Neda - Fervenza de Belelle y mirador de Viladonelle
near Viladonelle, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Roxal es un lugar de la parroquia de Anca, concello de Neda, provincia de A Coruña.
Es una pequeña aldea pero que guarda en su interior un tesoro: el río Belelle y A Fervenza de Marraxón, también llamada de Belelle.
La cascada es una impresionante caída de 45 m que ha ido erosionando la dura roca granítica y formando unas pozas aptas para el baño cuando el río lleva poca agua. El resto del tiempo nos basta con contemplar la hermosa cola de caballo y escuchar el rugido del agua precipitándose desde lo alto.
Es especialmente interesante visitarla después de algunos días de lluvia. Es un espectáculo poco frecuente.
Se puede aparcar el coche en una explanada que hay a poco más de un kilómetro de distancia y ya tenemos el río Belelle a nuestra derecha.
En relación a este río hay mucho que contar.
A pesar de ser corto y de caudal irregular nunca deja de llevar el agua nacida en las alturas de Monfero.
Desde la antigüedad se le atribuyen a sus aguas propiedades casi mágicas.
Por ejemplo, dicen que sus aguas son curativas y algo de verdad debe de haber en ello porque los análisis de sus manantiales han detectado varios hongos beneficiosos, entre ellos el Penicillium.
Otra propiedad es la de ser perfecta para tratar el hilado del lino lo que llevó a que proliferaran las hilaturas y batanes en sus orillas hasta bien entrado el siglo XVIII hasta que el lino cayó en desuso.
Por si fuera poco, el pan amasado con sus aguas es de una calidad superior habiendo alcanzado una Denominación de Origen (del Pan de Neda).
Precisamente esta calidad fue la que en el siglo XVIII hizo que los obreros de los astilleros de Ferrol se declararan en huelga, la primera en la historia de España, porque les querían cambiar el pan de la ración diaria (de Neda) por otro de calidad inferior producido en el Arsenal.
Por el mismo motivo existe un poco antes del aparcamiento un edificio del siglo XIX en estado de abandono llamado Pazo de Isabel II que servía para fabricar bizcocho y galleta marinera con que aprovisionar los buques de la Armada.
Existe una traída de agua que cruza la ría desde el Belelle para surtir los cuarteles y arsenales de la Armada en Ferrol.
Y por último, el río produce electricidad gracias a una central hidroeléctrica situada junto a la cascada. Se construyó a principios del siglo XX y para darle más caída y fuerza motriz al agua se construyó un canal con 150 metros de caída. Gracias a esta central la ciudad de Ferrol pudo disfrutar de electricidad hace más de un siglo.
Precisamente es este canal el que vamos a recorrer y para ello hay que subir una empinada cuesta. Menos mal que han hecho un recorrido en zigzag que hace que la subida no resulte pesada. Tiene buenas vistas e, incluso, hay un mirador con zona de picnic.
Una vez arriba recorremos el canal siempre a la sombra de laureles y carballos hasta llegar al puente que nos acerca al lugar de Belelle.
El camino de regreso hasta el aparcamiento es por carreteras secundarias de escaso tránsito.
En Viladonelle hay dos lugares de interés: la capilla de San Andrés con un tejo centenario y, ya descendiendo hacia el río, un impresionante mirador de la Fervenza.
El descenso es rápido y hay que ir con cuidado de no resbalar pero en poco rato estamos de nuevo en el Molino de Barcia, que ya vimos a la ida, y llegamos al fin de la caminata.
Pocas excursiones hay que sean tan bonitas como ésta y , además, apta para cualquier persona acostumbrada a los paseos. Muy recomendable con niños por haber muchas cosas para ver.
Sólo necesitaremos un calzado adecuado, un bastón y algo de merienda..
Es una pequeña aldea pero que guarda en su interior un tesoro: el río Belelle y A Fervenza de Marraxón, también llamada de Belelle.
La cascada es una impresionante caída de 45 m que ha ido erosionando la dura roca granítica y formando unas pozas aptas para el baño cuando el río lleva poca agua. El resto del tiempo nos basta con contemplar la hermosa cola de caballo y escuchar el rugido del agua precipitándose desde lo alto.
Es especialmente interesante visitarla después de algunos días de lluvia. Es un espectáculo poco frecuente.
Se puede aparcar el coche en una explanada que hay a poco más de un kilómetro de distancia y ya tenemos el río Belelle a nuestra derecha.
En relación a este río hay mucho que contar.
A pesar de ser corto y de caudal irregular nunca deja de llevar el agua nacida en las alturas de Monfero.
Desde la antigüedad se le atribuyen a sus aguas propiedades casi mágicas.
Por ejemplo, dicen que sus aguas son curativas y algo de verdad debe de haber en ello porque los análisis de sus manantiales han detectado varios hongos beneficiosos, entre ellos el Penicillium.
Otra propiedad es la de ser perfecta para tratar el hilado del lino lo que llevó a que proliferaran las hilaturas y batanes en sus orillas hasta bien entrado el siglo XVIII hasta que el lino cayó en desuso.
Por si fuera poco, el pan amasado con sus aguas es de una calidad superior habiendo alcanzado una Denominación de Origen (del Pan de Neda).
Precisamente esta calidad fue la que en el siglo XVIII hizo que los obreros de los astilleros de Ferrol se declararan en huelga, la primera en la historia de España, porque les querían cambiar el pan de la ración diaria (de Neda) por otro de calidad inferior producido en el Arsenal.
Por el mismo motivo existe un poco antes del aparcamiento un edificio del siglo XIX en estado de abandono llamado Pazo de Isabel II que servía para fabricar bizcocho y galleta marinera con que aprovisionar los buques de la Armada.
Existe una traída de agua que cruza la ría desde el Belelle para surtir los cuarteles y arsenales de la Armada en Ferrol.
Y por último, el río produce electricidad gracias a una central hidroeléctrica situada junto a la cascada. Se construyó a principios del siglo XX y para darle más caída y fuerza motriz al agua se construyó un canal con 150 metros de caída. Gracias a esta central la ciudad de Ferrol pudo disfrutar de electricidad hace más de un siglo.
Precisamente es este canal el que vamos a recorrer y para ello hay que subir una empinada cuesta. Menos mal que han hecho un recorrido en zigzag que hace que la subida no resulte pesada. Tiene buenas vistas e, incluso, hay un mirador con zona de picnic.
Una vez arriba recorremos el canal siempre a la sombra de laureles y carballos hasta llegar al puente que nos acerca al lugar de Belelle.
El camino de regreso hasta el aparcamiento es por carreteras secundarias de escaso tránsito.
En Viladonelle hay dos lugares de interés: la capilla de San Andrés con un tejo centenario y, ya descendiendo hacia el río, un impresionante mirador de la Fervenza.
El descenso es rápido y hay que ir con cuidado de no resbalar pero en poco rato estamos de nuevo en el Molino de Barcia, que ya vimos a la ida, y llegamos al fin de la caminata.
Pocas excursiones hay que sean tan bonitas como ésta y , además, apta para cualquier persona acostumbrada a los paseos. Muy recomendable con niños por haber muchas cosas para ver.
Sólo necesitaremos un calzado adecuado, un bastón y algo de merienda..
Waypoints
Intersection
762 ft
Intersección
hbr
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