O Camiño dos Faros, etapa 3: Ensenada de Lodeiro (As Grelas) - Laxe.

En este tercer día de caminata recorreremos 18 de los 24 km. de los que consta la etapa oficial que va desde Ponteceso a Laxe; nosotros la comenzamos en As Grelas, lugar que cierra la ensenada de Lodeiro, antesala de la desembocadura del río Anllons que forma la ría de Corme y Laxe. Se trata de una interesantísimo recorrido que difiere bastante del resto del Camino de los Faros, ya que consta de cuatro partes bien diferenciadas, en contraposición al resto de etapas, que son una constante sucesión de acantilados y arenales.

La primera parte es una ruta de río, la R-3 Ruta do Rego dos Muiños, que recorre la ribera del río Roncaduiro por un tupido bosque de galería en el que se conservan los restos de 24 molinos harineros, que aprovechaban la fuerza del río que baja de cascada en cascada desde las faldas del Castro de Borneiro hasta desembocar en la ensenada de Lodeiro. Este tramo es de unos 3 kilómetros que nos llevan hasta la AC 430 para entrar en la segunda parte de la ruta, que comprende la visita a dos de los principales exponentes de la cultura castreña en Galicia, el primero de ellos, el Castro de Borneiro es un enclave de 90 x 55 metros con 36 construcciones circulares rodeadas por un foso y dos muros defensivos que estuvo habitado entre los siglos IV y I AC. La niebla que rodeaba el conjunto creaba un momento mágico en el que era muy sencillo dejar volar la imaginación. Nos dirigimos después al Dolmen de Dombate, al que no pudimos entrar por abrir a las 11 a.m. (en caso de hacer la ruta comenzando en Ponteceso se llegaría sobre esa hora). Este monumento funerario está considerado como la catedral del megalitismo en Galicia.

Desde ahí comienza la tercera parte de la ruta, la subida al Castelo de Lourido cuya cima domina toda la ría de Corme y Laxe. Allí se mantiene la espesa niebla, que se va disipando ligeramente mientras los más rezagados alcanzan la elevación, hasta permitir una velada panorámica que nos deja algunas pinceladas de las maravillosas vistas del lugar. En el descenso hasta la costa pasamos por un frondoso bosque de roble, pino y eucalipto que, al llegar al monte de Taboido, se convierte en un gigantesco helechal que nos "sepulta" hasta alcanzar los acantilados anteriores a las fantásticas playas de Rebordelo. Ya estamos en la cuarta parte de la ruta, compuesta por la típica sucesión de acantilados y arenales que llegan hasta Laxe, cuya bella estampa descubrimos en el momento en que alcanzamos la punta do Cabalo, para volver a esconderse en el intrincado coido dos Muiños. La entrada a Laxe la hacemos recorriendo descalzos los 1.300 metros de finísimo arenal.