Órzola: Peñas de Tao - Las Hoyas 27032024
near Órzola, Canarias (España)
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Trail photos
Itinerary description
Por el cauce del barranco anduve unos metros, las lluvias recientes dejaron zonas de barro, y la vegetación estaba muy alta, lo que obligaba a cuidar la pisada para no embarrarme las botas. Mientras ideaba el itinerario en casa caí en la cuenta de que nunca había “atravesado” la Peña Hendida (Jendía, dicen algunos), siempre la había rodeado así que me propuse como primer objetivo suplir esa carencia.
Continue por el lecho y al acercarme a la Peña busque un hueco para pasar a la finca que tenia a mi derecha. Avancé hacia Jendía por barranqueras abiertas por las aguas (de tiempo atrás) y llegué a la piedra. En medio de los dos “cachos” de rocas que conforman la Peña hay un pequeño pasillo transitable de unos dos metros de ancho y por él pase sin mas inconvenientes que el de evitar las rocas acumuladas en el suelo.
Pasada la Peña y cumplido el primer objetivo del día, me fui de nuevo al barranco y continué por él hasta la zona de La Breña, alrededores de la finca de Aloe. Aquí deje la vereda que traía desde el barranco para atravesar la finca que se me abría a mi izquierda, cruzarla en dirección al pie de Lomo Blanco y alcanzar la carretera LZ-207 en las inmediaciones de la Peña del Artísco.
Ya en el asfalto cruce al frente para continuar por la pista que sirve de acceso a Las Hoyas, la protagonista de mi paseo del día. No llegué a entrar en el recinto amurallado que delimita esta zona sino que me fui a la derecha por una vereda que atraviesa esta parte, entre cercados, y que es una especie de malpais improductivo. La vereda marcha por una zona irregular y asciende por una loma rocosa para continuar hasta la pista de tierra que viene de la carretera LZ-204 y que sirve de acceso a las viviendas que voy dejando a mi izquierda.
Una vez en la pista me acerco a la carretera para, unos metros después, volver a mi izquierda por otra pista que da acceso a la zona interior de Las Hoyas. No continué mucho rato por ella, me desvié a mi derecha por un camino y por él llegue al punto de inicio de la aventura del día, el acceso a la primera de las hoyas que desciende de Las Peñas de Tao.
De esta meseta tan singular (Las Peñas de Tao) descienden cuatro hoyas que conforman un paisaje impresionante, son una especie de barrancos por donde la lava descendió arrastrando grandes bloques de rocas que quedaron repartidos por la zona conformando el lugar tal como lo percibimos ahora. Las lavas continuaron su trayectoria hacia la costa dejando, un poco mas abajo, mas hoyas y rocas repartidas, hasta que se perdieron por lo que hoy conocemos El Malpais de La Corona.
A todo este conjunto de hoyos y rocas erráticas enclavados en una superficie abrupta e irregular se la conoce como Las Hoyas, su superficie está delimitada por un cerco enorme de muros de piedras que la separa del resto del Malpais.
A principio del siglo 20, cuando las hambrunas afectaron a la isla se levantaron esos muros y se conformó la zona tal como la vemos ahora, la zona interior era de uso agrícola y el resto del malpais era ganadero, los muros evitaban que las cabras se comieran lo que estaba destinado para uso humano, el esfuerzo, tal como se ve, tuvo que ser ingente.
En el interior de Las Hoyas la gente buscó la forma de sacar rendimiento agrícola rellenando los espacios, donde pudieron hacerlo, de árboles frutales arropados por corralitos y terrazas que son los que hacen que este lugar destaque en belleza. Los hay de todos los tamaños y agrupados casi sin huecos para aprovechar todo el suelo posible.
Llego a un hueco abierto en el muro de piedras que sirve de acceso al interior, a mi derecha la finca del Abuelo Jesús y a mi izquierda otra (no tiene nombre); el muro sigue ladera arriba hasta alcanzar La Peña Aguaita.
