Murua - Cueva Mairulegorreta - GORBEIA / Julio Asunción

El Gorbeia es el monte mas emblemático del País Vasco. Es la montaña mas alta de Alava y Bizcaia. La cruz de 17 metros que la corona es todo un símbolo en estos valles.
En esta ruta fui a conocer por primera vez este lugar tan especial. Pero el Gorbeia tiene muchos lugares de interés además de su cima. Supe que sus entrañas están perforadas por la cueva de Mairulegorreta, con mas de 12 kilómetros de recorrido. También vi que desde la cruz, el monte de desparrama por sus laderas norte y este en grandes precipicios hacia los valles. Tiene monumentos megalíticos que atestiguan el uso de estas tierras por los pastores prehistóricos desde tiempos remotos. Árboles curiosos y de belleza singular habitan en sus bosques. Sus aéreos miradores me permitirían sentirme como un águila, observando todos los montes vascos desde las alturas.
Quería conocer todo esto y diseñé una ruta que me llevará a muchos de estos lugares interesantes.

DIA 1 : 17-6-09
Salgo de trabajar a las 19:00. Aprovecho que estamos en los días mas largos del año para afrontar las dos horas de camino desde Roncesvalles hasta Murua, pueblo de la vertiente sur del Gorbeia. Aparco el coche cerca de la iglesia a las 21:00. Me queda algo mas de una hora de luz. Está lloviendo.

0,00 Km: Salgo del pueblo siguiendo la carretera que lleva a los embalses. Son dos kilómetros y medio de carretera asfaltada que se hacen rápido a pesar de la lluvia.

3,650 Km: Un poste indicativo hacia la zona final de los embalses indica el sendero que lleva a la cueva de Mairuleorreta. A lo largo de la pista asfaltada he visto pintadas que ponen “Mairu Libre”. Ya he leído algo sobre el afán especulativo que pretende explotar turísticamente la visita de la cueva, ahora libre para la visita de quien se acerque a ella. Espero que dejen a la cueva y a los montañeros y espeleólogos en paz para disfrutar de este lugar tan especial.

6,500 Km: Llego a la cueva con las últimas claridades del día. No he tenido todavía que encender la linterna. Tiene dos bocas. La de abajo es mas espaciosa y sin continuación. En ella hay una mésa rústica de troncos. Mas interesante es la boca que está situada unos metros mas arriba. Por ella me interno en la cueva, animado por la experiencia de dormir dentro y por escapar de la lluvia que me ha acompañado desde el pueblo. Aquí es conveniente llevar al menos dos linternas por si una falla, ya que la cueva tiene cientos de metros de recorrido sin dificultad. No hace falta equipo especial ni ser espeleólogo para internarse en ella, por lo menos hasta las primeras salas. Recorro la caverna con el solo sonido del goteo de las estalactitas. Me desagrada el poco civismo de unos cuantos incultos que han hecho algunas pintadas en las paredes. A ver si aprendemos a no ponernos en ridículo perjudicando con pintadas infantiles cuevas como esta. Así se da un argumento a aquellos que quieren cerrar la cueva para que se visite pagando. Una pena. Dejo de lado estos pensamientos y me centro en la experiencia de recorrer solo, ya de noche, una cueva en la que nunca he estado. Además una cueva de estas proporciones. Llego a la sala llamada “la Plaza de Toros”. Es una gran sala de aspecto circular. Aquí es donde decido instalar la tienda y pasar la noche. Como llevo una tienda de montaje rápido no necesito fijarla con las piquetas. Una vez instalado el campamento ceno un poco y entusiasmado por el misterioso entorno me animo a explorarlo hasta donde mi curiosidad y atrevimiento supla mi falta de conocimientos de espeleología. Subiendo las rocas que hay al fondo de “la Plaza de toros”, a la izquierda sube un ancho pasillo que lleva a otra gran sala que a su vez desemboca en la llamada “sala de las capillas”. Esta es la mas bella de las que visito, ya que aquí la roca se derrama en estalagmitas, estalactitas y otras hermosas curiosidades que nos hablan de un sitio al que el agua, con el transcurrir de los siglos, ha dado una vida especial. Una placa recuerda una misa que varios grupos de espeleólogos celebraron aquí en memoria de sus compañeros muertos.
Una vez saciada mi curiosidad vuelvo a la tienda a pasar la noche.

DIA 2: 18-6-09
Me despierto a las 7:30 de la mañana, aunque aquí dentro, en las profundidades de la cueva, siempre es de noche. Recojo la tienda a la luz de la linterna y una vez acomodada la mochila vuelvo al exterior. La boca de la cueva ya está iluminada por la claridad del día, si bien la niebla tamiza la luz. Desayuno zumo y galletas sentado en el rústico banco de madera de la otra boca de la cueva.
Mi intención es superar el kilómetro y medio que me separa del refugio cercano para acceder a los prados de Arimekorta en vez de ganar la habitual subida del collado que separa el Aldamin del Gorbea. Para ello, una vez superada la cueva, hay que seguir en dirección norte sin un camino marcado y sin ganar altura.

