Epílogo Camino de Santiago. Etapa 17, de Muxia a Fisterra
near Mugia, Galicia (España)
Viewed 29 times, downloaded 2 times
Trail photos
Itinerary description
Epílogo Camino de Santiago. Etapa 17, de Muxia a Fisterra
Salimos de Muxía en paralelo al océano, por el litoral oeste de la población (la vertiente opuesta al paseo por donde entramos) pasando por la plaza do Coído y tomando la carretera DP-5201 en dirección al sur (de hecho, la ruta oficial arrancaría en el santuario de la Virxe da Barca) Avanzamos por la acera de la carretera, siempre en paralelo a la costa; al cabo de 1 km superamos el campo de fútbol y seguimos hacia la playa de Lourido. Tras 1,2 km llegamos al cruce en curva con una carretera que viene del interior, donde debemos prestar atención: superamos dos stops consecutivos (hay mojones en ambos), seguimos 50 metros a la derecha hasta un tercer mojón, un tanto oculto por el talud, y una vez allí giramos 90 grados a la izquierda por una pista asfaltada en fuerte subida. La seguimos hasta la aldea de Xurarantes, sin servicios.
Continuamos por pista de tierra, con tramos muy bellos, en ascenso hacia el monte Facho de Lourido. Tras una cuesta fuerte, donde han colocado bloques de granito a modo de bancos, superamos el alto situado a 280 metros de altitud, rodeado de aerogeneradores; seguimos de frente y vamos llaneando hasta llegar a una carreterita local, que tomamos a la derecha; al cabo de 350 metros giramos a la izquierda y seguimos por asfalto hasta Morquintián.
Cruzamos la aldea, pasamos junto a un cruceiro y seguimos de frente; la pista de asfalto, que avanza a través del bosque, nos acerca a la aldea de Guisamonde.
Cruzamos de frente una carreterita local y al cabo de 50 metros tomamos un camino de tierra a la izquierda, en ascenso. Continuamos por éste, con tramos de bosque, cruzamos una nueva pista asfaltada y seguimos de frente hasta descender a las primeras casas de Frixe.
Pasamos ante un original porche vidriado (donde hay una máquina de bebidas, unas butacas y un aseo para uso de los peregrinos) y giramos a la derecha; seguimos por asfalto en un bonito tramo entre prados y campos de maíz; al cabo de 900 metros tomamos a la derecha un camino por el bosque que conduce al caserío de Vaosilveiro, donde cruzamos el río Castro, gracias a un puente construido en 2010. Tras apenas 300 metros entramos en Lires, pequeña localidad situada justo en el ecuador de la etapa
Pasamos ante la iglesia de Santo Estevo y abandonamos la localidad por una preciosa vega entre prados hasta A Canosa.
Tras superar la localidad volvemos a pisar caminos de tierra, con tramos preciosos por corredoiras entre bosques de pinos. De vuelta al asfalto, junto a las casas de Padrís el camino da un pequeño rodeo en dirección a la playa do Rostro, si bien las señales nos desvían antes de llegar a la misma (os recomendamos bajar hasta sus arenales, pues se trata de una maravilla todavía virgen, para seguir un tramo por la playa y retomar más adelante nuestra ruta en Castrexe o Buxán). Los mojones del camino oficial nos conducen hacia Castrexe; al cabo de 1,3 km pasamos un gran aserradero y llegamos a Buxán
La ruta continúa por monte hasta San Salvador de Duio y 500 metros más adelante cruzamos el lugar de Hermedesuxo. Tras una recta de 600 metros, al llegar a las primeras casas de Escaselas, giramos a la derecha.
Continuamos en alto, en paralelo a la costa y con el litoral a la vista, hacia la iglesia de San Martiño de Duio; su nombre hace referencia a la antigua ciudad romana de Dugium, que según la leyenda –recogida en una de las historias del relato jacobeo– fue arrasada por el mar. Al cabo de 500 metros, ya entre casitas, giramos a la izquierda por la Rúa de San Martiño y bajamos hasta la carretera AC-445; estamos en el barrio de San Roque, a la entrada de Fisterra. Seguimos hacia la derecha por la carretera.