Entro y empiezo a caminar, la primera mirada hacia mi derecha, hacia arriba, ya impacta. Una hoya en la que parece que no cabe nada mas, infinidad de muros de piedras comandados por la enorme roca que es La Peña Aguaita (agachada, esperando al acecho, según Agustín Pallarés), esta hoya la he bajado dos veces y por eso sé que se puede transitar por ella porque si no me creería que es imposible moverse por aquí.
Primeros pasos al frente, pegadito al muro que tengo a mi izquierda y que continua hasta alcanzar la zona de la Redonda (enorme!), y un poco después me voy a mi derecha y comienzo a ascender, rocas y aulagas resecas dificultan un poco el paso pero voy avanzando sin muchos contratiempos. Matas verdes de tasaigo (Rubia fruticosa) colorean un poco el gris del entorno, la Peña a mi derecha parece contemplarme. Poco a poco avanzo por los huecos que voy encontrando, aparecen bastantes tuneras. Muchas miradas a los alrededores, hacia atrás impresiona bastante. Aparecen matas de valeriana roja (Centranthus ruber) que aún no florecen pero que auguran un bonito decorado algo mas adelante. Llego a un muro de piedras enredado por “lianas” secas de cohombrillera (Bryonia verrucosa) que me hizo recordar las bonitas fotos que les saque cuando estaban verdes y llenas de “calabacitas” ó venenillos que son el fruto que dan (para julio volverán).
Sigo hacia arriba sin mas dificultad que “escalar” algún muro o alguna piedra y consigo llegar al pasillo que le da acceso desde arriba. Llego a la meseta de Las Peñas de Tao, y ya se puede contemplar el cono de La Corona, el origen de casi todo esto, respiro, me hidrato y continuo, esto era sólo la primera subida.
Recorro el pequeño pasillo que da acceso, desde esta primera hoya, a su vecina y que termina en un aljibe construido entre peñascos y que parece en buen estado, aún tiene agua en su interior. Me voy a la derecha y me planto en lo que sería la cabecera de la segunda hoya, la mas ancha de todas; de nuevo la imagen que tengo delante acongoja un poco, es impresionante el esfuerzo humano que supuso levantar todo esto. Un muro central divide la hoya en dos y al menos otros tres la divide transversalmente, la ladera izquierda apenas tiene terrazas casi todas están ubicadas en la derecha, probablemente para aprovechar Los Alisios; el lecho si que está plagado de corralitos. ahí estarían los frutales.
No parece que haya zona habilitada para descender, seguramente estará mas a la derecha pero yo me decido a bajar por aquí aprovechando una “esquinita” que tengo a mi izquierda. Termino en una terraza, esta cabecera está llena de ellas y voy bajando poco a poco por donde encuentro hueco y facilidades, aquí hay muchas calcosas ó vinagrera (Rumex lunaria), bastante mas tuneras y, como en toda la zona, mucho arboles resecos que hacen imposible adivinar su compostura en verde. Me voy, siguiendo el curso de las terrazas, a la derecha y poco a poco voy descendiendo por ellas. Pasado el primer muro transversal ya me bajo al lecho y sigo por entre los huecos que me voy encontrado, impresiona que a pesar de todos los muros levantados, en algunos sitios se ven unas especies de pirámides de piedras en la que se acumulaban las sobrantes.
Llego a terreno trillado, ya conocido de otras veces, una hoya interior desde la que parte una pasarela que continua por la ladera del lomo que tengo a mi derecha, doy por finalizada la primera “bajada” y me voy a por mi segunda subida de este zigzagueo por Las Hoyas.