8,00 Km: Pronto doy con una senda que me lleva al refugio, desde donde un camino mucho mejor señalado lleva a…

9,500 Km: …otros refugios en lo alto de los prados de Arimekorta. Desde aquí desciendo el prado hasta…

10,400 Km: …otro pequeño refugio junto al cual hay un anciano tejo. Desde aquí me acerco a la cruz cercana (solo 300 metros), pero la niebla no me deja ver el paisaje desde la misma, que en días claros debe ser espectacular, ya que se encuentra en el borde de un precipicio que cae 400 metros.

11,800 Km: Desando camino y vuelvo a la pista superior, junto a los refugios, y la sigo hacia el oeste. En la subida desde Arimekorta disfruto con la vista del paredón rocoso del Aldamin, cima que es uno de los objetivos de mi caminata.

13,300 Km: En el recorrido un espectacular mar de nubes queda a mi derecha, con el Amboto y otro picos saliendo entre las nubes como si fueran islas en un mar de espuma. Llego a un espectacular mirador señalado por dos cruces donde paro a contemplar el panorama único. Además desde aquí veo por primera vez la cruz de Gorbeia.

Antes de encarar el Gorbeia y el Aldamin me dirijo al Gatzarreta, hacia el oeste, considerado también pico de primera. En el camino destaca la vista puntiaguda del Lekanda.

14,200 Km: Cima del Gatzarreta. Aunque es una cima rocosa, el ascenso no tiene dificultad. En su cima hay un oxidado buzón y varias placas de homenaje a montañeros.

14,800 Km: Me acerco a una fuente cercana a reponer agua y refrescarme, ya que el calor aprieta en este mediodía de Junio.

15,150 Km: A poco mas de 300 metros de la fuente está el menhir de Zastegi. De 1,60 metros de altura. Es prueba de la ocupación milenaria de las laderas del Gorbea.

15,800 Km: Empiezo ahora la ascensión al Gorbea. Paso junto a un refugio y 150 metros mas adelante encuentro un cromlech. Un poco mas adelante, a la derecha hay otra fuente, mas recomendable que la primera, ya que el agua que cogí en la primera fuente estaba algo turbia.

16,600 Km: Tras casi un kilómetro de subida llego al collado entre Aldamin y Gorbeia. Desde aquí me propongo alcanzar el Aldamin.

16,900 Km: La cima del Aldamin. Es el pico de mayor altura que se encuentra en su totalidad en Bizkaia, ya que el Gorbea lo comparte con Alava. Es totalmente diferente al Gorbeia, ya que es rocoso y muy aéreo. Cae a plomo sobre los prados de Arimekorta y la panorámica es impresionante. Un gran montón de piedras marca la cima. Un grupo de caballos, que me sorprende estén aquí arriba, me hacen compañía.

17,200 Km: Vuelvo al collado y empiezo la subida al Gorbeia, siempre con la cruz señalándome la meta.

18,100 Km: Cima del Gorbeia. Casi 1.500 metros de montaña simbólica en el País Vasco. La Virgen de Begoña, a los pies de la cruz, me recibe en ese lugar tan especial. Es una cima amable, herbosa, que invita al descanso por el esfuerzo realizado. Invitación que agradezco tirándome un buen rato sobre al hierba y quitándome las botas para sentir la piel del Gorbea en mis pies. La cima la comparten la cruz, el vértice geodésico y una tabla de orientación. Merece la pena dedicar un tiempo a reconocer la inmensa panorámica que se disfruta desde este mirador único. En días claros se llegan a ver desde los Pirineos Centrales hasta los Picos de Europa. El mar de nubes continúa hacia el norte, con el Amboto que sobresale como para reivindicar su papel como otra de las montañas vascas singulares, donde la altura se mezcla con las leyendas. Con la satisfacción de haber cumplido los objetivos solo queda volver a Murua.

20,300 Km: La vertiente norte del Gorbea es mucho mas amable, sin grandes desniveles y de terreno abierto. De camino me desvío un poco para coronar las cumbres de segunda de Arriorano y Pagazuri, ambas con buzón.

23 Km: La cumbre de Gonga, cumbre de tercera, está entre vegetación y señalada por un pequeño hito de piedras. Puede prescindirse perfectamente de ella. Desde aquí la bajada es mas pronunciada. En el camino veo a lo lejos la ciudad de Vitoria.

26,400 Km: El calor intenso ha sido la única dificultad en la bajada. En varias ocasiones he tenido que parar a mojar con el agua que llevo el pañuelo y el gorro y refrescarme un poco. Por eso agradezco el internarme en el Tocornal, espectacular bosque con decenas de robles centenarios. Me llamó la atención “el Narigón”, un roble que, aunque no es de los de mas edad, destaca por un apéndice que crece en su tronco que parece una nariz humana.

27,700 Km: Llego a Murua y me refresco en su fuente. Todavía me quedan fuerzas para acercarme a su iglesia. Está cerrada, pero me llama la atención unas curiosas caras labradas en su pórtico.

Aquí acaba la aventura. Busqué una ruta que conjuntara lo mejor de Gorbeia. Dormí en una espectacular cueva. Atravesé bosques de hayas y robles. Recorrí prados con restos megalíticos. Me asomé a precipicios de vértigo. Subí tres cimas de primera, espectaculares miradores del País Vasco. Una de ellas es de las mas especiales y simbólicas que he conocido: el Gorbeia. Solo queda desear que la Virgen de Begoña y su cruz os protejan a todos.