Moya, El Palmital, Los Tilos, Moya.

Una ruta con comienzo y final en la puerta de mi casa, bueno, en la de mis padres, en la que los paisajes y las vistas que se van sucediendo han conseguido que llegue al máximo de waypoints que se pueden poner en un track, creo que me emocioné, no pudiendo colocar más desde el tramo que va desde el barranco de Los Propios hasta la finalización de la ruta, que la describiré y colgaré unas fotos que hice fuera de la aplicación.

Empezamos a bajar por el Camino El Palmito entre dos grandes estanques hasta llegar a nuestro primer desvío señalizado a la izquierda. Al principio comienza empedrado pero rápidamente se convierte en senda de tierra y pasado un segundo cruce a la derecha ya todo es bajar hasta el cauce del barranco en donde encontramos dos mesas y unos bancos de obra, en mal estado. En este tramo disfrutamos de unas bellas vistas de la iglesia de Moya y su barranco, límite natural con el municipio de Santa María de Guía, aunque como se puede ver en las fotos, hoy teníamos esa bendita panza de burro que se forma al empujar los vientos alisios las nubes contra el norte de las islas de mayor relieve produciendo la lluvia horizontal tan necesaria para la supervivencia de la laurisilva. En alguna ocación nos caía el chipi chipi tan normal en la época veraniega pero sin llegar a calar y de forma ocasional.

Este gran barranco desemboca al océano por la Punta de Moya, en la costa de Lairaga, y debido a su configuración, al igual que el resto de barrancos de la isla, ha favorecido el trazado de caminos conocidos como de "costa a cumbre", pero dificultando los recorridos transversales debido a la gran altitud. Atravesamos el cauce justo por detrás de estas construcciones, entre cañas y hacia la izquierda, para comenzar la subida perfectamente definida al igual que todo el recorrido.

Algo empinada en su comienzo gira a la derecha para hacerce algo más suave. Llegamos a un camino hormigonado, los Desaguaderos, con la única opción de continuar a la derecha. Recorridos unos 200 metros giramos por el asfalto a la derecha y en la primera curva torcemos a la izquierda en subida por la pista de tierra que nos lleva a un cruce donde debemos de estar atentos: a nuestra derecha un cartel con la foto de un perro y un cable sobre el camino nos advierten de que no es por ahí; subimos diez metros entre los eucaliptos y por la derecha tenemos el palo indicativo de nuestra senda, que va paralela unos metros junto al camino que hemos desechado. Continuamos hasta dar con una pista ancha de tierra que atravesamos, para llegar, pasando sobre una tubería de pvc, a un estanque y seguidamente a una casa, que bordeamos por su lado derecho, en lo que parece ser su patio o zona de esparcimiento y un horno de leña.

Nuevamente nos encontramos el asfalto que tomamos a la izquierda, aunque primero quisimos bajar unos metros para ver la cantidad de agua que tenía la presa de El Palmital. Durante la subida vimos dos de los muchos dragos que existen durante la ruta, así como un estanque en cueva que nos recuerda el importante e interesante patrimomio hidrológico que existe en Gran Canaria, por desgracia tan olvidado y deteriorado.

Ya en la carretera debemos de continuar según llegamos, de frente, entre las casas, dejando a la derecha la iglesia de El Palmital y a nuestra izquierda la carretera que va sentido Moya. Nuestro senderito, que pasa por detrás de la iglesia, comienza de forma suave para acabar siendo bastante empinado hasta desembocar en el hormigón que cogemos a la derecha y que nos llevará hasta un poste de indicación, donde torcemos a la izquierda. Se nos aparecen varios caminos a los lados, pero no los tomamos.

Las obras hidráulicas de los estanques no dejan de salirnos al paso. Ya por el asfalto y junto a la puerta de entrada a una gran casa giramos a la derecha para dirigirnos al área recreativa de Santa Cristina, a la que llegamos en pocos minutos, pero que debido a la pandemia de la Covid-19 se encuentra fuera de servicio. Esta la podemos atravesar o bordearla por la carretera por su lado derecho.