Me subo a la pasarela y voy por ella ascendiendo la ladera, por el camino y desde lo alto se puede observar otra hoya mas pequeña y mas convencional, una hondonada que diríamos. Bordeo el lomo donde se asentaba la pasarela y continua por la otra hoya, la tercera del día. En esta ocasión como sabía que al final de la misma y casi a los pies de la Peña del Quintal iba a ser problemático avanzar me decidí a subir por el lomo y continuar por él, regrese al pie del lomo y busque la vereda que sabía andaba por ahí. Me costó un poco ubicarme pero al final lo logre y avance por el lomo hasta que pude descender, pasado el muro, y ascender de nuevo hasta alcanzar La Peña del Quintal. Es otro peñasco inmenso que tiene la particularidad de tener habilitado un tramo de escalera para subir a su grupa y observar el entorno, yo ya tenia bastantes subida y quería afrontar la última bajada que sabía sería la mas complicada así que me fui para la casa del lugar a reponer fuerzas.
Atravesé parte de esta meseta, que en su origen fue un punto de emisión de lavas, y llegue a la vivienda de Los Socas para descansar un poco.
Continué ruta afrontando la última bajada, sabia por la única vez que la había bajado, que el esfuerzo en bajar por las terrazas sería mayor y por eso me entretuve en ella mas tiempo buscando alternativas.
De la casa a la parte derecha (sentido de marcha) de la Peña del Quintal tuve que recorrer otra infinidad de corralitos abandonados, en este caso el paseo fue casi horizontal con una leve caída que no lo enturbio. Llegué a una especie de promontorio que me sirvió de balcón para observar el entorno: la pequeña meseta donde se ubica El Picacho Pende (el Raso Pende en el mapa del IDE), la Hoya Honda (ambos territorio de la ruta del pasado 16 de marzo) y a mi alrededor unos corralitos altísimos que parecen rodear a la Peña del Quintal que es a donde me dirijo. Podía haber venido directamente desde el otro lado de esta peña en vez de dirigirme a la casa de Los Socas pero llevaba en la cabeza el itinerario prefijado desde casa y no caí en ello, la próxima vez.
Llegué al flanco derecho de la Peña y unos muros de piedras me iban acotando el paso, a la izquierda no podía seguir así que me fui por la ladera derecha. Estaba sobre terrazas llenas de malezas y de rocas caídas, el paso se hizo complicado. Tenia que ir muy poco a poco buscando un paso entre terrazas que no fuera muy alto para ir descendiendo. Desde este punto se observa la vivienda que hay en las proximidades de la Peña de Las Siete Lenguas y todo el palmeral que la rodea, una bonita estampa. Tengo que pasar los tres mismos muros transversales que en las anteriores hoyas, en el Maps de Google lucen rectos, es increíble esa alineación que aquí no parece tan obvia. Paso el primero y ya me bajo al lecho, todo vuelve a ser corralitos altos pero de diferente longitud, hay mas espacio entre ellos y todos acogen a árboles muy resecos, la calcosa vuelve a ser el único verde que luce. Me voy hacia la derecha buscando facilidad de paso y llego a otro balcón desde donde contemplar la hoya Honda y la zona de paso del pasado 16, desde aquí me resulta increíble el haber trotado por entre ese mar de piedras. También se puede ver la hoya que hay ubicada a mi derecha y por donde logré salir ese día, el Picacho Pende luce solitario, un poco mas alejado (mas a mi derecha) se observa otra peña de la que no sé el nombre.
Me dejo de contemplaciones y sigo avanzando, ahora hacia mi izquierda porque así lo determina la configuración del terreno, logro pasar el segundo muro, el que delimita la Hoya Honda y ya el paso es mas tranquilo y casi recto. Avanzo arropado por dos laderas que me estrechan el paso y dejan pocas dudas a la hora de decidir el avance. Llego de nuevo a terreno conocido, una hoya que da paso al camino interior que viene de la carretera LZ-204, para alcanzarlo antes hay que sortear el tercer muro.
Por ese camino me acerqué a la zona de las hoyas bajas, las que están casi en horizontal. Me adentré en la hoya central mas ancha y me fui por ella recorriéndola con el mismo panorama que hasta ahora, muros de piedras algo derruidos rodeados de vegetación reseca que hacen un avance lento. Poco a poco logré alcanzar la pista que da acceso al interior de este recinto (las Hoyas) y por ella alcanzar la carretera y concluir el regreso repitiendo, casi, el itinerario con el que accedí desde Orzola. El ratito que estuve esperando por la guagua me sirvió de descanso.
