NAVANDRINAL-PORTACHO DEL CUCHILLO-RISCO DEL SOL-PICO ZAPATERO-RISCO REDONDO-SIERRA DE LA PARAMERA-GREDOS

Marcha realizada el sábado 23 de mayo de 2015
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Navandrinal es un pueblecito enclavado en un bello entorno, pero con el poco encanto de tantas otras poblaciones nuestras, que se han ido haciendo a golpe de lo que "surgiera"; y así no es de extrañar que nos encontremos edificaciones de todo tipo, descuido importante y un aspecto poco o nada atractivo.

Nosotros, un poco más tarde de lo normal, enfilamos la calle del Zapatero para salir a la de los Barrancos, que con ligera pendiente nos saca en cinco minutos a la parte alta, que con pinta de antiguas eras, en la actualidad tiene un buen espacio para el aparcamiento. Ahora continuamos con el mismo rumbo norte, pero bajando durante casi medio kilómetro, hasta llegar a la garganta del Zapatero y vadear el arroyo del mismo nombre. A partir de aquí, retomamos el ascenso con ligera tendencia hacia el noreste, sin dejarlo ya hasta llegar al Portacho del Cuchillo, que se encuentra a la izquierda de la espectacular Peña Cabrera, y que a modo de macizo granítico como el resto de toda la Sierra de la Paramera, nos da idea de los movimientos geológicos que en forma de fallas han ido esculpiendo a algunas de estas cumbres. El recorrido hasta dicho portacho o collado del Cuchillo, al menos en su último tramo, se hace junto al curso o vaguada del arroyo del Cuchillo. Una vez en el collado, hay que cruzar el zarzo que delimita municipios, para continuar ahora con rumbo oeste y durante casi dos kilómetros, por un piornal de alta montaña, en el que es de agradecer los hitos que sirven para salvar con mayor facilidad la vegetación alta, sin desviarse de un camino, que poco a poco se va acercando a una crestería, en la que destaca como primera cumbre el Risco del Sol. Continuamos ahora sí, por la típica encrucijada granítica, en la que los bolos y formaciones rocosas confieren al paisaje esa belleza natural a la que tan bien nos tiene acostumbrados nuestra querida Pedriza madrileña. Hasta la cumbre del Zapatero nos queda un kilómetro en el que el avance se ralentiza, debido a la dificultad de algunos tramos que exigen pequeñas trepadas. Disfrutamos un rato de las vistas del Zapatero, mientras que un grupo de montaña da buena cuenta de sus víveres, e incluso nos ofrecen queso de cabra. Nosotros hemos de continuar con el mismo rumbo oeste, pero ahora con una fuerte bajada de todo el macizo del Zapatero, que aunque muy divertida, incluso con algún paso bajo las rocas, sin embargo exige llevar algo más de atención por los múltiples y encadenados destrepes que nos vamos encontrando. Una vez pasada esta amena zona rocosa y cuando nos encontramos a la altura del Risco Redondo, podemos comprobar que la zona de bajada del Zapatero hacia el oeste es un tanto más complicada que si se hiciera de subida. Aquí decidimos imitar al grupo que dejamos atrás, en la cumbre del Zapatero, y tras reponer las fuerzas, nos encaminamos siempre con el mismo rumbo, a lo largo de toda la cuerda, hasta que llegamos al Portacho del Zapatero, en el que conectamos con una especie de senda-pista, que haciendo pronunciadas zetas y con rumbo ahora sureste, nos llevará de vuelta hasta el pueblo de Navandrinal en poco más de hora y media, tras algo más de seis kilómetros de bajada, por unas zonas de piornal y pastos de alta montaña en la que grupos de vacas y caballos parecen encontrarse a sus anchas.
En resumidas cuentas, se trata de una ruta que si se hace en el sentido contrario al de las agujas del reloj, que fue nuestro caso, la bajada hacia el oeste desde el pico Zapatero se complica más, que si se hace al revés; y de ahí que aunque sea bastante más divertida como la hicimos nosotros, sin embargo haya que tener en cuenta el estado de la roca, para evitar el mayor riesgo que conlleva su fuerte desnivel.