Oiz, Amaxkur, Iturrizuri y Zengotitagana desde Zengotita (Mallabia)

Hoy, Miércoles Santo de 2024, se nos ha ocurrido ascender al mítico Oiz, monte bocinero por excelencia, al que yo al menos no subía desde hace más de 15 años. La intención es subir por su ruta clásica, la que asciende desde el barrio de Zengotita, perteneciente al municipio de Mallabia. Sin embargo, para conocer otra ruta nos hemos prometido ascenderlo desde Garai en no mucho tiempo.

Hoy no solamente estamos Eduardo y yo para hacer la ruta (no ha podido venir Jose Mari), también se nos ha añadido Koldo, un viejo amigo con el que hemos compartido numerosas aventuras montañeras y espero sigamos compartiendo. Son las ocho y media pasadas cuando aparcamos en Zengotita, frente al coqueto lavadero del barrio.

Tras colgarnos las mochilas, alargar los bastones y poner wikiloc en marcha para grabar la ruta, arrancamos. Hay que decir que para mayor seguridad vamos a seguir el track de "inakiandarin" un montañero y "wikiloker” con amplia experiencia y centenares de rutas registradas en la aplicación, al que ya he seguido en otras ocasiones, simplemente porque es un tío riguroso con las rutas que registra y con sus correspondientes explicaciones. Sin embargo nosotros pensamos hacer alguna variante a su ruta, aunque que no cambiará en exceso. Para facilitar aún más su seguimiento he fotografiado los desvíos y cruces con la figura de alguno de mis amigos señalando con su andar el camino a seguir.

La ruta comienza justo al lado del lavadero con un camino pedregoso que para empezar, arranca con una considerable cuesta. Tras un centenar de metros giramos a la izquierda en un cruce, al mismo que llegaremos al final del la ruta retornando por otro camino que desemboca aquí mismo por la derecha. En el cruce hay un kairn que nos indica el camino a seguir. Veremos algunos más, como en la siguiente y cercana bifurcación, en la que tenemos tenemos que seguir por el camino de la derecha. Tras un rato de ascensión, nueva bifurcación en la que seguimos también por la derecha. Y en la siguiente lo mismo, y en la siguiente. Enseguida llegamos a un bonito refugio situado a nuestra derecha, y un poco más arriba, en el siguiente cruce, también optamos por seguir por la derecha. Pasamos enseguida al lado de una borda semiderruida saliendo ya a zona despejada, y a pocos metros en otro cruce, también hay que seguir por la derecha, llegando al poco a confluir con la pista de mantenimiento de los aerogeneradores, los cuales ya estamos viendo desde hace un rato.

Por lo tanto, desde la salida y hasta ahora, en todos los cruces o bifurcaciones que nos hemos encontrado hay que seguir por el camino de la derecha. Sencillo.

Seguimos unas decenas de metros por la amplia pista y la abandonamos desviándonos hacia la derecha por un amplio camino herboso que continua dentro de un bosque replantado, hasta llegar en un rato a una alambrada que hay que saltar. Llegamos a un punto crítico en la ruta, ya que se trata de un amplio cercado con una curiosa fuente y varios abrevaderos para el ganado. Lo cruzamos por su parte derecha para seguir adelante por un amplio y claro camino que desemboca en la pista de mantenimiento de los aerogeneradores, siguiendo de frente y desviándonos unos metros a la izquierda para coronar la primera cima de la ruta, el Amaxkur, de 887 m y sin buzón, solamente con una placa conmemorativa de un joven ganadero colocada en una roca.

Seguimos por la amplia pista de la despejada cresta del Oiz, pasando ante las enormes moles de los aerogeneradores, que a pesar de hacer bastante viento ninguno de ellos se encuentra en funcionamiento (quizá ahora se esté tirando más de quemar gas y de energía nuclear...). Vemos a varios operarios trabajando en algunos de ellos. Coincidimos los tres amigos en la espectacularidad de las vistas desde la extraordinaria atalaya que supone la cresta del Oiz. De izquierda a derecha vemos el Udalaitz, la cresta Alluitz–Anboto, el Aitz Txiki, el Untzillaitz, la sierra de Eskubaratz y el Arrietabaso, la mole del Mugarra y, la sierra de Aramotz completa. Al fondo el Lekanda y el Gorbea con su casquete de nieve. Y abajo, en el valle del Ibaizabal, la villa de Durango. Sencillamente precioso.

Con la cabeza girada permanentemente hacia la izquierda para ver el paisaje seguimos hacia delante pasando y pasando aerogeneradores hasta llegar a la base del repecho que culmina en la cima del Oiz. Hay que salirse de la pista hacia la derecha para pasar por un estrecho paso canadiense junto a la alambrada que separa unos pastos en los que hay unas hermosas vacas, que a nuestro humilde entender parecen de raza pirenaica.