Nuevamente nos encontramos con un cruce, esta vez la GC-703 que sube para Montaña Alta. Nosotros la tomamos a la izquierda en bajada para después de unos 800 metros por la carretera girar a la derecha y coger el camino que, indicado, nos llevará hasta el barranco de Los Propios. Un camino muy agradable entre una frondosa vegetación y siempre por encima de la carretera con unas caídas de vértigo. En algún tramo conviene circular con precaución debido a la estrechez del mismo, pero por lo general no reviste peligro. Las vistas a la ladera de enfrente son preciosas y si nos fijamos bien, vemos la línea del sendero por la que circularemos.

Desembocamos a la altura del km 7 de la GC-700 girando a la derecha para enseguida situarnos sobre el puente que cruza el barranco de Los Propios. A unos cientos de metros giramos a la derecha por el camino asfaltado que lleva a la Reserva Natural Especial de Los Tilos, donde se encuentra la mayor representación de laurisilva de Gran Canaria, que hace 500 años se extendía por todo el norte de la isla. Laurisilva es el nombre de un ecosistema forestal con origen en la Era Terciaria (hace unos 20 millones de años). El til (Ocotea Foetens), con alturas entre 20 y 30 metros, es la especie más destacada. El escritor y filósofo español de la Generación del 98, Miguel de Unamuno, que pasó por este lugar durante el mes que estuvo en Gran Canaria en el año 1910, dijo: "Y allí, en el fondo, una riqueza de frondosidad. Y un arroyo, un verdadero arroyo, con agua fresca, rumorosa y corriente. En él hundí mis pies enardecidos y en el chorro de una fuente chapucé mi cabeza. ¡Qué lejos del mundo en aquella quebrada de los Tilos, entre los tilos y eucaliptos! Era como un aislamiento más en el aislamiento de esta isla".

Debemos tomar el primer desvío a la izquierda que es el que nos llevará a Moya y más adelante dejamos uno que nos sale por la derecha que forma parte de un recorrido por la Reserva Natural. Un camino precioso por el que ganamos altura de forma constante pasando por unas cuantas fuentes conectadas entre sí, hoy secas, que llevan sus aguas hasta un aljibe en cueva con ventana cuadrada al exterior. En el siguiente poste de indicación que encontraremos a la izquierda efectuamos una ligera bajada dirigiéndonos hacia unos árboles frutales con una casa canaria detrás y una pista ancha de tierra, que nos dejará en el camino asfaltado de San Fernando. Hay dos opciones de continuar: una por el asfalto y la otra desde el mismo lugar de llegada a la carretera, la cruzamos, y continuamos por entre los eucaliptos siguiendo la senda que baja a la izquierda. En un momento dado iremos de forma paralela a la carretera pero antes de llegar a la primera casa torcemos a la derecha y a los pocos metros por la izquierda hay dos palos de madera, de cables eléctricos, que indican el lugar por el que debemos continuar a la izquierda. El camino más adelante se bifurca pero los dos conducen a la misma carretera.

Pasamos por La Fonda, el mirador del barranco, el Centro de Cultura y biblioteca, por la iglesia y finalizamos en el punto de partida. Durante todo el camino vemos tuneras y ágaves americanos; esta última especie incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras desde agosto de 2013. De todas formas, una ruta con la que cualquiera puede disfrutar, en la que te das cuenta del gran patrimonio hidráulico que atesoramos pero que ni cuidamos ni explotamos: estanques, estanques cuevas, acequias, fuentes, aljibes, tuberías que salvan los barrancos de una ladera a la otra, pequeñas canalizaciones, presas, pozos, cantoneras. Como ese palo de la foto del estanque cueva, hoy día anacrónico, pero que es el que tapa la salida del agua de la presa, en cuyo extremo se solía colocar a forma de sellante un trapo o similar, vamos, una antigua llave de paso. Recuerdos de una vegetación, la laurisilva, que nos sale por aquí y por allá. Campos de cultivos con sus paredes de piedra formando terrazas. Los cañaverales (Arundo donax), planta también invasora, antaño usadas para trabajos en el campo y la construcción. Una ruta, en definitiva, auténtica.

Compañeras de ruta: Lourdes y Magdalena.