Órzola - Arrieta: Vereda del Jable - Malpais - Las Hoyas - Siete Lenguas - La Majadita - Las Cuevas - Los Pedacitos -16032024

Partí desde la parada de guaguas de El Callao, en Orzola, y fui avanzando por la acera que parte desde la esquina enfrente a esa parada, pasa bordeando la Peña de La Pardela y continua por la iglesia hacia terminar con las últimas viviendas de la localidad. Me quede en la zona de Las Tabaibitas (Casas de Arriba en algunos mapas), justo donde el cartel indicativo de la GR-131 llama a la precaución por que se cruza por carretera.
En ese punto me desvié a la izquierda y continue por la calle Vereda del Jable al encuentro de la vereda que lleva ese mismo nombre, descendí al Malpais y empece la ruta.
El primer tramo marcha sobre la Vereda del Jable hasta localizar el punto de desvío. La referencia es una roca grande muy bien plantada en un lado del sendero y al otro lado una hermosa tabaiba casi semiesférica. Tengo al sol de cara, muy brillante, y casi no me deja ver, por el sendero se va marchando sin muchas dificultades y cuando llego a la referencia me acojo al desvío sobre las rocas que se abre a la derecha (viniendo desde las Tabaibitas) y va ascendiendo hasta una pequeña elevación sobre la lava. La vereda está marcada y seguir por ella no representa ninguna dificultad, hay que tener en cuenta los muchos desvíos o cruces que hay para no despistarse y terminar yendo para otro lado.
La senda continua sin problemas diferenciándose del resto del paisaje por su tono más oscuro debido a la ausencia de líquenes, por las pisadas. El paisaje que se va abriendo, impresiona las rocas de casi todos los tamaños y como las tabaibas emergentes se hacen un hueco entre ellas. Hay puntos en los que estas tabaibas ocupan la vereda y hay que posicionarse alrededor de ellas para localizar la continuación; en algunos pasos se observa como algunas ramas las han cortado para visualizar el trazado.
Llego a la “rotonda de los caracoles”, segundo punto con referencia de la ruta, se trata de una roca sobre la que alguien ha colocado un puñado de chuchangas a modo de hito geográfico. El lugar es punto de encuentro para tres veredas (de ahí lo de rotonda): la que traigo desde la Vereda del Jable, la que me va acompañar a partir de ahora y un tercera que se desvía a la izquierda y que continua por el malpais (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/orzola-altos-del-jablillo-vereda-del-jable-malpais-los-rostros-pena-del-tonico-11032024-163561920).
Continuo ruta, vereda al frente, el entorno es parecido, voy bordeando una meseta rocosa que me va quedando a mi derecha y que hace poco descubrí que la conocen como “Los Rostros”. Aparece otro desvío a mi izquierda que lleva a La Hoya de la Casa del Guanche (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/malpais-de-la-corona-los-rostros-la-hoya-de-la-cueva-del-guanche-la-caleta-24022024-162100877) que viene señalada por un “mojón” a la antigua usanza.
Sigo avanzando y llego a una enorme hoya que figura en el mapa de esta aplicación como Raso Pende, aunque esa denominación en los mapas de IDE aparece un poco mas arriba de la Peña Redonda, cruzo la hoya y por el camino me dejo otro desvío a la izquierda, hacia la enorme roca que hay en la zona (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/malpais-de-la-corona-las-hoyas-el-raso-pena-siete-lenguas-28022024-162480135).
Avanzo y asciendo por una ladera que culmina en su parte alta en Las Hoyas y que da continuación a Los Rostros, por el camino hago una vista a una pequeña hoya en la que quedan restos de un antiguo corral de cabras. Sigo ascendiendo y llego a otro cruce de veredas: la que traigo, la de continuación y una tercera que se va a mi izquierda y que un poco mas abajo tiene varias variantes (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/malpais-de-la-corona-paseo-entre-lavas-ii-02112021-87968508).
Sigo a mi derecha y avanzo hacia la ladera bajo Las Hoyas, aparece otro desvío, este era el que buscaba como novedad del día. No tenia claro que fuera aparecer porque en el Maps sólo se vislumbra una leve huella pero la vereda apareció y me fui tras ella, un rato después me encuentro frente a una enorme roca hueca en la que habían cubierto parte de la abertura con rocas para acotar la supuesta entrada. El interior no es muy amplio pero si lo suficiente para acoger a varias personas, se ven restos de lo que parecen huesos y las consabidas conchas de lapas, estoy en la Cueva Tisna, que cita Don Agustín Pallares en su diccionario de topónimos.
No me entretengo y sigo ruta, regreso a la vereda que traía y continuo ladera arriba. Sigo el trazado de la vereda aunque en algunos tramos se pierde un poco y hay que dar algún rodeo, y sin muchos contratiempos llego arriba, al muro que separa la zona de Las Hoyas de las de El Raso: zona agrícola y zona ganadera.
