Morrón de Santa María, Lancha del Cagadero, Las Correderas, Aguascebas del Paso del Cuco (Sierra de las Villas)
near Bardazoso, Andalucía (España)
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Itinerary description
De nuevo nos dejamos caer por la gran Sierra de las Cuatro Villas que tanto nos apasiona. Ésta vez lo hacemos por su sector noroccidental, quizá el más desconocido de ésta ya de por sí desconocida Sierra, que lejos aún de la presión y vorágine turística de sus hermanas Cazorla y Segura (nombres genéricos y muy conocidos que engloban a multitud de Sierras), mantiene un halo salvaje e indómito y de una gran belleza por descubrir.
Poder pasear por una deliciosa senda que serpentea entre un denso bosque alfombrado de verdes helechos mientras escuchas el susurro de la límpida y cristalina agua de un arroyo que de forma alegre busca a el Gran Río cuando éste está a punto de salir de las montañas que le dieron la vida y todo ello sin encontrarte absolutamente con nadie, es un lujo cada vez más raro de conseguir y que afortunadamente en algunos rincones de éstos “Bosques del Sur” aún podemos hallar. Y no es que tenga nada en contra de que los demás conozcan éstos parajes, de lo contrario no tendría sentido publicar las rutas que realizamos, pero si es verdad que a veces se agradece algo de soledad para conectar de forma íntima con la Naturaleza.
Pocas veces una ruta de 15 kilómetros puede ser tan completa. En éste recorrido cresteamos por lapiaz al borde de altos y vertiginosos cortados, recorremos densos bosques a través de viejos senderos de herradura , caminamos junto a las cristalinas aguas de un arroyo que se encajona en un precioso cañón, en el cual los viejos serranos trazaron de forma magistral un paso , ascendemos a una montaña desde la cual se obtienen unas panorámicas de ensueño y visitamos las ruinas y vestigios de una intensa y no muy lejana actividad humana en estas sierras.
La ruta comienza en el kilómetro 40 de la conocida como carretera transversal de la Sierra de las Villlas, cerca del collado del Ojuelo y junto a la fuente de la Tiná de Juan (Tiná del Ojuelo).
Caminamos unos metros por la carretera hacia el Suroeste para nada más pasar por el collado del Ojuelo toma la pista que sale a la derecha (pista que lleva a la Ermita de Jesús del Monte y a Villanueva del Arzobispo). Al principio caminamos hacia el Suroeste y cuando la pista gira bruscamente hacia el Norte nos salimos por un empinado vericueto señalizado con un hito de piedras al Oeste para atajar unos metros de pista.
Comenzamos a tener una espectaculares vistas del valle del Aguascebas Grande y de los picos más elevados de la Sierra de las Villas. La pista comienza a serpentear y en pocos metros a nuestra izquierda y por debajo queda la fuente de las Víboras en el Tranco Pelegrín. La fuente tiene abrevaderos de obra y unos metros por debajo quedan las ruinas del viejo cortijo Pelegrín.
Un poco más adelante y cuando la pista asciende a un pequeño collado sale a nuestra derecha un carril, el cual seguimos. El carril serpentea en fuerte ascenso hasta llegar a una amplia nava bajo el Morrón de Santa María. Ascendemos por sendero los pocos metros que nos separan de la caseta de vigilantes situada en la cima del Morrón de Santa María ,a 1.526 metros de altitud.
Las vistas desde esta formidable atalaya son espectaculares. Desde aquí divisamos gran parte de la Sierra de las Villas, del Valle de Guadalquivir, de la Loma, Sierra de Cazorla, Sierra Mágina....
Después de departir de forma amena un rato con el vigilante de incendios y darnos algunos consejos para emprender nuestra próxima empresa, descendemos de nuevo a la nava.
Ahora toca la parte más dificultosa del recorrido y también la más expuesta y peligrosa, el cresteo de la Lancha del Cagadero. Aunque no es excesivamente complicado, éste tramo es campo a través por un terreno muy rocoso de lapiaz, que a los menos acostumbrados a caminar por este tipo de terreno se les puede atravesar. De nosotros depende que queramos ir más al filo de los cortados o no. Evidentemente si lo hacemos por el filo ganamos en espectacularidad y en peligrosidad, pues sobra decir que una caída aquí puede resultar mortal.
El vigilante nos aconsejo ir por un vericueto de cabras que va un poco por debajo del filo de la lancha hasta llegar a la senda del Tranco de los Albardones. Después es mejor ir lo más al filo posible de la cresta para evitar la densa vegetación.
