MUELAS DEL PAN, ARRIBANZOS DEL ESLA Y CASTRO Y ERMITA DE SAN ESTEBAN

Pretendemos unir dos rutas en una:

1 ARRIBANZOS DEL ESLA: Con inicio y fin en Muelas del Pan

A lo largo de todo el recorrido nos acompaña la presencia de la piedra, el granito, desde la torre románica de la iglesia parroquial de Santiago, a las formas caprichosas talladas por la naturaleza, pasando por las fuentes, obra de canteros del pueblo.
Los molinos, perfectamente mimetizados, nos asombran con el ingenio derrochado para aprovechar la escasez de agua del regato. Más al sur, nos asomamos, desde Castil de la Cabra, al río Esla. Impresionante imagen de los Arribanzos.
Esta ruta esta señalizada pero muy díficil de seguir ya que la maleza cubre todo el recorrido por falta de limpieza y mantenimiento de la ruta.

2 RUTA AL CASTRO Y ERMITA DE SAN ESTEBAN: También con Inicio y Final en Muelas del Pan

Abandonamos las últimas casas del pueblo, junto a la carretera, para introducirnos, inmediatamente, en el paisaje granítico que nos acompañará durante buena parte del recorrido. Una pequeña mancha de alcornoques se extiende entre las rocas formando, ambos, un conjunto amenazador y, a la vez, atractivo. Más adelante, se une a la piedra, el agua; el embalse del Esla se extiende a nuestra izquierda, siendo fiel acompañante hasta llegar a la ermita.
Desde que abandonamos la carretera que se dirige a la Presa hay un trozo de aproximadamente 1 km que es intransitable ya que la maleza se ha apoderado del sendero que en su día existió, donde se pueden encontrar los restos de dos Miradores: El de la Ortiga y el del Puente. (Mientras no lo limpien se aconseja ir hasta la ermita por la carretera que sale del mismo pueblo)

Sus aguas, serenas y quietas, guardan historias que solamente el aleteo de algún pato consigue desentrañar. Antes de llegar a la ermita nos sorprende la figura altiva del nuevo puente que une las dos orillas, entre Muelas y Ricobayo. Sin duda, uno de los más largos de un solo arco, con sus 154 metros entre zapatas y 24 metros de altura sobre el nivel de las aguas. La ermita del Cristo, con el mirador de la Cueva de la Mora y el Castro de san Esteban, conforma un centro de espiritualidad, alterado con la construcción de la variante en los años noventa.

Ya en la parte final del recorrido, podemos admirar la Laguna Nueva y la Laguna de las Barreras, con su fuente adyacente, hábitat de anátidas y otras especies acuáticas, que encuentran en este conjunto lagunar, refugio para sus polladas y fácil alimento en sus aguas.