Ojós - Puerto de la losilla (Torre y calzada romana)

Si algún día escribiera un libro sobre senderismo, lo primero que diría sería algo así: Cuando prepares las cosas para la caminata, lo primerísimo que debes echarte a la mochila es EL SENTIDO COMÚN.

Servidor se vanagloria de andar bien con el calor (que qué remedio si quieres apurar las vacaciones en Murcia para andar) y, en general, mimo los horarios y los arreos a llevar para combatir el sol y la caló, pero hay ocasiones en que ni por esas; y hoy ha sido uno de esos días. Quede claro en primer lugar que la ruta es muy chula. En su primera parte, porque la histórica conexión valricotí con La losilla es un precioso y puro sendero de montaña; y en su segunda parte, porque el aliciente histórico, aunque sean restos muy pobres, es muy atractivo.

Es momento de recordar que esta ruta replica (sin contar la vuelta, que es de mi cosecha) una de las propuestas en el libro de J.J. López Moreno, EL VALLE DE RICOTE A TRAVÉS DE SUS FORTALEZAS (Natursport, 2008); concretamente la llamada TORRE DEL PUERTO DE LA LOSILLA. Libro absolutamente recomendable para los amantes del Valle de Ricote y su historia y entorno natural; muchas gracias a J.J. López y la asociación abaranera La carrahila, que también colaboró.

La ruta empieza en la iglesia de Ojós y cruza el río Segura por el puente colgante. A continuación, y remontando unos metros el río, tomamos esa reciente y extraña "autopista" de asfalto que no parece ir a ningún lado, pero que sirve a nuestros propósitos para embocarnos a la senda paralela a la rambla del Chinte. Me tropiezo con un pastor de borregos con el que tengo charla interesante, a la vista del castillo de la pila de la reina mora y del castillo de Ricote (cojonudas visitas). Y poco después, ya en la senda, me tropiezo con el amable Isaac, miembro de un grupo de amigos que mantienen en condiciones el sendero (¡Olé!). El trasiego de información -interesantísima- se corta abruptamente porque ¡nos cae de golpe un pedazo de chaparrón de unas nubes aisladas!, así que cada uno por su lado (gracias, Isaac, ojalá coincidamos otra vez) y sigo mi ascenso, con el alto del Solvente (SORBENTE, según el muy bien razonado porqué de J.J. López en el libro) a mi izquierda y con ganas de hincarle el diente un día. Nos tropezamos con la Fuente del pino, donde podemos disfrutar de la humedad y el verde, y poco después llegamos al final de la senda y el punto más alto de nuestra ruta. Aprovecho para disfrutar de las vistazas del valle que acabo de dejar atrás y de La losilla y toda la Pila, al fondo.
Tomamos un camino semi-abandonado que pronto desemboca en una estupenda pista, ancha y cuidada. Aquí aparecen unas marcas blanquiamarillas de un PR que no consigo identificar. Lo más cercano que me suena es el sendero del cabezo de los Calderones y éste no es PR, que yo sepa. En fin. Por cierto, una vez pasadas las nubes chorreantes, el calor empieza a hacerse notar y el paraje, que de normal debe invitar a la contemplación y al diálogo interior, hoy sólo parece invitar a la deshidratación.

Ya todo es pista hasta casi llegar a la A-30, donde entramos en una rambla que la cruza por debajo, llegando al barranco del saltador, el cual vamos remontando hasta toparnos con el tramo de calzada romana, cuya construcción parece datar del primer cuarto del siglo I; ahí es nada. Lo que queda de ella es poquico, pero vistoso. Cuando sigamos remontando el barranco, la tentación de creer ver más restos aquí y allá es muy grande, pero será fruto de vuestra imaginación... o no. Es buen momento para hacer notar que esta zona es coto de caza activo (doy fe, por visitas anteriores) y hay que prever las temporadas de caza menor. Fuera de ellas no hay ningún problema.

Tras volver a pasar bajo la autopista (un paso feucho, deteriorado por las lluvias), toca un trecho de asfalto pestoso, pero con buen arcén y poco tráfico. Llegada al vestigio de lo que fue la torre de la Losilla. Bueno, ni vestigio, porque parece que La carrahila levantó este pequeña hita de piedras como homenaje en el lugar muy aproximado, ya que, al parecer, una roturación agrícola excesiva lo arrasó todo hace pocas décadas (buen momento para recordar que los restos estaban declarados BIC, que en Murcia suele querer decir BASURILLA DE INDIFERENTE CONSERVACIÓN). La Carrahíla también puso una plaquita muy cuqui que daba fe de lo que estabas viendo, pero ahora está rota (en fin, será el murcianico style y esas cosas). En el sitio te haces una idea de la función vigilante de la torre, en pleno "cambio de rasante" de Murcia y lo que ya huele a La mancha, en lo que hoy es límite municipal entre Ulea y Blanca.

Y aquí terminaría la ruta ideada por J.J. López y La carrahila. Yo decido engordarla (hoy voy solo y no dispongo de coche de vuelta) y vuelvo, acortando por enmedio del campo-monte de La navela. A pesar del acorte, el sol está ya en lo más alto y no tiene piedad, pero consigo llegar al sendero de bajada y a buen ritmo quemo las últimas reservas para llegar a Ojós.

Mi sufrimiento me lo quedo yo, y menos mal que no fallé en las paradicas y rehidratación constantes, (y mi mojable y aireado sombrero de paja, que ríete tú de los fashion del Decathlon) pero no seáis ceporros y no hagáis esta ruta en esta época. Quitando eso, puede ser una experiencia completísima.

Recomendable calzado de agarre. Aconsejable bastones para la bajada y para impulsaros en la kilometrada de pista. Y, por dios, protección solar y líquido a tope en verano.

La dificultad es objetivamente CERO, pero pongo moderado por el ascenso, el calor y la kilometrada.


Hora Inicio: 8:10 22 jul. 2020
Hora Fin: 12:34 22 jul. 2020
Distancia recorrida: 14,8 km (04:24)
Tiempo en movimiento: 04:00
Velocidad media: 3,36 km/h
Vel. en Mov.: 3,7 km/h
Velocidad Máxima: 88,34 km/h
Altura Mínima: 117 m
Altura Máxima: 402 m
Velocidad Ascenso: 170 m/h
Velocidad Descenso: -367,9 m/h
Ganancia Altitud: 496 m
Pérdida Altitud: -496 m
Tiempo Ascenso: 02:55
Tiempo Descenso: 01:21