Caminamos hacia el Norte al principio por ese vericueto de cabras, pero de vez en cuando era inevitable asomarse a disfrutar de la vistas que se obtienen desde la cresta. De forma relativamente cómoda llegamos al sendero que atraviesa el Tranco de los Albardones, el cual seguimos unos metros a la derecha, hacia el Norte. Cuando el sendero comienza a descender por Cuesta Juliana al Cortijo de Terrones, nosotros nos salimos del mismo y ascendemos a la cresta por cuyo filo continuamos disfrutando de la visión de tan formidables y abismales cortados y de la Cañada de la Madera.
Nos encontramos con un descenso brusco a un pequeño collado, un paso entre colosales cortados, es el conocido como Cagadero de Don Vicente, en realidad una enorme muesca o mella entre tan colosales cortados. Se le conoce así al parecer por un terrateniente de Villanueva del Arzobispo (Don Vicente Vañó), que era dueño de buena parte de la Sierra y que al tener el hombre además grandes dimensiones corporales debería de tener complicada la empresa de encontrar un “cagadero” a su medida y debieron pensar los paisanos con sorna que ésta enorme mella pétrea si daba su talla.
Seguimos hacia el Norte y cometimos el error de no ascender y seguir cresteando, intentando seguir la curva de nivel. Nos complicamos la vida ,pues a lo pedregoso del terreno se le unió la densa vegetación y la muchísima cantidad de acículas de los pinos que hacían que el suelo fuera muy resbaladizo . Así que como nos aconsejo el vigilante , es mejor ir cerca del filo donde al menos no hay vegetación y vemos donde pisamos.
Llegamos a Puerto Moro, amplia nava donde tomamos lo que parece una antigua vereda que remonta una cañada hacia el Oeste para ascender a la mole de las Correderas. Llegamos al filo de un colosal balcón con unas increíbles vistas a los cortados que acabamos de recorrer, el collado de la Tobilla, Cortijo Caído, Roblehermoso, el Postre..., un mirador natural excepcional.
Seguimos hacia el Norte hasta que llegamos al vértice geodésico de Las Correderas (1.394 m). Las vistas desde aquí son también amplias y espectaculares.
Seguimos hacia el norte por la cresta de las Correderas hasta que llegamos a un collado y tomamos la senda que pasa por aquí y que en los mapas del IGN denominan camino del Tranco de las Correderas. La seguimos a la derecha, hacia el Este para después ir virando hacia el Sur. La senda la limpiaron hace pocos años y no hace mucho han pintado de forma profusa con marcas amarillas y blancas piedras y troncos de pinos, por lo que la perdida por ésta senda no es posible. La senda desciende de forma acusada hasta llegar cerca de las ruinas del cortijo del Chindo, teniendo que desviarse unos metros para visitarlas. Poco después se llega a la bonita fuente del Chindo con los originales tornajos de madera de pino para abrevaderos. A partir de aquí se asciende suavemente hasta llegar al collado del Chindo y nos damos cuenta de la encomiable labor de limpieza de ésta senda, pues pasamos por tramos donde las zarzas y bojes son muy densos y sin dicha limpieza sería imposible pasar por aquí. Enhorabuena a quien corresponda y ojala cundiera el ejemplo por todos los rincones de ésta serranía, ya que estos viejos caminos de herradura son auténticos tesoros etnográficos que no deberían perderse. Son la memoria viva de todas las personas que de ésta dura sierra hicieron su hogar y de la que sacaron su sustento con el sudor de su frente.
Descendemos de forma acusada por el barranco hacia el Sureste. Llegamos a una bifurcación de sendas en una nava y nosotros seguimos por la de la derecha, que sigue descendiendo junto al barranco, pasando a su orilla derecha ,para tras un bonito periplo por un bosque con el suelo tapizado de helechos llegar junto a la orilla del río Chillar, que al parecer en su tramo alto los serranos lo llamaban Aguascebas del Paso del Cuco.
Seguimos ahora por una precaria vereda que desciende junto al Chillar , hacia el Norte, para llegar a la cercana y caudalosa Fuente de los Nerpeños (Enerpeños), tras pasar por una pantaneta. Esta vereda tiene un paso expuesto, que no realmente peligroso, en una zona muy tendida y erosionada sobre el cauce del río.
