal con piedra molinaza. Ésta es arenisca roja, usada tradicionalmente en la comarca y que le da el tono rojizo a los principales monumentos.
Enfrente hay un mirador sobre el río, el Mirador del Imperio Romano, antiguamente de las Herrerías (se cambió el nombre por decisión plenaria del Consistorio, en homenaje a la institución centenaria -nacida en el siglo XVII- de la Semana Santa de Montoro, que todos los Jueves Santo procesionan por este punto -son más de 400 romanos). Desde aquí gozamos de bellas vistas del meandro del Guadalquivir, con el Puente de las Donadas a la izquierda y a la derecha, el Puente-pasarela de Madera y la Huerta de la Isla.
Subiendo por la calle Herrerías, llegamos a la bonita plaza del Charco, donde lo primero que capta la atención es la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (aunque su titular es San Juan de la Cruz, cuya estatua vemos en la hornacina de la portada), antiguo convento de los Carmelitas Descalzos y parroquia desde 1891 (más detalles de los monumentos del recorrido en los waypoints). También en esta plaza está el Museo Pintor Rodríguez Luna, en la antigua Ermita de San Jacinto.
Siguiendo por la calle Salazar, paso junto al Hospital Jesús Nazareno, fundado por el cardenal Salazar a finales del siglo XVII, donde destaca la bóveda de la iglesia y el patio (uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil de la provincia). Hoy es residencia de ancianos. Pasando por su parte trasera se llega a las Tercerías Catedralicias (siglo XVIII), donde se almacenaba aceite, vino y trigo procedente del pago de los diezmos (o Tercias) como tributo a la Corona, a la iglesia local y a la Catedral de Córdoba, hasta que se prohibió con la Desamortización de Mendizábal; luego fue cárcel, caballerizas, almacén de aperos e incluso carpintería, hasta que se le consideró edificio de interés social en 1987, albergando desde 2007 el Museo del Aceite y recuperando así su funcionalidad original. Hay que recordar que en Montoro se ha producido aceite de oliva desde la protohistoria, teniendo su auge en el siglo XVIII (cuando el olivar era más extenso de lo que es hoy día).
El siguiente punto de interés está en la plaza Jesús Nazareno, donde se encuentra la Iglesia de San Juan de Letrán (a la espalda de la plaza de España). Data de finales del medievo, aunque su portada es barroca, siendo hoy la sede del Archivo Histórico Municipal. Como curiosidad, el palacio de Letrán fue la residencia oficial del papado en Roma desde su cesión por Constantino hasta el traslado al Vaticano en el siglo XIV.
Enfilamos hacia la Plaza de España o Plaza Mayor, a la que se entra por el Arco de la Cárcel, entre el Ayuntamiento y las casas de la calle Salazar; la cárcel formaba parte del edificio consistorial (la inscripción “Philipe Tercero deste nombre Nuestro Señor mandó hazer esta carcel” recuerda su origen). Bajo el arco entra en la plaza la Madrugá del Viernes Santo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, procedente de San Juan de Letrán (donde se custodia), colocándose aquí la talla a las 3 de la madrugada y liberándose un preso (como en Málaga con Jesús el Rico), mientras tañen las campanas de San Bartolomé.
La Plaza de España es el corazón de la villa, centro del poder civil (Ayuntamiento, antiguo Palacio Ducal de los Alba, la construcción civil más importante montoreña), religioso, judicial (cárcel) y económico (Pósito, pescaderías, carnicerías, posada, peso del trigo y Alhóndiga), con casas señoriales en piedra molinera de entre las más bellas de la provincia. Ha permanecido prácticamente inalterada durante siglos (con la lógica desaparición del patibulo y la picota medieval). En su centro se alza la estatua de la Segadora, que representa a Ceres, diosa de la agricultura, en reconocimiento a la mujer campesina.
La Iglesia de San Bartolomé y Santiago preside la plaza. La ciudad fue conquistada por Fernando III el día de San Bartolomé, santo patrón y titular de la Iglesia mayor, aunque su construcción se inicia a fines del siglo XV, en la transición del Gótico al Renacimiento, para albergar al creciente número de fieles (hasta entonces se hacía misa en Santa Maria del Castillo). Está incluida en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
Abandonamos la plaza por la calle del Postigo, por la parte trasera de la Iglesia, donde hay un bonito altar con velas, el Altar del Postigo o del Cristo de Limpias, coronado por una cruz de piedra (el postigo antiguo estaba cerrado hasta el siglo XVIII, cuando se erigió el altar y se adecentó el lugar), frente al que actúa el Viernes de Dolores el Antiquísimo Coro de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con cantos polifónicos pregregorianos.
