Órzola - Arrieta: Paseo entre lavas VIII 27122023

La guagua me dejó en la parada de El Callao, Orzola, crucé el asfalto para continuar por la acera del lado izquierdo de la carretera (LZ-204) mientras avanzo en dirección a Las Tabaibitas (Casas de arriba en algunos mapas). Desde ese núcleo de viviendas parte la Vereda del Jable que atraviesa este lado del malpais hasta alcanzar Los Altos del Jablillo en la costa. Me fui por ella hasta alcanzar el desvío que incluía los planes del día. Hay dos desvíos a la derecha que cruzan el mar de lavas y hoy quería usar el mas alejado de esta parte ya que el otro lo tengo mas concurrido.
Desde las Tabaibitas y por la calle Vereda del Jable me fui al encuentro de la vereda (la calle se llama igual) atravesando la pista hasta que termina en los alrededores de un granja de cabras, hay unos palés de madera que marcan el inicio de la vereda.
Me paso al malpais y me dejo llevar por el trazado de la vereda, es un tramo corto (600 mts) hasta alcanzar el cruce, no está señalizado, sólo un pequeño mojón lo marca, por lo que si se va sin saber su ubicación hay que llevar el registro de la aplicación (wikiloc) para ubicarse. Yo llevaba el Maps en donde lo tengo señalizado y además los tracks de otra visita anterior, por lo que no me costó localizarlo.
Una vez en la vereda tocaba dejarse llevar, no es muy complicado seguirla por que la línea de su trazado es mas oscura que la del resto, vas avanzando bordeando una pared rocosa que te va quedando a la derecha hasta bajar a una hoya. La vereda recorre la hoya haciendo un semicírculo para dirigirse a una pequeña elevación para subirla y alcanzar uno de los hitos de la zona.
Una enorme roca casi cubierta por una tabaiba (ahora están arrancando con sus hojas verde-limón asomando resplandecientes) nos señala un cruce de veredas, la que marcha hacia el Jable Grande y la que voy a seguir que continua hacia el interior del malpais.
La vereda se despega de la roca abrazada a la tabaiba y señala hacia un brazo lávico que luce al fondo, me voy por ella y aunque aquí se nota menos la sombra oscura de las rocas que la conforman tampoco es muy complicado seguirla. Avanzo hacia el lomo para luego subirlo para voltearlo para descender al otro lado. Esta es la parte mas complicada de la ruta pues todo el paso es sobre rocas y sólo nos queda la intuición para poder seguirla, no es un trecho muy largo pero está lleno de aulagas y espinos (Lycium intricatum) que complica un poco mas el avance (menos mal que llevaba pantalones largos). La orientación con el móvil (los tracks) ayuda en el avance, aparece la sombra de la vereda y de nuevo a seguirla disciplinadamente. En algunos tramos el volumen de las tabaibas es tan grande que obliga a hacer algún rodeo hasta localizar la continuación.
Sigo avanzando sin prisas hasta alcanzar el siguiente hito, una roca que acoge un puñado de chuchangas secas (Hemicycla plicaria) y que marca otro cruce de veredas: la que viene del primer desvío que dejé atrás en la vereda del Jable, la que traigo yo desde Las Hoyas (las zona próxima al Jable Grande) y la que voy a seguir a partir de ahora. La cantidad de chuchangas va menguando quedan siete, algo menos de las que había la última vez que pase por aquí y solas no se han ido.
Continúo rodeando una enorme aulaga que cubre la vereda para encontrármela y seguir avanzando.
La vereda va atraviesa la zona con la pequeña meseta que seguimos teniendo a la derecha y en la que se ubican El Bailadero y Las Hoyas, alcanza una enorme hoya (Raso Pende en el mapa de la aplicación), la atraviesa y de nuevo asciende por la ladera rocosa en dirección a la Peña de Las Siete Lenguas.
Ahora se trata de localizar el siguiente cruce de veredas, este sin mas marcas que el trio de sombras oscuras que se juntan, para seguir la ruta.
Ubicado me voy a la derecha (la izquierda se divide en varias un poco después con diferentes destinos) para un rato después volver a coger otro desvío. En esta ocasión me voy ascendiendo por la ladera (la otra sigue hasta Las Hoyas) para alcanzar la parte alta de una meseta rocosa que me acercará a un descenso, por el otro lado, hacia la hoya que hay a los pies de La Peña de Las Siete Lenguas.
Alcanzo la Vereda del Raso, la que viene de la Peña de Las Lagartijas y conecta con la zona de La Peña Redonda.
Me voy por ella atravesando la hoya para salir al otro lado, estoy por la ladera que sustenta La Peña de Las Siete Lenguas, es un subir y bajar pisando pequeñas rocas para alcanzar “la avenida” que marcha sobre pista de tierra hasta La Peña Redonda.
Continuo por la pista de tierra que pasa por La Redonda y la idea original era seguir hasta el cruce con la pista de Los Peligros pero me dio por cruzar las fincas que tenia a mi izquierda convencido de que me iba a ahorrar unos metros. Resulto que me los ahorre pero costó un esfuerzo extra que el ahorro no compenso, por el otro lado iría mas descansado. Hay una hoya a la que se desciende por una ladera llena de derrumbes y matojos secos que complico mucho el avance, además a la finca que llegue se accede por un camino alejado del punto al que accedí con lo que se añadió unos metros al avance que había que descontar a la cuenta de resultados.
Llegue a la “avenida de las tabaibas”, pista de tierra que recorre la pared de piedras que circunda las fincas de Los Peligros. Esta pista está en desuso porque las fincas, de dentro y de fuera, están abandonadas y ya nadie las usa así que las tabaibas las ha colonizado y embellecen el paseo.
Recorro la zona hasta que se acaba el muro que tengo a mi izquierda y con él la avenida (la pista daba acceso a las fincas), y sigo por la vereda que va paralela al muro de la derecha que aún me sigue acompañando.
Termina el muro y aparece el desvío que buscaba, de nuevo la única señal es un mojón de piedras del que parte dos sombras oscuras que se van separando. Me voy por el de la izquierda, quería llegar a la zona de La Caleta de Las Ajulagas, y de nuevo la vereda me va llevando sin casi complicaciones. Por aquí he pasado, en sentido contrario, y traía los tracks de esa ocasión. Casi no hicieron falta porque la vereda está bien definida y en pocos momentos hubo que otear los alrededores. Se sigue muy bien y se avanza sin dificultades.
Llego a la vivienda que hay al final de la vereda (Califato figura en una de sus paredes) y por la pista que le da acceso alcance la carretera. Sigo por la carretera hasta las viviendas de Las Escamas y por ellas me fui hacia la vereda que marcha por la costa hasta la Caleta del Guincho desde donde me fui a la carretera de nuevo para alcanzar la zona de La Hoya de Los Jameos. Atravesé esta parte en dirección a la Cueva de Los Verdes (hay una especie de pista) para, una vez alcanzada, ubicarme en la vereda que parte de aquí hacia El Cercado de Chulistaigua.
Recorrí la zona (malpais de la Corona de nuevo), con las piernas pidiendo sosiego, hasta el Cercado, ubicarme en la pista que lo conecta con la carretera LZ-201, pasar por Las Quemadas, para luego subir por el Camino de Punta Mujeres, un pequeño tramo, hasta el desvío hacia el Cortijo de Boca Tiesto desde donde me fui atravesando la zona a lomos de un muro de piedras hasta alcanzar El Canto.
Por el Canto alcance la pista que marcha paralela al barranco La Negra para desde ella alcanzar Arrieta y dar por concluida la jornada.