Pasamos ante la cruz de Baixar, cruceiro situado sobre un penedo y con un bonito mirador. Ahora ya sólo falta seguir la acera de la carretera, que entra en el casco urbano. Seguimos de frente por la avenida de A Coruña, pasamos ante el edificio del concello (Ayuntamiento) y poco después superamos la plaza de Santa Catalina, donde tenemos el albergue público, la parada de autobuses y muy cerca el puerto; siguiendo la Rúa Real llegamos a la plaza de la Constitución, existen dos posibles formas de llegar caminando hasta el cabo Finisterre: la más utilizada es por la carretera, si bien se trata de una ruta moderna y artificial (pues la carretera no fue construida hasta 1927); la otra opción es tomar la antigua calzada que sube por la vertiente norte del promontorio (el monte do Facho) desde el barrio de Insua, un recorrido que va por caminos y pistas, algo más largo pero que nos brinda panorámicas magníficas, y que hemos dibujado a trazos en el mapa de la etapa.
Desde el centro de la localidad subimos por la Rúa Federico Ávila y tomamos la carretera AC-445, que sigue hasta el faro. Al salir del pueblo encontramos un bello cruceiro gótico y detrás de éste la iglesia de Santa María das Areas, cuyo origen como hospital de peregrinos data de los siglos XII-XIII; aquí se custodia una talla de Cristo crucificado (el popular Santo da Barba Dourada, obra del siglo XIV y rodeado de leyendas), así como un frontispicio renacentista en piedra con una imagen de Santiago peregrino, que se utiliza como emblema de este camino de Fisterra; también cuenta con una Puerta Santa que sólo abren en los años santos jacobeos.
Desde el centro subimos por la Rúa Federico Ávila, cruzamos la carretera y continuamos en ascenso por la Rúa Potiña, en dirección a la playa de Mar de Fóra, situada en el litoral oeste de la estrecha península de Fisterra; aquí el oleaje es más bravo por ser el lado abierto al océano, mientras que el pueblo y el puerto quedan al este, protegidos de los temporales atlánticos. Nos acercamos hasta el mirador para admirar la vista sobre la playa, pero no será preciso bajar a la arena, pues está prohibido bañarse.
Desde el mirador retrocedemos 200 metros para tomar un camino con pavimento de adoquines que ya vimos antes al pasar y que, tras una dura subida, nos conduce a las casas del barrio de Insua. Seguimos a la derecha para salir del lugar por otro camino en ascenso, una antiquísima calzada de piedras irregulares que discurre por el bosque, muy cerrado; más arriba el paisaje se abre (buena vista sobre el mar) y llegamos a una pista de tierra; en la primera bifurcación tomamos el camino de la izquierda, en dirección hacia el monte y a la ermita de San Guillerme (cuyos restos quedan a 300 metros de una de las encrucijadas, indicada con un cartel).
Seguimos por camino de tierra en dirección sur, sin necesidad de subir a la cima del monte do Facho, donde se yerguen algunas de las Piedras Santas; al final nos incorporamos a una pista de asfalto y comienza la fuerte bajada en zigzag hacia el faro, que vemos al fondo; es un tramo con escasa vegetación y donde el viento suele soplar fuerte, durante el cual gozaremos de vistas espectaculares sobre el cabo, sus acantilados y, como telón de fondo, la inmensidad del océano.
Seguimos sin pérdida posible hasta el final de la carretera, donde está el aparcamiento, un cruceiro levantado sobre un penedo y un edificio de madera con paradas de artesanías y souvenirs, donde una placa recuerda al insigne físico Stephen Hawking, quien visitó este lugar en 2008.
Al cabo de 200 metros encontramos el mojón del kilómetro 0 (es la foto más buscada, a veces incluso hay cola de turistas y peregrinos), las esculturas de unos delfines y un bar; escaleras arriba, sobre las rocas, está O Semáforo, el hotel donde nos alojamos, hotel muy coqueto de sólo 5 habitaciones, (un homenaje) con terraza, cafetería y restaurante. Seguimos hasta el faro de Finisterre, edificio construido a mediados del siglo XIX; justo detrás de éste está A Vaca de Fisterra, casita con unas grandes bocinas que alertan a las embarcaciones cuando hay niebla.
Bajando unas escaleras llegamos a la punta del cabo, nuestro mirador sobre el acantilado donde, entre las rocas, tenemos una cruz de granito, una antena y la pequeña escultura en bronce de un par de botas viejas, colocada en 1999 en homenaje a los peregrinos que finalizaban aquí su camino, donde solían abandonar o quemar alguna prenda utilizada durante el periplo. Pero los tiempos están cambiando: ni se os ocurra quemar aquí la ropa, pues desde hace años está prohibido hacer fuego; por otra parte, alguien robó una de las botas de bronce y parece que no la van a reponer, por lo que nos deberemos conformar con ver sólo la que resta.