En la vecina plaza de la Mota se encuentra la Iglesia de Santa María de la Mota o del Castillo, erigida en el siglo XIII en el emplazamiento de un castillo anterior (es la construcción religiosa más antigua de Montoro) y que hoy es sede del Museo Arqueológico Municipal (alberga cerámica griega e íbera, una escultura de época de Trajano, la Thoracata militar, y la pieza más sobresaliente, la Estela de Guerrero, de época íbera).
Sigo luego por un entresijo de callejuelas escalonadas hasta llegar a la Iglesia de Santiago. Tiene su origen en un pequeño eremitorio de los caballeros de la Orden de Santiago, a cuyo cargo estaba la defensa de una puerta de la muralla en las inmediaciones. Aquí llegaron los franciscanos del Convento de San Francisco del Monte, creando la Cofradía de la Santa Vera Cruz, adonde venían los Jueves Santos las imágenes de los distintos templos y ermitas de Montoro, para procesionar (hoy sigue acogiendo los pasos de la Cofradía el Jueves Santo). Los daños que sufrió en la Guerra Civil la inhabilitaron para dar misa y hoy alberga el Museo de la Semana Santa. De la importancia de la Semana Santa de Montoro nos habla el que haya sido declarada en 1993 Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía.
Por la empinada calle Agua, llego al arranque del Puente de las Doncellas o de las Donadas. Este nombre hace referencia a la leyenda según la cual las montoreñas donaron sus joyas para su construcción: ésta se inició en 1498 bajo el reinado de los Reyes Católicos, pero para 1513 sólo se había construido el arco central, pues la población no quería vender las valiosas dehesas de alrededor para sufragar su coste (al que también contribuyeron localidades vecinas con sus impuestos, dada su importancia para conectar la sierra y la campiña, formando parte del camino de Madrid y Toledo a Ciudad Real). Tras recorrer sus 180 metros de largo, se llega al barrio de El Retamar, donde destaca la Ermita de Santa Ana, del siglo XVI, aunque restaurada tras la Guerra Civil (cuando se encontraba en Zona de Nadie). Se la conoce como la Capilla Sixtina de Montoro, por sus pinturas parietales y en el techo, en su interior. Se dice que debe su origen al ultimo deseo de una moribunda de peste, de encomendar su alma a la Santa (quizás a esa epidemia debe su localización apartada del núcleo urbano).
Nos salimos del casco urbano, para continuar por la Vereda de la Viñuela, SL-A 72, que recorre el meandro del río, donde había numerosas aceñas (molinos harineros) aprovechando el caudal de agua, e incluso batanes. El recorrido está indicado por postes y estaquillas de madera, pasando bajo el puente nuevo antes de conectar con la antigua carretera Montoro-Adamuz (hoy cortada por el embalse del Arenoso, por lo que apenas tiene tráfico) y por la que seguimos unos 500 metros; luego se deja por el camino de tierra que continúa de frente, hasta llegar al Descansadero de la Benigna. A partir de aquí, el camino se convierte en un bonito sendero, entre paredes de piedra que lo separan de los olivares a ambos lados; en algunos tramos el suelo empedrado nos recuerda que por aquí discurría la vía romana Epora-Solia, de carácter vecinal, que llegaba hasta El Valle de Los Pedroches, a Solia (en el término municipal de El Guijo), pasando por explotaciones mineras, desde donde el mineral de plomo y cobre viajaba a lomos de caballerías hasta el río Guadalquivir y por éste hasta Gades, desde donde finalmente se enviaba a Roma. Estaba construida con guijarros de tamaño medio-grande (“glarea strata”), con el tramo mejor conservado al otro lado del embalse, en el p.k. 9 de la carretera Montoro-Adamuz.
Al poco de divisar a la izquierda el Molino de la Atalayuela, se sale a un camino; a la izquierda va para el embalse, por la Loma del Barco, a donde me dirijo. Sus aguas cubren los Baños del arroyo Arenosillo, balneario fundado en el siglo XIX, que llegó a ser de referencia nacional, con estancias de “hombres” y de “mugeres “ (sic), con la leyenda en su fachada “BAÑOS DEL ARENOSILLO, MEJORADOS EN BENEFICIO DE LA HUMANIDAD DOLIENTE. AÑO 1838”.