Waypoints
Orzola
Desde la parada de guaguas de El Callao (Orzola) inicié la andadura cruzando la carretera hasta la acera que recorre el lado izquierdo (sentido de marcha) de la calle La Quemadita (LZ-204). A la altura de la Peña de La Pardela cruce a la acera de enfrente (lado derecho) para, en la inmediaciones de la cancha deportiva, pasar a las fincas de la zona para cruzarlas hasta alcanzar el barranco que recoge las aguas de los valles que descienden de Los Tablones, en el Macizo de Famara.
Barranco de Orzola
Por el cauce del barranco anduve unos metros, las lluvias recientes dejaron zonas de barro, y la vegetación estaba muy alta, lo que obligaba a cuidar la pisada para no embarrarme las botas.
Barranco de Orzola
Continue por el lecho y al acercarme a la Peña busque un hueco para pasar a la finca que tenia a mi derecha. Avancé hacia Jendía por barranqueras abiertas por las aguas (de tiempo atrás) y llegué a la piedra. En medio de los dos “cachos” de rocas que conforman la Peña hay un pequeño pasillo transitable de unos dos metros de ancho y por él pase sin mas inconvenientes que el de evitar las rocas acumuladas en el suelo.
Barranco de Orzola
Pasada la Peña y cumplido el primer objetivo del día, me fui de nuevo al barranco.
Barranco de Orzola
Continué por el barranco hasta la zona de La Breña, alrededores de la finca de Aloe.
La Breña
Aquí deje la vereda que traía desde el barranco para atravesar la finca que se me abría a mi izquierda, cruzarla en dirección al pie de Lomo Blanco y alcanzar la carretera LZ-207 en las inmediaciones de la Peña del Artísco.
Proximidades de Las Hoyas
Desde la carretera me voy por la pista que da acceso a Las Hoyas.
Malpais de Las Hoyas
No llegué a entrar en el recinto amurallado que delimita esta zona sino que me fui a la derecha por una vereda que atraviesa esta parte, entre cercados, y que es una especie de malpais improductivo.
Malpais de Las Hoyas
La vereda marcha por una zona irregular y asciende por una loma rocosa, para continuar por un zona de malpais próxima a la carretera LZ-204
Malpais de Las Hoyas
Continuo hasta enlazar con la pista de tierra que viene de la carretera LZ-204 y que sirve de acceso a las viviendas que voy dejando a mi izquierda.
Malpais de Las Hoyas
Unos metros después, volver a mi izquierda por otra pista que da acceso a la zona interior de Las Hoyas.
Peñas de Tao
Llego a un hueco abierto en el muro de piedras que sirve de acceso al interior, a mi derecha la finca del Abuelo Jesús y a mi izquierda otra (no tiene nombre); el muro sigue ladera arriba hasta alcanzar La Peña Aguaita.
Peñas de Tao
Entro y empiezo a caminar, la primera mirada hacia mi derecha, hacia arriba, ya impacta.
Peñas de Tao
Sigo hacia arriba sin mas dificultad que “escalar” algún muro o alguna piedra y consigo llegar al pasillo que le da acceso desde arriba.
Peñas de Tao
Llego a la meseta de Las Peñas de Tao, y ya se puede contemplar el cono de La Corona, el origen de casi todo esto, respiro, me hidrato y continuo, esto era sólo la primera subida. Recorro el pequeño pasillo que da acceso, desde esta primera hoya, a su vecina y que termina en un aljibe construido entre peñascos y que parece en buen estado, aún tiene agua en su interior.
Peñas de Tao
Me voy a la derecha y me planto en lo que sería la cabecera de la segunda hoya, la mas ancha de todas; de nuevo la imagen que tengo delante acongoja un poco, es impresionante el esfuerzo humano que supuso levantar todo esto.