Salimos de Muxía en paralelo al océano, por el litoral oeste de la población (la vertiente opuesta al paseo por donde entramos) pasando por la plaza do Coído y tomando la carretera DP-5201 en dirección al sur (de hecho, la ruta oficial arrancaría en el santuario de la Virxe da Barca) Avanzamos por la acera de la carretera, siempre en paralelo a la costa; al cabo de 1 km superamos el campo de fútbol y seguimos hacia la playa de Lourido. Tras 1,2 km llegamos al cruce en curva con una carretera que viene del interior, donde debemos prestar atención: superamos dos stops consecutivos (hay mojones en ambos), seguimos 50 metros a la derecha hasta un tercer mojón, un tanto oculto por el talud, y una vez allí giramos 90 grados a la izquierda por una pista asfaltada en fuerte subida. La seguimos hasta la aldea de Xurarantes, sin servicios.
Continuamos por pista de tierra, con tramos muy bellos, en ascenso hacia el monte Facho de Lourido. Tras una cuesta fuerte, donde han colocado bloques de granito a modo de bancos, superamos el alto situado a 280 metros de altitud, rodeado de aerogeneradores; seguimos de frente y vamos llaneando hasta llegar a una carreterita local, que tomamos a la derecha; al cabo de 350 metros giramos a la izquierda y seguimos por asfalto hasta Morquintián.
Cruzamos la aldea, pasamos junto a un cruceiro y seguimos de frente; la pista de asfalto, que avanza a través del bosque, nos acerca a la aldea de Guisamonde.
Cruzamos de frente una carreterita local y al cabo de 50 metros tomamos un camino de tierra a la izquierda, en ascenso. Continuamos por éste, con tramos de bosque, cruzamos una nueva pista asfaltada y seguimos de frente hasta descender a las primeras casas de Frixe.
Pasamos ante un original porche vidriado (donde hay una máquina de bebidas, unas butacas y un aseo para uso de los peregrinos) y giramos a la derecha; seguimos por asfalto en un bonito tramo entre prados y campos de maíz; al cabo de 900 metros tomamos a la derecha un camino por el bosque que conduce al caserío de Vaosilveiro, donde cruzamos el río Castro, gracias a un puente construido en 2010. Tras apenas 300 metros entramos en Lires, pequeña localidad situada justo en el ecuador de la etapa
Pasamos ante la iglesia de Santo Estevo y abandonamos la localidad por una preciosa vega entre prados hasta A Canosa.
Tras superar la localidad volvemos a pisar caminos de tierra, con tramos preciosos por corredoiras entre bosques de pinos. De vuelta al asfalto, junto a las casas de Padrís el camino da un pequeño rodeo en dirección a la playa do Rostro, si bien las señales nos desvían antes de llegar a la misma (os recomendamos bajar hasta sus arenales, pues se trata de una maravilla todavía virgen, para seguir un tramo por la playa y retomar más adelante nuestra ruta en Castrexe o Buxán). Los mojones del camino oficial nos conducen hacia Castrexe; al cabo de 1,3 km pasamos un gran aserradero y llegamos a Buxán
La ruta continúa por monte hasta San Salvador de Duio y 500 metros más adelante cruzamos el lugar de Hermedesuxo. Tras una recta de 600 metros, al llegar a las primeras casas de Escaselas, giramos a la derecha.
Continuamos en alto, en paralelo a la costa y con el litoral a la vista, hacia la iglesia de San Martiño de Duio; su nombre hace referencia a la antigua ciudad romana de Dugium, que según la leyenda –recogida en una de las historias del relato jacobeo– fue arrasada por el mar. Al cabo de 500 metros, ya entre casitas, giramos a la izquierda por la Rúa de San Martiño y bajamos hasta la carretera AC-445; estamos en el barrio de San Roque, a la entrada de Fisterra. Seguimos hacia la derecha por la carretera.
