Olloniego - Picu Arnea

Vuelve el frío, con la cota de nieve instalada en altitudes modestas, con lo que decidimos volver a Olloniego para intentar coronar una de las pocas cimas de la zona que nos resta por visitar: el humilde Picu Arnea.

Partiendo de un cruce situado a la entrada de Olloniego continuamos de frente, siguiendo las indicaciones de la GR que coincide con un tramo del Camino de Santiago.

No tardaremos, tras un cruzar un puente, en desviarnos de la carretera AS-242, siguiendo una coqueta senda que se abre a nuestra izquierda. Entraremos en lo que constituye, sin lugar a dudas, uno de los mejores tramos de la ruta, surcando un denso bosque con unas bonitas panorámicas de Olloniego.

Volvemos a cruzarnos con una carretera, en este caso junto al Centro Reto, para continuar unos metros antes de alcanzar un nuevo cruce: a la ida, seguiremos el sendero que forma parte del Camino de Santiago, con más encanto pero propenso al barro, para continuar por la carretera a la vuelta.

Ambas posibilidades confluyen en Picullanza, pequeño y bonito pueblo a los pies del ya muy evidente Picu Arnea.

Nos restan unos metros por cómoda carretera antes de desviarnos, nuevamente, a nuestra izquierda, siguiendo la pindia pista que se abre ante nosotros.

Esta cómoda pista termina en una amplia portilla. Sin embargo, nuestro objetivo está a la izquierda, con lo que buscamos una forma de poder acceder, apareciendo un discreto sendero por el que decidimos continuar.

Comienza la que, lamentablemente, acaba siendo la parte más tortuosa de la ruta: tras superar una alambrada tan escondida como peligrosa, veremos que el sendero se va perdiendo poco a poco, alcanzando un pequeño collado que tendremos que superar a nuestra derecha, buscando la forma más limpia de pasar entre las cada vez más numerosas cotollas.

Llegamos a la base, convencidos de que alguna forma habrá de llegar a la cumbre, rodeada de un muro bastante deteriorado. Por mucho que buscamos, ya sea siguiendo el trazado del muro o haciendo dolorosas incursiones entre los escayos, no hubo forma humana de acercarse a un vértice geodésico que conseguimos tener a unos escasos 5 metros.

Lamentablemente, hay rutas que se van ensuciando a medida que pierden una posible popularidad. Y es que las vistas de los techos cercanos (Altu del Magarrón, Monsacro y Sierra del Aramo) bien merecen un buen mantenimiento de la zona. Hagamos lo posible, entre tod@s, por preservar una de las señas de identidad a nivel mundial de este Paraíso Natural que es, y siempre será, Asturias.