Siguiendo la alambrada y apartándonos un poco del sendero habitual, accedemos a la cima del antenado monte bocinero del Oiz, de 1026 m de altitud. En la cima hay una especie de buzón metálico que simula un hacha hendida en un tronco, y a tres o cuatro metros un poste geodésico y otro buzón, éste con un cajoncito para depositar la correspondiente tarjeta. Las vistas por esta vertiente llegan hasta el mar, empezando en la cercana ladera norte, donde el 19 de Febrero de 1985 se estrelló el Boeing 727 del vuelo 610 de Iberia procedente de Madrid Barajas, falleciendo en el accidente los 141 viajeros del avión y los siete miembros de la tripulación, es decir, todos. El día de hoy esta vertiente norte aún mantiene restos de la nieve caída en los últimos días, como si fuera una señal de lo que aquí sucedió hace casi cuarenta años.

Tras las fotos de rigor iniciamos el descenso, no sin antes beber agua abundante y dar buena cuenta la fruta que llevamos, suficiente para las exigencias energéticas de la mañana, que tampoco son excesivas. El descenso del trecho cimero lo hacemos por el sendero habitual para, una vez abajo, tras pasar de nuevo la "ataka", seguir por la amplia pista de subida hasta abandonarla para seguir campo a través por la derecha y acceder en pocos metros a una curva de otra pista situada un poco más abajo, siguiendo por ella de frente. Enseguida pasamos al lado de una casa bajo el arbolado que parece ser el lugar de intendencia de los gremios que aquí concurren para el mantenimiento de los numerosos aerogeneradores. Son las once de la mañana, hora del amaiketako, quizá por eso vemos que llegan al edificio varios vehículos con currelas dentro.

Nada mas superarlo seguimos en un cruce por la pista de la izquierda, continuando de frente y pasando al lado de cuatro aerogeneradores para, nada mas superar el cuarto, abandonar la pista para girar a la derecha campo a través y acceder a los restos del dolmen de Iturzurigana, situado bajo grandes abetos. Seguimos de frente y, saliendo del bosque, seguimos por su borde para llegar hasta un paso en la alambrada, que cruzamos siguiendo hacia la izquierda por la pista.

A unas decenas de metros nos desviamos un poco a la derecha para visitar la cruz de Iturzurigana, tercera cumbrecita del día de 862 m de altitud, si es que se le puede llamar así, ya que de cumbre no tiene nada por no estar situada en cima alguna, sino más bien en un declive del terreno. Se trata de una base de piedra que sostiene una cruz con un escrito tallado en bajorrelieve en los cuatro lados de su base que no somos capaces de descifrar, aunque tampoco nos esforzamos mucho. Bien es verdad que las vistas son extraordinarias.

Retomamos el camino anterior siguiendo por la pista hacia la derecha en un cercano cruce, por la que tras unos centenares de metros accedemos a la pista por la que hemos subido en la ida y de la que nos hemos desviado a la derecha por un amplio camino herboso. Pero ahora solamente andamos unas decenas de metros para desviarnos de nuevo a la izquierda, abandonando de nuevo la pista yendo campo a través y pasando al lado de algunas turbinas eólicas. Siguiendo el sendero llegamos a la cuarta cimita del día, el Zengotitagana, de 818 m de altitud, con un poste geodésico y un buzón de acero inoxidable en forma de casita. Tras un selfie, iniciamos el descenso hacia el barrio de Zengotita, pero bajando por un camino distinto al que hemos subido que ha propuesto Edu.

Yo no las tenía todas conmigo si de seguir este camino o no, pero Edu, que ha pasado por aquí varias veces, me dijo: "sin problema tío, adelante, incluso ahorraremos tiempo". Y yo, aunque mosca, acepté un poco a regañadientes. Nada más acceder a la pista a pocos metros de la cumbre, seguimos por ella a nuestra izquierda, bajando por una pista cementada bastante rota que va descendiendo tramos de cierto desnivel. Al cabo de un rato bajando por la pista y sin coger desvío alguno llegamos a una pronunciada curva hacia la izquierda. Este es un punto clave, ya que allí mismo nos desviamos por un camino de tierra que parte hacia la derecha. En pocos minutos nos plantamos en el primer cruce de la mañana que al principio de la ruta hemos comentado. Solamente nos resta bajar unos metros y llegar al lavadero y al coche. Pues sí, resulta que Eduardo tenía razón al bajar por aquí, y se la doy, claro. Fin de la ruta.

En resumen, se trata de una ruta circular sencilla y fácil de seguir que no llega ni a los doce kilómetros de longitud, con un desnivel positivo acumulado de 632 m, teniendo en cuenta que hemos llegado hasta la cumbre del Oiz (a 1026 m) partiendo de Zengotita, situada a 458 m de altitud, con lo que tampoco es para tanto.

Una ruta con unas vistas extraordinarias que merece la pena recorrerla. El Oiz, a pesar de sus numerosas torres eólicas que afean irremediablemente su cresta, es una buena opción para una ruta mañanera. Dejamos para otro día subir al Oiz desde Garai. Os lo contaré.

Un enorme saludo a todos y todas.