Ocejón desde Majaelrayo

Espectacular ruta por la hermosa Guadalajara. Eso sí, algo exigente. Volvemos a subir al Ocejón, esta vez desde Majaelrayo. Hace casi cuatro años desde nuestra anterior subida al pico. Entonces lo hicimos desde Valverde de los Arroyos. La ruta de hoy nos ha parecido bastante más dura que aquella. Puede que los años se vayan notando o sencillamente que desde Majaelrayo sea más dura. 

Dejamos el coche en uno de los aparcamientos que hay antes de entrar en el bonito pueblo, justo al lado del cementerio. Atravesamos la localidad (nos damos cuenta entonces que podríamos haber dejado el coche en otro aparcamiento en el interior del pueblo) y tomamos el camino que nos va a llevar a atravesar el Arroyo de las Cabezadas. El camino discurre entre un bosque de pequeños robles, en una continua ascensión. 

Atravesamos Lomanillos y La Perquizuelas. El sendero empieza a sembrarse de lascas de pizarra. En algunos tramos la subida es bastante pronunciada y con el sendero repleto de agua, lo cual dificulta algo más la subida. De vez en cuando, echamos la vista atrás y, aunque el día sigue nublado, comenzamos a distinguir las cumbres todavía algo nevadas del Pico del Lobo y más al sur los picos de La Tornera y La Centenera. 

Llegamos a la cuerda de la Sierra de Ocejón y nos empezamos a encontrar con las curiosas formas de las pizarras. Nos topamos con un vivac y después atravesamos un collado de montaña. Al norte, tenemos los picos de Campachuelo y de Campo. Al este, distinguimos Valverde. Si miramos al oeste, divisamos hasta la cuerda de Peñalara, aún con bastante nieve. 

Tomamos dirección sur por el cordal. Pasamos por la parte oeste de Las Campanitas. Se trata de un bonito sendero que discurre entre las afiladas y curiosas rocas. Seguimos andando, dejamos atrás Chortal Redondo y llegamos al Collado Viezo. Desde aquí, tomamos dirección a Cañamarejo. En algunos momentos perdemos la senda, pero no hay problema porque tenemos claro adonde nos dirigimos (no dejamos de divisar el Ocejón). Por esto, recomendaríamos el uso de un GPS. Llegamos a la senda que viene directamente desde Majaelrayo y la seguimos a la izquierda. Se trata de una cuestecita importante hasta que llegamos al Collado del Hervidero. Desde el collado descendemos hasta la ancha senda que viene desde Valverde. Esta senda nos lleva hasta el pequeño collado que hay entre el Ocejoncillo y el Ocejón. No son demasiados metros, pero se atraganta un poco. 

Desde el pequeño collado iniciamos el ascenso. La subida es ahora algo más sencilla, no demasiado, ya que la senda va haciendo zetas. Llegamos a lo alto por la parte derecha, en la que nos encontramos un altar de rocas. Desde aquí cresteamos hasta llegar al vértice geodésico. Sobra decir que las vistas son impresionantes y espectaculares, ahora que las nubes se han ido y que el sol se ha adueñado del día. Como no hace demasiado viento, estamos unos minutos disfrutando de las vistas en la cara este y también del pacharán (tenemos que retomar las antiguas y perdidas costumbres). 

Es hora de comer, pero decidimos descender de la cumbre. Enseguida llegamos de nuevo al pequeño collado. Ascendemos hasta el Ocejoncillo. En el mismo estamos nosotros solos, así que decidimos hacer un alto para almorzar. Reponemos fuerzas y descansamos algo. Después del refrigerio, iniciamos el regreso. Decidimos regresar por la cresta, en lugar de bajar hasta la senda. Hacemos un poco el cabra entre las rocas y llegamos de nuevo al Collado del Hervidero. Desde el mismo descendemos por donde hemos subido. En un momento determinado, perdemos el sendero de pizarra y nos encontramos descendiendo por un minúsculo sendero inmerso en el robledal. Un poco más abajo encontramos el sendero bueno y ya no lo abandonamos. El sendero se convierte en una ancha pista forestal que pasa, primero por el Arroyo de la Gargantilla y más adelante por el de los Molinos, el cual se salva mediante un bonito puente. Desde aquí no nos queda nada para adentrarnos en el pueblo. Nos paramos en la terraza de un bar para tomar unas bien merecidas cervezas. Damos aquí la ruta por finalizada. 

Lo dicho, una ruta de las buenas, de las que hay que llevarse al zurrón.

La califico como moderada debido al gran desnivel, no porque haya pasos dificultosos.

Decir que después de las cervezas dimos una pequeña vuelta por el hermoso pueblo, que nos maravilló.

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Época recomendada: primavera, otoño e invierno.