Camino inglés. Del Ferrol a Santiago Etapa 4: Ordes – Santiago
near Ordes, Galicia (España)
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Camino inglés. Del Ferrol a Santiago
Etapa 4: Ordes – Santiago. 34 Km.
Salimos de buena mañana desde Ordes y parece que la noche no quiere darle paso al día cuando iniciamos la última etapa a Santiago.
Sin lluvia pero con una niebla que moja, una borraxeira, diría un gallego. Disfrutamos del amanecer más espectacular de estos días y como niños no dejamos de sorprendernos a cada paso: ¡mira que luz! , y ese reflejo, ¡qué colores!, “cucha” como se cuela el sol por los árboles,…
Unos senderos de enorme belleza y con una frondosa vegetación nos llevan hasta Santiago y muy cerca de Compostela, uno de los tramos más emblemáticos de este Camino, el Bosque Encantado.
Una alfombra de hojas; enredaderas que se suben a los viejos robles, arces, alcornoques y castaños y parecen vestirlos de gala…
Entramos en Santiago y recorremos sus calles, testigos de los últimos pasos de los peregrinos, la Rua da Porta da Pena, donde hubo una puerta de la antigua muralla; Rúa da Acibechería, llamada así por el gremio de artesanos del azabache; la Praza da Inmaculada; cruzamos el arco del antiguo Pazo de Xelmírez y estamos en la Plaza del Obradoiro, frente a la inmensa Catedral…un abrazo sella nuestro Camino.
Y acabo esta crónica en casa, re-disfrutando de estos días:
Seis días en Galicia, cuatro de ellos recorriendo el Camino Inglés, desde Ferrol a Santiago, 123 kilómetros; 5 paradas y fondas, mi hijo Miguel y yo…y muchas ganas de disfrutar y disfrutarnos.
A la vuelta, los recuerdos son palabras sentidas e incorporadas a nuestras vidas. Quizás algunas os parezcan muy elementales, pero quién me puede negar que comerse una tortilla de Betanzos no es una experiencia que alimenta no sólo el cuerpo sino también el alma y que el subidón de energía interior es potente…El yoga y la meditación está muy bien pero esta tortilla tiene su ángel.
Ahí van mis palabras-recuerdos:
Muelle de Curuxeiras, kilómetro cero.
Ferrol, Pontedeume, Betanzos, Ordes, Santiago.
Concha de vieira.
Hierba en los tejados.
Alfombras de castañas, piedras y hojas.
Túnel de laureles.
Ría, mar, río, sonrío… Buen Camino.
Ribeiro, Albariño, Godello.
Empanada, caldeirada mariñeira, zorza y raxo, , tortilla de Betanzos, costrada, pulpo,…
Puentes…viejos puentes vestidos de musgos y calzadas de piedras desgastadas.
- Se chove, que chova (Si llueve, que llueva). Respuesta de un agricultor gallego al que preguntamos por las previsiones de lluvias…Es lo que hay.
Aldeas solitarias, bosques y senderos que te envuelven.
-¡Miguelito baja el ritmo que te vas a cargar a tu padre!
Amanece, escarcha, rocío, bruma, chuviscada…Sol.
-Quizás una porción de la felicidad esté en un amanecer con bruma, le digo a Miguel.
Verde…verde, verde.
Penumbra, magia.
-Miguel, lo del bosque encantado era verdad, no sólo una película.
Santiago, Catedral, Praza das Praterias, Mercado de Abastos…
Praza do Obradoiro… vivo abrazo.
Esta es la atípica crónica de estos días vividos con Miguel.
No te molestes en darle forma ni en entenderla, lo que pretendo es provocarte a que te animes a hacer tu Camino… a vivirlo y luego como el buen gallego, a tener morriña de esa generosa Terra Meiga y de su gente.
Besiños... Marcho, que teño que marchar *
* En castellano, “Marcho, que tengo que marchar”. Genuina expresión gallega para decir que no se marcha porque se quiere sino porque ha de hacerlo, cuando la dices nadie discute tu marcha. Como nota curiosa te cuento que fue incluida en una esquela mortuoria publicada en La Voz de Galicia como despedida, con retranca, de un vecino de A Coruña que falleció joven.
