O Marco de San Lourenzo en Limodre (Fene) - Paseando por la península de Bezoucos (XXVI)

En esta caminata además de la abundancia de naturaleza y paisajes con que nos regala la península de Bezoucos vamos a disfrutar también de un viaje al pasado.
Imaginemos por un momento está península en la Edad de Hierro. Es decir, hace unos miles de años. De sus habitantes poco sabemos. Reciben el nombre de "castrexos" porque vivían en unos asentamientos defensivos llamados castros. Estos castros solían estar emplazados en lugares altos con buena visibilidad. Normalmente se dedicaban al pastoreo y a la pesca cerca de la costa.
Cada Castro tenía un territorio ganado a sus vecinos a base de luchas y pactos y poco a poco se fueron fijando los límites de una forma bastante estable. Para dar fijeza a esos límites solían clavar en algún punto especial una piedra llamada "marco".
Esos marcos eran de una importancia capital y los castrexos tenían la creencia de que allí habitaban espíritus benefactores de la naturaleza. Hasta tal punto lo creían que solían llevar a sus enfermos al marco y después de una serie de rituales los dejaban allí esperando la curación.
Llegó la romanización y con ella el cristianismo y los castros fueron poco a poco abandonados desplazándose sus habitantes a poblaciones que son las que nosotros habitamos hoy en día. Y los castrexos son ni más ni menos nuestros antepasados.
Los marcos, dado el simbolismo religioso que tenían, fueron asimilados por el cristianismo construyendo encima de ellos o al lado ermitas e iglesias. La mayor parte acabaron por ser destruidos o convertidos en el ara de los altares de las ermitas dándole al cristianismo una continuidad de la religiosidad ancestral para atraer a los habitantes de aquellos lugares a la nueva religión.
Los territorios de cada Castro pasaron a llamarse parroquias y así podemos hacernos una idea del área de influencia de cada Castro.
Centrándonos en la península de Bezoucos se sabe que estaba ocupada por una población de pastores y pescadores repartida en varios castros. Alguno de ellos nos son familiares aún hoy en día como el de Noville, el de Franza, el de Limodre, el de Santa Maríña en Cervás, etc.
La mayor parte no han sido excavados por arqueólogos y simplemente están documentados.
De aquellos marcos sagrados sólo quedan dos, el de Lodairo en Franza y el de San Lourenzo en Limodre. Hay otro en Magalofes y se sabe que hasta fechas recientes había uno en San Victorio de Franza que desapareció.

En este recorrido vamos a ver el marco de Lodairo y el de Limodre y pasar junto a los Castros de Barracido en Piñeiro y de Limodre. Ambos están en terrenos particulares por lo que hay que conformarse con verlos de lejos.

En cuanto al Marco de San Lourenzo es una lástima comprobar el estado de abandono en que está fruto del vandalismo y de la falta de civismo. No parece que le demos mucho valor a nuestro pasado.