Orillares - Monasterio Jerónimos - Via Ferrata Espeja - Montes de Espeja (circular)

Como el día estaba de bochorno, aunque la temperatura no fuera a pasar de los 30 grados, comenzamos a las 8:30 más o menos.

Tras dejar el coche en Orillares, lo primero fue visitar la hoz del río Pilde, muy cerca del pueblo. El humilde arroyo ha cavado con el tiempo un desfiladero digno de verse, tanto por la majestuosidad de las vistas como por las cuevas que ha ido horadando poco a poco. Por alguna de ellas pasa el río, ahora menguado. Un buitre, posado en la peña de la derecha al salir de la hoz, nos miraba sin inmutarse.

Luego el camino sigue el río, pasa por un molino y baja aguas abajo hasta las ruinas del antiguo Monasterio de los Jerónimos, del que solo queda en pié una de las alas, la oriental, que según el cartel puede usarse como reloj por la orientación. También queda dibujado por el tapial que se conserva, la dimensión del convento, a una y otra parte del río (véase la foto del ojo de la parte del tapial que lo salvaba). Es digna de ver la fuente, pródiga aún en estos finales de agosto, que es un manantial en forma de herradura con aguas cristalinas y frías. La desamortización del siglo XIX y los agricultores desde entonces hasta ahora han convertido un lugar de conocimiento en ruinas, lo que no debe extrañar ya que en España solemos hacer esto mil veces al año, desde tiempos inmemoriales. Abajo hay una dirección de internet para quien quiera conocer la suerte del Monasterio, su historia y sus leyendas.

Desde el Monasterio nos dirigimos a Espeja de San Marcelino cruzando un fresco pinar y, un poco antes de llegar al pueblo nos desviamos para ver la Pasarela de Espeja, que fue la primera vía ferrata de Castilla y León. Las características técnicas y algunas fotos de los que se cuelgan por allá pueden verse en la dirección [http://deandar.com/ferratas/via-ferrata-pasarela-espeja]. Se trata de un cortado sobre un arroyo, que tiene el aliciente de poder ver cuando el arroyo lo permite por tener agua, una bonita cascada. Tiene una pasarela que permite ver desde arriba el panorama sobre el cortado.

Nosotros no llevábamos aparejo y por tanto subimos por lo derecho arriba y después bajamos al pueblo cruzando la Pasarela. Nos acercamos en el pueblo a la plaza y no pudimos tomar nada en el bar porque estaba cerrado, así que proseguimos la andada por el antiguo camino a Hontoria del Pinar, no sin antes beber agua en la fuente que hay a 100 m del pueblo, en un merendero al lado derecho de la carretera, antes de tomar el camino a Hontoria.

Es Espeja famosa por sus canteras de piedras jaspeadas de tonalidades rojas y ocres, algunas de las cuales, en bruto, se pueden ver en el camino. Dejo la foto.

Esta segunda parte del recorrido tiene el aliciente de que se hace por los pinares, viendo las dehesas y las peñas de los bosques entre Espeja y Orillares. Una buena parte se hace por un enorme cortafuegos, en cuyo final hay un terraplén muy empinado que se puede evitar tomando un camino alternativo antes de comenzar el descenso (está señalado como un punto de vía en la ruta).

En fin, cuando bajamos al precioso valle del Río Pilde, el mismo de la Hoz de Orillares, pudimos ver praderas y dehesas que eran un refresco para esa hora del día, igual que el vientecido que venía del oeste de vez en cuando.

Desde allí se sube al pueblo de Orillares, de donde habíamos partido, bordeando un monte denominado Peña Abejas. En la última parte del camino se pasa por unas canteras, de las que no voy a hablar ni a poner fotos, porque dejan el paisaje destrozado aunque supongan trabajo y todo eso. La cantera ha dejado una laguna de color verde en los alrededores del pueblo.

Poco después de la una y media estábamos en el bar de Orillares tomándonos un refresco, que falta nos hacía por aquello del calorazo que se sentía en el ambiente.

Esta ruta se puede fácilmente dividir en dos, la primera es la de la hoz, el monasterio y la vía ferrata; y la segunda el paseo por los bosques de pinos entre Espeja y Orillares. En realidad estos pueblos están a 20 minutos por la carretera, así que si se hacen dos rutas, en cada una de ellas habría que salvar la distancia entre los pueblos, que no es mucha.