Etapa 4: Ordes – Santiago. 34 Km.
Salimos de buena mañana desde Ordes y parece que la noche no quiere darle paso al día cuando iniciamos la última etapa a Santiago.
Sin lluvia pero con una niebla que moja, una borraxeira, diría un gallego. Disfrutamos del amanecer más espectacular de estos días y como niños no dejamos de sorprendernos a cada paso: ¡mira que luz! , y ese reflejo, ¡qué colores!, “cucha” como se cuela el sol por los árboles,…
Unos senderos de enorme belleza y con una frondosa vegetación nos llevan hasta Santiago y muy cerca de Compostela, uno de los tramos más emblemáticos de este Camino, el Bosque Encantado.
Una alfombra de hojas; enredaderas que se suben a los viejos robles, arces, alcornoques y castaños y parecen vestirlos de gala…
Entramos en Santiago y recorremos sus calles, testigos de los últimos pasos de los peregrinos, la Rua da Porta da Pena, donde hubo una puerta de la antigua muralla; Rúa da Acibechería, llamada así por el gremio de artesanos del azabache; la Praza da Inmaculada; cruzamos el arco del antiguo Pazo de Xelmírez y estamos en la Plaza del Obradoiro, frente a la inmensa Catedral…un abrazo sella nuestro Camino.
Y acabo esta crónica en casa, re-disfrutando de estos días:
Seis días en Galicia, cuatro de ellos recorriendo el Camino Inglés, desde Ferrol a Santiago, 123 kilómetros; 5 paradas y fondas, mi hijo Miguel y yo…y muchas ganas de disfrutar y disfrutarnos.
A la vuelta, los recuerdos son palabras sentidas e incorporadas a nuestras vidas. Quizás algunas os parezcan muy elementales, pero quién me puede negar que comerse una tortilla de Betanzos no es una experiencia que alimenta no sólo el cuerpo sino también el alma y que el subidón de energía interior es potente…El yoga y la meditación está muy bien pero esta tortilla tiene su ángel.
Ahí van mis palabras-recuerdos:
Muelle de Curuxeiras, kilómetro cero.
Ferrol, Pontedeume, Betanzos, Ordes, Santiago.
Concha de vieira.
Hierba en los tejados.
Alfombras de castañas, piedras y hojas.
Túnel de laureles.
Ría, mar, río, sonrío… Buen Camino.
Ribeiro, Albariño, Godello.
Empanada, caldeirada mariñeira, zorza y raxo, , tortilla de Betanzos, costrada, pulpo,…
Puentes…viejos puentes vestidos de musgos y calzadas de piedras desgastadas.
- Se chove, que chova (Si llueve, que llueva). Respuesta de un agricultor gallego al que preguntamos por las previsiones de lluvias…Es lo que hay.
Aldeas solitarias, bosques y senderos que te envuelven.
-¡Miguelito baja el ritmo que te vas a cargar a tu padre!
Amanece, escarcha, rocío, bruma, chuviscada…Sol.
-Quizás una porción de la felicidad esté en un amanecer con bruma, le digo a Miguel.
Verde…verde, verde.
Penumbra, magia.
-Miguel, lo del bosque encantado era verdad, no sólo una película.
Santiago, Catedral, Praza das Praterias, Mercado de Abastos…
Praza do Obradoiro… vivo abrazo.
Esta es la atípica crónica de estos días vividos con Miguel.
No te molestes en darle forma ni en entenderla, lo que pretendo es provocarte a que te animes a hacer tu Camino… a vivirlo y luego como el buen gallego, a tener morriña de esa generosa Terra Meiga y de su gente.
Besiños... Marcho, que teño que marchar *
* En castellano, “Marcho, que tengo que marchar”. Genuina expresión gallega para decir que no se marcha porque se quiere sino porque ha de hacerlo, cuando la dices nadie discute tu marcha. Como nota curiosa te cuento que fue incluida en una esquela mortuoria publicada en La Voz de Galicia como despedida, con retranca, de un vecino de A Coruña que falleció joven.
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