Tras descansar, refrescarnos y reponer agua en ésta sensacional fuente, regresamos por el mismo lugar hasta la senda principal, que ahora remonta el Chillar por su orilla izquierda (la derecha en el sentido de nuestra marcha).Ahora la senda se torna muy ancha, es un carril. Pasamos sobre las ruinas del cortijo del Cuco y llegamos al increíble Paso del Cuco.
El Paso de Cuco, es como su nombre indica un paso, una manera ingeniosa de atravesar la cerrada , el cañón que forma el Chillar junto a los afluentes que justo en éste punto tributan sus aguas al mismo. Vadeamos el río y ascendemos por una de las paredes del cañón a través de un zigzag que traza la senda sostenida por altos muros de mampostería. Los serranos aprovecharon la repisa y la cueva que se forma la pared para crear el paso.
En lo alto de la pared a nuestra izquierda se abre otro cañón por donde se despeña el arroyo de Carrales hasta el Chillar formando dos cascadas. Vadeamos dicho arroyo entre ambas cascadas y al salir ya definitivamente de éste espectacular paso, de nuevo vadeamos el Chillar y salimos a una amplísima nava.
Ya el sendero no es tan evidente y hemos dejado de ver las marcas de pintura, pero siguiendo las muchas veredas de ganado que vemos por aquí, ascendemos de forma acusada hacia el Suroeste hasta llegar a las ruinas del Cortijo de Casporra, desde el que se observa un paisaje sensacional , la cuenca alta del Chillar, la cuerda del Torraso, el Puntal , Carrales, la Albarda...
Ahora seguimos casi llaneando por un terreno muy abierto hacia el Sur , Suroeste, para llegar a la fuente y Tiná de Juan, cerca del collado del Ojuelo , pasando antes por las ruinas del cortijo homónimo, poniendo punto y final a un recorrido inolvidable.
Poder pasear por una deliciosa senda que serpentea entre un denso bosque alfombrado de verdes helechos mientras escuchas el susurro de la límpida y cristalina agua de un arroyo que de forma alegre busca a el Gran Río cuando éste está a punto de salir de las montañas que le dieron la vida y todo ello sin encontrarte absolutamente con nadie, es un lujo cada vez más raro de conseguir y que afortunadamente en algunos rincones de éstos “Bosques del Sur” aún podemos hallar. Y no es que tenga nada en contra de que los demás conozcan éstos parajes, de lo contrario no tendría sentido publicar las rutas que realizamos, pero si es verdad que a veces se agradece algo de soledad para conectar de forma íntima con la Naturaleza.
Pocas veces una ruta de 15 kilómetros puede ser tan completa. En éste recorrido cresteamos por lapiaz al borde de altos y vertiginosos cortados, recorremos densos bosques a través de viejos senderos de herradura , caminamos junto a las cristalinas aguas de un arroyo que se encajona en un precioso cañón, en el cual los viejos serranos trazaron de forma magistral un paso , ascendemos a una montaña desde la cual se obtienen unas panorámicas de ensueño y visitamos las ruinas y vestigios de una intensa y no muy lejana actividad humana en estas sierras.
La ruta comienza en el kilómetro 40 de la conocida como carretera transversal de la Sierra de las Villlas, cerca del collado del Ojuelo y junto a la fuente de la Tiná de Juan (Tiná del Ojuelo).
Caminamos unos metros por la carretera hacia el Suroeste para nada más pasar por el collado del Ojuelo toma la pista que sale a la derecha (pista que lleva a la Ermita de Jesús del Monte y a Villanueva del Arzobispo). Al principio caminamos hacia el Suroeste y cuando la pista gira bruscamente hacia el Norte nos salimos por un empinado vericueto señalizado con un hito de piedras al Oeste para atajar unos metros de pista.
Comenzamos a tener una espectaculares vistas del valle del Aguascebas Grande y de los picos más elevados de la Sierra de las Villas. La pista comienza a serpentear y en pocos metros a nuestra izquierda y por debajo queda la fuente de las Víboras en el Tranco Pelegrín. La fuente tiene abrevaderos de obra y unos metros por debajo quedan las ruinas del viejo cortijo Pelegrín.
Un poco más adelante y cuando la pista asciende a un pequeño collado sale a nuestra derecha un carril, el cual seguimos. El carril serpentea en fuerte ascenso hasta llegar a una amplia nava bajo el Morrón de Santa María. Ascendemos por sendero los pocos metros que nos separan de la caseta de vigilantes situada en la cima del Morrón de Santa María ,a 1.526 metros de altitud.