Tocaba localizar el hueco habilitado en el muro para adentrarme en Las Hoyas y continuar la ruta planificada, las referencias eran unas enormes rocas que hay en su interior (la Peña Lisa, una de ellas). Me fui acercando por la vereda que viene de la Peña de Las Lagartijas hasta que localice el derrumbe y me metí dentro de Las Hoyas.
Estoy en territorio “comanche”, una zona que a simple vista parece salvaje pero que en su tiempo tuvo dedicación agrícola. Un hermoso palmeral, con poco futuro a tenor del deterioro que presentan sus hojas, e infinidad de corralitos que en su tiempo arropaban árboles frutales pero que ahora está casi todos derruidos y sus acogidos resecos. Tuneras , aulagas y espinos reinan ahora entre tanta piedra repartida por el suelo.
La idea era avanzar hacia le zona próxima a la Peña de Las Siete Lenguas y ascender por ahí, así que me dedique a buscar paso entre tanto “lindo” estorbo marchando lo mas pegado que pudiera al muro que tengo a mi izquierda y que es el que antes salte.
Alcanzo la enorme roca que tenía como referencia (ya he pasado por aquí varias veces) y por entre los muros de piedra de la ladera (parrales resecos) me fui abriendo hueco para ascender poco a poco y alcanzar las inmediaciones de la Peña de Las Siete Lenguas.
Una vez a la sombra de la inmensa roca tocaba acercarme a la Hoya Honda, un rectángulo amurallado que nace en las Peñas de Tao y que desciende hasta alcanzar el muro que viene de La Peña de Las Lagartijas, justo el que salte hace un rato. Ese tramo aunque corto es un latazo por los obstáculos que hay en los alrededores, muros de piedra que hay que esquivar buscando huecos de paso y evitando las picadas de los espinos (Lycium intricatum).
Con la paciencia debida logre ubicarme en la zona de paso (traía los tracks de una visita anterior para localizarla), salté el muro por el hueco habilitado y me planté en la vereda que lo atraviesa.
Aquí pasa lo mismo que en el malpais, es la misma dinámica de paso pues se trata de una zona con las mismas características. No hay nada aprovechable para cultivo en la zona, es un Raso que decían antes, y la vereda se pierde entre enormes rocas y matas de aulagas y espinos, no se ven muchas tabaibas, no da para eso el suelo. Varias veces tuve que recurrir a subirme a una roca para otear el horizonte y ver la zona de paso, a pesar de que traía los tracks.
Es una distancia corta, no llega a 300 metros, y logre pasarla sintiendo los efectos del inmenso calor que traía la jornada.
Al otro lado, otra hoya delimitada por el muro que acabo de pasar (que baja desde las Peñas de Tao) y una meseta rocosa que tengo enfrente. La otra vez que estuve por aquí me fui a la izquierda bordeando el muro para salir de la zona, hoy me voy al frente a ascender por la ladera confiando en no haber adoptado la decisión equivocada, mas que nada por el calor que pega fuerte.
Es una ladera en donde a la derecha se ve que hubo actividad, hay muros de piedras, y asciendo con la idea de acercarme por allí pero a media altura se ve que los muros continuan también por la izquierda, hay una especie de vereda (casi una huella de lo que fue) y me voy por ella. Un rato después había atravesado la zona por unas antiguas terrazas y me encontraba en una pequeña meseta, todo parece territorio de parras aunque lo único que se ve ahora son aulagas, espinos y veroles. Desciendo por el otro lado y ya se observa territorio “cristiano”, la zona del Raso Pende del Mapa de IDE donde se ubica El Picacho Pende y por el que he pasado “infinidad” de veces, a mi izquierda la zona de acceso desde La Redonda.
Desciendo y me voy por la pista de acceso hasta el Jameo de Francisco León para, un poco después, desviarme a la izquierda por una vereda paralela al muro que desciende por la ladera de esta parte de La Majadita de Don Eusebio. La vereda continua en descenso por la ladera hasta la horizontal próxima a una finca cercada por un muro y a la que hay que entrar por un derrumbe lateral que da acceso a un pista que viene desde la carretera LZ-201. Recorro la pista, alcanzo el asfalto y, por él, me voy en busca de la carretera que viene de Máguez, una vez en el cruce que une las dos carreteras asciendo por la de Máguez hasta un desvío a la izquierda, por La Majadita de Los Perdomos.
Recorro esta Majadita por una pista interior que me deja en el asfalto de la carretera de Las Cuevas, me voy en dirección a Máguez.
Avanzo por el asfalto hasta una higuera que marca el desvío hacia Las Cuevas (zona interior). Continuo por esta pista hasta conectar con la de Los Pedacitos y alcanzar El Camino de Punta Mujeres, en las inmediaciones de las antenas de telecomunicación. Solo me queda desviarme por la pista de acceso a las antenas para descender zigzagueando por El Bardo hasta las inmediaciones de la EDAR de Haria, pasar al barranco de la Negra y, por la pista que lo recorre, llegar a casa para despojarme de los sudores y la calentura (de calor) en la paya de La Garita, una jornada sufrida a satisfacción.