Poblet-Casa Forestal de Castellfollit-Mola D'Estat 100 Cims-Ruta Micològica

La calificación de ruta moderada corresponde exclusivamente a la dificultad que presentan los senderos de bajada, por su procedencia torrentera y su composición de tierra suelta y gravilla. A partir del waypoint "Sender Dreta", es recomendable utilizar un bastón de apoyo, y es aconsejable evitarlos en caso de lluvia.
De nuevo en las siempre hermosas Muntanyes de Prades, llegamos a la Casa Forestal de Castellfollit tomando a la izquierda una pista asfaltada que hay a la salida de Poblet, indicada por una gran cruz de madera. Mientras preparamos el equipo y atendemos a las necesidades fisiológicas propias de hora tan temprana, el desierto aparcamiento se llena de vida con varios coches que transportan a un nutrido grupo de integrantes del Centre Excursionista de Reus. La ruta de hoy, aunque relativamente corta, presenta cierta exigencia en los tramos de subida, dado que se gana altura en cortas distancias. Combina dicha exigencia física, con el atractivo cultural de conocer las diversas variedades de bolets, gracias a los carteles informativos que pueblan el denominado Bosc Pintat de Poblet, la acogedora pineda que parece ideal para resguardarse en dias soledados, las maravillosas panorámicas que se disfrutan al llegar a la cumbre, y la pequeña cuota de aventura en los resbaladizos senderos ya citados. Para complementar la cultura boletaire, han creado dibujos en perspectiva distribuidos por los árboles, que desde el punto indicado por un pequeño plafón, permiten vislumbrar el bolet en cuestión. Es curioso e interesante comprobar que un pequeño desvío de ese punto, desencaja completamente el dibujo, hasta hacerse ininteligible. Por supuesto nos hemos dedicado a disfrutar de ese efecto, como niños, en todas las ocasiones que se nos han presentado. Dejando a un lado la exigencia física, el caminar se hace cómodo y lo ameno de la ruta distrae mientras avanzamos hacia los puntos de interés. La vegetación presenta algunas de las características típicas de soportar ciertos rigores y el verdín que viste las rocas, de formas caprichosas, lo confirma. En la Cova Fumada reimos con la ocurrencia de algún caminante que ha colocado estratégicamente una rama combada, como si estuviera sosteniendo la inmensa pared de roca. De improviso una refulgente claridad se abre paso poco a poco, y estalla con fuerza al llegar a la Mola D'Estat. En la cima, un cielo totalmente despejado nos permite otear a nuestro antojo en todas direcciones y nos quedamos embobados sin saber a que atender. Dedicamos largo tiempo a recorrer todos los rincones, que son muchos, de la plataforma, resistiendonos a abandonar semejante espectáculo. La llana Pista de Rojals permite que, muy relajados, caminemos tranquilos rememorando todo lo vivido. Un sonriente fraile, suponemos que cisterciense, se cruza con nosotros, mientras su perro le precede, y su hábito no le impide ir al trote. Nos detenemos en la Taula del Quatre Batlles, que indica el punto de confluencia de los términos municipales de Mont-Ral, Prades, Rojals y Vimbodi. Ocupamos los bancos correspondientes y después de despachar los temas pendientes con unánime consenso, reanudamos el camino. En el punto geodèsico encontramos otra ocasión de jugar, aunque hoy, no se si por extraña timidez o por cansancio, nuestro ínclito aventurero declina el honor de trepar por los estribos hasta lo alto, para una elevada foto. Dejamos la pista para , extremando precauciones, descender por los tramos de resbaladizos senderos que nos llevan raudamente al punto de inicio de la ruta. La mayoría de coches han desaparecido, ya sólo quedan dos, y suponemos que el otro pertenece al sonriente monje, al que gustosamente cedemos el relevo para disfrutar de la montaña.