Las vistas desde esta formidable atalaya son espectaculares. Desde aquí divisamos gran parte de la Sierra de las Villas, del Valle de Guadalquivir, de la Loma, Sierra de Cazorla, Sierra Mágina....
Después de departir de forma amena un rato con el vigilante de incendios y darnos algunos consejos para emprender nuestra próxima empresa, descendemos de nuevo a la nava.
Ahora toca la parte más dificultosa del recorrido y también la más expuesta y peligrosa, el cresteo de la Lancha del Cagadero. Aunque no es excesivamente complicado, éste tramo es campo a través por un terreno muy rocoso de lapiaz, que a los menos acostumbrados a caminar por este tipo de terreno se les puede atravesar. De nosotros depende que queramos ir más al filo de los cortados o no. Evidentemente si lo hacemos por el filo ganamos en espectacularidad y en peligrosidad, pues sobra decir que una caída aquí puede resultar mortal.
El vigilante nos aconsejo ir por un vericueto de cabras que va un poco por debajo del filo de la lancha hasta llegar a la senda del Tranco de los Albardones. Después es mejor ir lo más al filo posible de la cresta para evitar la densa vegetación.
Caminamos hacia el Norte al principio por ese vericueto de cabras, pero de vez en cuando era inevitable asomarse a disfrutar de la vistas que se obtienen desde la cresta. De forma relativamente cómoda llegamos al sendero que atraviesa el Tranco de los Albardones, el cual seguimos unos metros a la derecha, hacia el Norte. Cuando el sendero comienza a descender por Cuesta Juliana al Cortijo de Terrones, nosotros nos salimos del mismo y ascendemos a la cresta por cuyo filo continuamos disfrutando de la visión de tan formidables y abismales cortados y de la Cañada de la Madera.
Nos encontramos con un descenso brusco a un pequeño collado, un paso entre colosales cortados, es el conocido como Cagadero de Don Vicente, en realidad una enorme muesca o mella entre tan colosales cortados. Se le conoce así al parecer por un terrateniente de Villanueva del Arzobispo (Don Vicente Vañó), que era dueño de buena parte de la Sierra y que al tener el hombre además grandes dimensiones corporales debería de tener complicada la empresa de encontrar un “cagadero” a su medida y debieron pensar los paisanos con sorna que ésta enorme mella pétrea si daba su talla.
Seguimos hacia el Norte y cometimos el error de no ascender y seguir cresteando, intentando seguir la curva de nivel. Nos complicamos la vida ,pues a lo pedregoso del terreno se le unió la densa vegetación y la muchísima cantidad de acículas de los pinos que hacían que el suelo fuera muy resbaladizo . Así que como nos aconsejo el vigilante , es mejor ir cerca del filo donde al menos no hay vegetación y vemos donde pisamos.
Llegamos a Puerto Moro, amplia nava donde tomamos lo que parece una antigua vereda que remonta una cañada hacia el Oeste para ascender a la mole de las Correderas. Llegamos al filo de un colosal balcón con unas increíbles vistas a los cortados que acabamos de recorrer, el collado de la Tobilla, Cortijo Caído, Roblehermoso, el Postre..., un mirador natural excepcional.
Seguimos hacia el Norte hasta que llegamos al vértice geodésico de Las Correderas (1.394 m). Las vistas desde aquí son también amplias y espectaculares.
Seguimos hacia el norte por la cresta de las Correderas hasta que llegamos a un collado y tomamos la senda que pasa por aquí y que en los mapas del IGN denominan camino del Tranco de las Correderas. La seguimos a la derecha, hacia el Este para después ir virando hacia el Sur. La senda la limpiaron hace pocos años y no hace mucho han pintado de forma profusa con marcas amarillas y blancas piedras y troncos de pinos, por lo que la perdida por ésta senda no es posible. La senda desciende de forma acusada hasta llegar cerca de las ruinas del cortijo del Chindo, teniendo que desviarse unos metros para visitarlas. Poco después se llega a la bonita fuente del Chindo con los originales tornajos de madera de pino para abrevaderos. A partir de aquí se asciende suavemente hasta llegar al collado del Chindo y nos damos cuenta de la encomiable labor de limpieza de ésta senda, pues pasamos por tramos donde las zarzas y bojes son muy densos y sin dicha limpieza sería imposible pasar por aquí. Enhorabuena a quien corresponda y ojala cundiera el ejemplo por todos los rincones de ésta serranía, ya que estos viejos caminos de herradura son auténticos tesoros etnográficos que no deberían perderse. Son la memoria viva de todas las personas que de ésta dura sierra hicieron su hogar y de la que sacaron su sustento con el sudor de su frente.
