Órzola: Circular por la Peña de Las Siete Lenguas 29042023

De nuevo con los chicos/as de Senderismo Lanzarote (https://senderismolanzarote.com/programa/) comandados por el gran Blas Fernández y con el objetivo de alcanzar la Peña de Las Siete Lenguas.
Partimos del aparcamiento del Pardelas Park (antiguo parque recreativo, hoy cerrado) y por la carretera LZ-204 nos dirigimos unos metros (dirección Orzola) al encuentro de la pista de tierra que comunica con el barranco y por su cauce continuar la ruta.
Seguimos el barranco hasta alcanzar el tramo de la ruta GR-131 (Camino Natural de Orzola a Playa Blanca) y seguirlo hasta descender del Lomo Blanco frente al asfalto de la carretera LZ-204. Dejamos el trazado de esa ruta y nos fuimos por la carretera en busca de la pista de tierra que da acceso a Las Hoyas.
Ubicados en el inicio de la pista nos adentramos por ella hasta pasados unos metros y, justo cuando empieza a elevarse el relieve del terreno que se nos presenta a nuestra derecha aparece la vereda por la que continuar. Dejamos la pista de tierra y nos vamos por esa vereda con la mirada de la Peña del Artisco (a unos pocos metros a nuestra derecha) pendiente de nosotros.
Es una vereda como todas las del Malpais, un piso de rocas pequeñas decoloreadas por las pisadas que impiden el desarrollo de los líquenes sobre ellas y que contrastan con las de su entorno amarilleadas por esos líquenes, en algunos tramos en vez de rocas pequeñas el piso está cubierto de rofe.
Apenas un kilometro después ya estamos sobre la pista de tierra que viene de la carretera (LZ-204) y que nos acercará a ella para luego volver a dejar el asfalto y adentrarnos en dirección a Las Hoyas.
Seguimos por la pista de tierra que se adentra al corazón mismo de Las Hoyas para un rato después dejarla para desviarnos a la derecha, tras saltar una cadenita, adentrarnos por unas antiguas fincas y seguir la ruta por antiguas vías de comunicación a esta zona.
Avanzamos por una vía cubierta de rofe que nos va mostrando la belleza del lugar e, igualmente, el inmenso trabajo desarrollado en la zona para poder sacar algo de provecho de esta zona volcánica. Ahora está todo abandonado pero mantiene un espectacular palmeral y una singularidad paisajística única en la isla, una auténtica belleza; una gozada transitar por aquí, lastima de las prisas de la manada.
Vamos avanzando y pasando de una hoya a otra hasta llegar a las inmediaciones de la señora del lugar, La Peña de Las Siete Lenguas, una inmensa roca que si de lejos impresiona por su cresta al viento (y que le da nombre) de cerca llama la atención por su majestuosidad; esta piedrecita vino navegando entre lavas desde la misma boca del volcán de La Corona, impresionante.
Por aquí había estado varias veces pero nunca se me había ocurrido acercarme a ella lo suficiente como para darme cuenta de que tenia corazón, es decir, que había forma de adentrarse por ella hasta casi poder llegar a su interior. Don Blas nos guió por sus alrededores hasta dejarnos en una pequeña rampa que se va adentrando en la roca hasta alcanzar una altura suficiente como para poder otear casi todo el Malpais.
Un rato de contemplación y de admiración por todo lo que nos rodeaba y de nuevo en marcha (tendré que volver).
Rodeamos la peña por su lado derecho descendiendo con cuidado entre las rocas hasta la hoya que hay un poco mas abajo y con la mirada puesta en una bandada de cuervos que revoloteaban en el cielo “indignados” por haberles roto el silencio de su entorno.
Alcanzamos la vereda del Raso, bajamos hacia la hoya bajo la Peña de Las Siete Lenguas por esa vereda que transita casi bordeándola hasta rodearla y nos coloca en las proximidades del muro que separa Las Hoyas del Malpais. Según nos dijo Blas, este muro separa la zona agrícola de la zona ganadera, es decir las Hoyas era zona de cultivo, donde se podía y con lo que se podía, y el Malpais, “El Raso”, era zona de ganado, el muro era para impedir que las cabras se comieran lo que no debían.
Bordeamos el muro siguiendo la vereda hasta alcanzar la Peña de Los Lagartos (es el nombre me han dicho que tiene, la que yo le he dado en otras versiones anteriores de estas escapadas, la Peña de Tonico, esta equivocada). En esta peña contemplamos los “amaños” hechos por algunos en su afán de desarrollar sus habilidades escaladoras y continuamos la marcha. Pasamos a la pista de acceso y por ella, después de despedirnos de la Peña del Artisco, nos fuimos por La Breña hasta retomar la vereda de la GR-131 y por ella al aparcamiento del Pardelas Park a recuperar los coches.