Nacimiento del río Guadalaviar

El Turia, cuyo primer tramo es conocido como río Guadalaviar (río blanco), nace en la Muela de San Juan, en los Montes Universales, y desemboca en la ciudad de Valencia tras recorrer unos 280 km. Tras unirse al río Alfambra (al-Ħamrā 'el rojo') en Teruel sus aguas cambian de color, y desde aquí suele denominarse Turia. Es un río de gran atractivo para el senderismo, que comparte con sus afluentes. Baste citar el río de Griegos (al que se une en Villar del Cobo) o el río de la Garganta (al que se une en Tramacastilla); en Villel recoge las aguas del río Camarena, en el Rincón de Ademuz las de los ríos Riodeva, Ebrón y Bohílgues, y en Santa Cruz de Moya el río Arcos.
El Guadalaviar, o Turia, es un río de enorme belleza en muchos tramos, y no nos atreveríamos a destacar uno sobre otro (cómo olvidar las hoces de Chulilla, o los cañones que configuran su curso al atravesar los municipios de Aras de los Olmos, Titaguas, Tuéjar, Benagéber, Chelva, Calles, Domeño o Loriguilla). Tras haber recorrido casi todos ellos parecía lógico visitar el lugar donde nace el río y su curso más alto, hasta la llegada del río de la Garganta.
Iniciamos la ruta de hoy en el pueblo de Guadalaviar, una limpia población en la que llama la atención la existencia de una pequeña plaza de toros excavada en la roca. Para llegar a Guadalaviar desde Teruel seguimos la carretera A-1512, hacia Gea de Albarracín y Albarracín, para continuar a Torres de Albarracín y Tramacastilla, donde nos desviamos por la VF-TE-04 en dirección a Villar del Cobo y desde aquí seguimos en dirección a Guadalaviar.
En un supermercado del centro nos informaron sobre la ruta que debíamos seguir, saliendo por detrás del pueblo en dirección a Griegos, para tomar al poco rato una pista a la izquierda que nos lleva a una pequeña área recreativa (El Molino), con una fuente justo en el arranque de la pista que sube hacia el nacimiento del Guadalaviar, donde aparcamos.
En esta zona encontramos un pequeño riachuelo, el casi recién nacido Guadalaviar, que acompaña durante un rato la pista que sigue recta por el valle, en dirección a las pistas de esquí de fondo de la Muela de San Juan, por la que subimos unos cientos de metros, con unas bonitas vistas a un típico valle de pinares de esta zona. Pronto vimos que el riachuelo cambiaba de dirección, para girar hacia la derecha, hacia un barranco lateral, así que dimos la vuelta hacia la fuente que habíamos visto antes y tomamos el sendero que nace a su nivel, que a poco aparece señalizado como ruta hacia el nacimiento del Guadalaviar. Unas personas que bajaban, y a las que preguntamos si habían ido al nacimiento del Guadalaviar, respondieron afirmativamente y nos informaron de que el nacimiento no estaba en el barranco en el que entraríamos más adelante, sino algo a la izquierda en un recinto vallado que se apreciaba claramente desde el sendero.
Así que seguimos subiendo por la pista, primero bajo el sol de la mañana y después, ya transformada en sendero, a la sombra del abundante arbolado de un hermoso bosque de pino. Pasamos por varias casetas de construcción reciente, en las que resonaba ruido de agua, siguiendo el curso del cada vez más pequeño riachuelo. Al llegar a la última caseta, casi enterrada en el barranco, vimos el recinto vallado a nuestra izquierda, y apreciamos varios diques de piedra en el barranco, con claras muestras de humedad en la parte inferior, por lo que seguimos ascendiendo por el barranco hasta llegar a una zona en la que vimos una gruesa tubería, por encima de la cual pasaba una carretera asfaltada, que suponemos es la carretera que va de Griegos a Villanueva de las Tres Fuentes; por encima de ella el barranco no mostraba evidencias de humedad, menos aún una corriente de agua.
Era hora de volver atrás e ir a buscar el recinto vallado, con abundante vegetación, en el que pronto encontramos un reguero de agua que seguimos hacia la parte alta del recinto, donde encontramos una piedra tallada con una imagen de cara, y justo por encima un chorrito de agua. Buscamos por encima de la cara y encontramos algunas piedras entre las cuales pasaba una pequeña corriente de agua, que desaparecía en el interior de la montaña antes de acabarse el vallado. El Turia es un río hermoso, que hemos disfrutado en montones de rutas a lo largo de muchos años, su nacimiento no lo desmerece aunque tal vez sea más humilde de lo que esperábamos; puestos a elegir, el salto de Pero Gil o la poza al final del Barranco Hondo de Tramacastilla hubieran sido más impactantes, pero tal vez así es un ejemplo más completo de dónde venimos, a donde vamos y cómo nos comportamos entre tanto.
Es una ruta fácil, sin el ascenso por el barranco sería más una ruta a pie que un trayecto para senderistas. No hay dificultades significativas en ningún punto, es corta y con poca pendiente. Puede llevar a sus hijos pequeños y a personas no acostumbradas a andar grandes distancias. Y si cree que esto le sabe a poco, vuelta atrás, coja la carretera de Guadalaviar a Villar del Cobo, y tras pasar esta población métase en el cauce del río (póngase un neopreno si no aguanta bien el frío y le informan de que el cauce no está seco) y alcance de esa manera el final del Barranco Hondo. Eso es otra cosa, más movida y variada, pero otro día le doy los datos.