Ya de vuelta, hago un alto para avituallamiento en las ruinas de la Casa de la Loma del Barco. Luego continúo por el mismo camino hasta llegar a la carretera Montoro-Adamuz, junto a la Casa de las Pesebreras. Por carretera hay unos 3 kilómetros hasta la bifurcación con la Vereda de la Viñuela. Un poco antes se pasa por la puerta de La Alcaparra, nombre con que se conoce la antigua almazara sita en esta finca, complejo industrial creado en 1960 por Diego Pérez Campanario a partir de un molino aceitero; contaba con naves, almacenes, un edificio de oficinas de seis plantas, extractora, refinería y envasadora, pabellones residenciales y su propia flota de transporte. Llegó a convertirse en la mayor factoría andaluza de su sector, produciendo los Aceites Campanario, de fama internacional. Pero, a la muerte de su fundador en 1972 y estando en pleno auge, inició su declive con sus herederos, hasta su cierre a principios de los años ochenta. Los edificios tienen un esqueleto de hormigón armado y cuerpos geométricos, de arquitectura racionalista.
De vuelta a Montoro, tras cruzar el puente, subo a la plaza de San Miguel por una calle de acusada pendiente. Luego sigo por la calle Santos Isasa (antiguamente de los Frailes), hasta llegar al Arco de Torremocha, que no es una puerta original de la muralla (aunque debía haber una salida próxima de la misma, ya que discurría por esta calle), sino que se abrió en el siglo XVIII a petición de un vecino de la calle; la muralla y torre desmochada (que da nombre al pasaje) están en una casa particular anexa a las paredes del arco, por cuyo interior desfila la noche del Miércoles Santo la Cofradía del Santísimo Cristo de las Penas.
Cruzo el pasaje y continúo a la derecha desembocando en la plaza del Charco nuevamente, muy animada a esta hora; ahora sigo por la calle del Santo hasta la de Cervantes, de vuelta; antes en la confluencia de estas dos calles me desvío un poco a la derecha para ver la Ermita de San Sebastián, en el barrio de La Enfermería (de hecho fue hospital de apestados en época de San Francisco Solano, en el siglo XVI).
Termino así esta ruta, de gran interés histórico-artístico y también paisajístico.
Waypoints
Iglesia del Carmen (siglo XVIII)
Estilo barroco. Fachada en piedra molinaza. Destaca su retablo con la talla del Cristo de Las Penas, o de La Salud, la más antigua de Montoro, y la de la Virgen de La Soledad (la talla femenina más antigua a su vez). Órgano de los hermanos Turriel, fabricantes del de la Catedral de Córdoba.
Las Tercias Catedralicias (Museo del Aceite)
Construida en piedra molinaza. Se puede leer en la portada la inscripción “Tercias del Ylustrísimo Cabildo de la Catedral de Córdoba. Año 1786”
Iglesia de San Bartolomé y Santiago (siglos XV-XVI)
A la derecha, Casa de los Palcos (antigua pescadería del siglo XVI), así llamada porque en sus balcones se acomodaban las familias señoriales para presenciar espectáculos, corridas de toros e incluso ejecuciones públicas.
Portada de la Iglesia de S. Bartolomé
Obra de los Hernán Ruíz (a Hernán Ruíz II se le atribuye la torre), de estilos gótico ojival y plateresco, retranqueada, con el cuerpo inferior adintelado y flanqueado por columnas adosadas y en los capiteles las esculturas de San Bartolomé (con un demonio encadenado) y Santiago; el superior consta de friso que soporta un arco de medio punto con decoración a modo de hojarasca, que enmarca una ventana adintelada flanqueada por sendos escudos de armas; sobre el arco, se esculpe la Virgen del Rosario, copatrona de Montoro.
Puente de las Doncellas o las Donadas
Construido en piedra molinaza, consta de cuatro arcos de medio punto
Ermita de Santa Ana
En forma de L, con doble pórtico de arcos apuntados sobre columnas. Espadaña con la campana de la desaparecida Ermita de San Miguel.
Comments (2)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Me ha encantado la descripción de la ruta, amena y pormenorizada, yo que soy montoreño de adopción la he encontrado ejemplarizante.
Enhorabuena Manu!!!
Yo también salgo a caminar por los alrededores y término municipal, aunque recorridos algo más cortos.
A ver si algún día nos vemos.
Yo soy... ancorlo@. Por si me quieres contactar.
Un saludo.
La valoracion de la ruta es excelente.
Gracias, Ancorlo, lo tendré en cuenta si vuelvo por la zona. Me encantó Montoro, sin duda de los pueblos cordobeses más bellos. Un saludo