Pasamos ante la cruz de Baixar, cruceiro situado sobre un penedo y con un bonito mirador. Ahora ya sólo falta seguir la acera de la carretera, que entra en el casco urbano. Seguimos de frente por la avenida de A Coruña, pasamos ante el edificio del concello (Ayuntamiento) y poco después superamos la plaza de Santa Catalina, donde tenemos el albergue público, la parada de autobuses y muy cerca el puerto; siguiendo la Rúa Real llegamos a la plaza de la Constitución, existen dos posibles formas de llegar caminando hasta el cabo Finisterre: la más utilizada es por la carretera, si bien se trata de una ruta moderna y artificial (pues la carretera no fue construida hasta 1927); la otra opción es tomar la antigua calzada que sube por la vertiente norte del promontorio (el monte do Facho) desde el barrio de Insua, un recorrido que va por caminos y pistas, algo más largo pero que nos brinda panorámicas magníficas, y que hemos dibujado a trazos en el mapa de la etapa.
Desde el centro de la localidad subimos por la Rúa Federico Ávila y tomamos la carretera AC-445, que sigue hasta el faro. Al salir del pueblo encontramos un bello cruceiro gótico y detrás de éste la iglesia de Santa María das Areas, cuyo origen como hospital de peregrinos data de los siglos XII-XIII; aquí se custodia una talla de Cristo crucificado (el popular Santo da Barba Dourada, obra del siglo XIV y rodeado de leyendas), así como un frontispicio renacentista en piedra con una imagen de Santiago peregrino, que se utiliza como emblema de este camino de Fisterra; también cuenta con una Puerta Santa que sólo abren en los años santos jacobeos.
Desde el centro subimos por la Rúa Federico Ávila, cruzamos la carretera y continuamos en ascenso por la Rúa Potiña, en dirección a la playa de Mar de Fóra, situada en el litoral oeste de la estrecha península de Fisterra; aquí el oleaje es más bravo por ser el lado abierto al océano, mientras que el pueblo y el puerto quedan al este, protegidos de los temporales atlánticos. Nos acercamos hasta el mirador para admirar la vista sobre la playa, pero no será preciso bajar a la arena, pues está prohibido bañarse.
Desde el mirador retrocedemos 200 metros para tomar un camino con pavimento de adoquines que ya vimos antes al pasar y que, tras una dura subida, nos conduce a las casas del barrio de Insua. Seguimos a la derecha para salir del lugar por otro camino en ascenso, una antiquísima calzada de piedras irregulares que discurre por el bosque, muy cerrado; más arriba el paisaje se abre (buena vista sobre el mar) y llegamos a una pista de tierra; en la primera bifurcación tomamos el camino de la izquierda, en dirección hacia el monte y a la ermita de San Guillerme (cuyos restos quedan a 300 metros de una de las encrucijadas, indicada con un cartel).
Seguimos por camino de tierra en dirección sur, sin necesidad de subir a la cima del monte do Facho, donde se yerguen algunas de las Piedras Santas; al final nos incorporamos a una pista de asfalto y comienza la fuerte bajada en zigzag hacia el faro, que vemos al fondo; es un tramo con escasa vegetación y donde el viento suele soplar fuerte, durante el cual gozaremos de vistas espectaculares sobre el cabo, sus acantilados y, como telón de fondo, la inmensidad del océano.
Seguimos sin pérdida posible hasta el final de la carretera, donde está el aparcamiento, un cruceiro levantado sobre un penedo y un edificio de madera con paradas de artesanías y souvenirs, donde una placa recuerda al insigne físico Stephen Hawking, quien visitó este lugar en 2008.
Al cabo de 200 metros encontramos el mojón del kilómetro 0 (es la foto más buscada, a veces incluso hay cola de turistas y peregrinos), las esculturas de unos delfines y un bar; escaleras arriba, sobre las rocas, está O Semáforo, el hotel donde nos alojamos, hotel muy coqueto de sólo 5 habitaciones, (un homenaje) con terraza, cafetería y restaurante. Seguimos hasta el faro de Finisterre, edificio construido a mediados del siglo XIX; justo detrás de éste está A Vaca de Fisterra, casita con unas grandes bocinas que alertan a las embarcaciones cuando hay niebla.
Bajando unas escaleras llegamos a la punta del cabo, nuestro mirador sobre el acantilado donde, entre las rocas, tenemos una cruz de granito, una antena y la pequeña escultura en bronce de un par de botas viejas, colocada en 1999 en homenaje a los peregrinos que finalizaban aquí su camino, donde solían abandonar o quemar alguna prenda utilizada durante el periplo. Pero los tiempos están cambiando: ni se os ocurra quemar aquí la ropa, pues desde hace años está prohibido hacer fuego; por otra parte, alguien robó una de las botas de bronce y parece que no la van a reponer, por lo que nos deberemos conformar con ver sólo la que resta.
Waypoints
You can add a comment or review this trail
Comments