Descendemos de forma acusada por el barranco hacia el Sureste. Llegamos a una bifurcación de sendas en una nava y nosotros seguimos por la de la derecha, que sigue descendiendo junto al barranco, pasando a su orilla derecha ,para tras un bonito periplo por un bosque con el suelo tapizado de helechos llegar junto a la orilla del río Chillar, que al parecer en su tramo alto los serranos lo llamaban Aguascebas del Paso del Cuco.
Seguimos ahora por una precaria vereda que desciende junto al Chillar , hacia el Norte, para llegar a la cercana y caudalosa Fuente de los Nerpeños (Enerpeños), tras pasar por una pantaneta. Esta vereda tiene un paso expuesto, que no realmente peligroso, en una zona muy tendida y erosionada sobre el cauce del río.
Tras descansar, refrescarnos y reponer agua en ésta sensacional fuente, regresamos por el mismo lugar hasta la senda principal, que ahora remonta el Chillar por su orilla izquierda (la derecha en el sentido de nuestra marcha).Ahora la senda se torna muy ancha, es un carril. Pasamos sobre las ruinas del cortijo del Cuco y llegamos al increíble Paso del Cuco.
El Paso de Cuco, es como su nombre indica un paso, una manera ingeniosa de atravesar la cerrada , el cañón que forma el Chillar junto a los afluentes que justo en éste punto tributan sus aguas al mismo. Vadeamos el río y ascendemos por una de las paredes del cañón a través de un zigzag que traza la senda sostenida por altos muros de mampostería. Los serranos aprovecharon la repisa y la cueva que se forma la pared para crear el paso.
En lo alto de la pared a nuestra izquierda se abre otro cañón por donde se despeña el arroyo de Carrales hasta el Chillar formando dos cascadas. Vadeamos dicho arroyo entre ambas cascadas y al salir ya definitivamente de éste espectacular paso, de nuevo vadeamos el Chillar y salimos a una amplísima nava.
Ya el sendero no es tan evidente y hemos dejado de ver las marcas de pintura, pero siguiendo las muchas veredas de ganado que vemos por aquí, ascendemos de forma acusada hacia el Suroeste hasta llegar a las ruinas del Cortijo de Casporra, desde el que se observa un paisaje sensacional , la cuenca alta del Chillar, la cuerda del Torraso, el Puntal , Carrales, la Albarda...
Ahora seguimos casi llaneando por un terreno muy abierto hacia el Sur , Suroeste, para llegar a la fuente y Tiná de Juan, cerca del collado del Ojuelo , pasando antes por las ruinas del cortijo homónimo, poniendo punto y final a un recorrido inolvidable.
Waypoints
Intersection
3,610 ft
Bifurcación de sendas (tomar la de la derecha)
Waypoint
4,423 ft
Tranco de los Albardanos o Albardones (tomamos durante unos metros la senda que pasa por aquí)
Comments (7)
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Information
Easy to follow
Scenery
Difficult
ruta excepcional en un momento excepcional con muchisima agua, que hacen de ensueño parajes como el paso del cuco.
Gracias parabaeza, me alegro de que te haya gustado, es un rincón de gran belleza.
Saludos!
Gran ruta que llevaba tiempo intentando hacer, por fin la hice ayer (11-11-2018) con un amigo y mis perras. Impresionante en todos los sentidos, La única pega es que nos pilló a los dos algo fuera de forma después del parón estival, que este año ha sido mas prolongado. Lo pasamos mal en el tramo del Morrón de Santa María al Cagadero de Don Vicente ( que aprovecho para informarte que su apellido es Bañón, muy conocido en VVº del Arzobispo), pero sarna con gusto no pica. Gracias
Gracias Rafael por la información y me alegra que hayas disfrutado de la ruta.
¡Saludos!
Muchas gracias por la gran información que nos ofreces en cada ruta.
Esta ruta la he realizado y todo perfecto. Muchas gracias.
Gracias a tí Ángel _A.R.
Saludos.
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Information
Easy to follow
Scenery
Difficult
Ruta de 10, magnifica en todos los sentidos y perfectamente explicada con track muy preciso, como siempre en tus rutas.
Gracias amigo