Peñas de Tao
Me decido a bajar aprovechando una “esquinita” que tengo a mi izquierda. Termino en una terraza, esta cabecera está llena de ellas.
Peñas de Tao
Ya en el lecho, sigo por entre los huecos que me voy encontrado, impresiona que a pesar de todos los muros levantados, en algunos sitios se ven unas especies de pirámides de piedras en la que se acumulaban las sobrantes.
Las Hoyas
Llego a terreno trillado, ya conocido de otras veces, una hoya interior desde la que parte una pasarela que continua por la ladera del lomo que tengo a mi derecha, doy por finalizada la primera “bajada” y me voy a por mi segunda subida de este zigzagueo por Las Hoyas.
Las Hoyas
Bordeo el lomo donde se asentaba la pasarela y continua por la otra hoya, la tercera del día. En esta ocasión como sabía que al final de la misma y casi a los pies de la Peña del Quintal iba a ser problemático avanzar me decidí a subir por el lomo y continuar por él, regrese al pie del lomo y busque la vereda que sabía andaba por ahí.
Peñas de Tao
Sobre el lomo hasta poder descender, pasado el muro, y ascender de nuevo hasta alcanzar La Peña del Quintal.
Peñas de Tao: El Quintal
Es otro peñasco inmenso que tiene la particularidad de que tiene habilitado un tramo de escalera para subir a su grupa y observar el entorno, yo ya tenia bastantes subida y quería afrontar la última bajada que sabía sería la mas complicada así que me fui para la casa del lugar a reponer fuerzas.
Peñas de Tao: La casa de Los Socas
Atravesé parte de esta meseta, que en su origen fue un punto de emisión de lavas, y llegue a la vivienda de Los Socas para descansar un poco.
Peñas de Tao
De la casa a la parte derecha (sentido de marcha) de la Peña del Quintal tuve que recorrer otra infinidad de corralitos abandonados, en este caso el paseo fue casi horizontal con una leve caída que no lo enturbio.
Peñas de Tao: El Quintal
Llegué al flanco derecho de la Peña y unos muros de piedras me iban acotando el paso, a la izquierda no podía seguir así que me fui por la ladera derecha.
Peñas de Tao
Estaba sobre terrazas llenas de malezas y de rocas caídas, el paso se hizo complicado. Tenia que ir muy poco a poco buscando un paso entre terrazas que no fuera muy alto para ir descendiendo. Desde este punto se observa la vivienda que hay en las proximidades de la Peña de Las Siete Lenguas y todo el palmeral que la rodea, una bonita estampa.
Peñas de Tao
Paso el primero muro y me bajo al lecho, todo vuelve a ser corralitos altos pero de diferente longitud, hay mas espacio entre ellos y todos acogen a árboles muy resecos, la calcosa vuelve a ser el único verde que luce.
Peñas de Tao
Me voy hacia la derecha buscando facilidad de paso y llego a otro balcón desde donde contemplar la hoya Honda y la zona de paso del pasado 16, desde aquí me resulta increíble el haber trotado por entre ese mar de piedras. También se puede ver la hoya que hay ubicada a mi derecha y por donde logré salir ese día, el Picacho Pende luce solitario, un poco mas alejado (mas a mi derecha) se observa otra peña de la que no sé el nombre.
Las Hoyas
Me dejo de contemplaciones y sigo avanzando, ahora hacia mi izquierda porque así lo determina la configuración del terreno, Logro pasar el segundo muro, el que delimita la Hoya Honda y ya el paso es mas tranquilo y casi recto. Avanzo arropado por dos laderas que me estrechan el paso y dejan pocas dudas a la hora de decidir el avance.
Las Hoyas
Llego de nuevo a terreno conocido, una hoya que da paso al camino interior que viene de la carretera LZ-204, para alcanzarlo antes hay que sortear el tercer muro.
Las Hoyas
Por el camino me acerqué a la zona de las hoyas bajas, las que están casi en horizontal.
Las Hoyas
Me adentré en la hoya central mas ancha y me fui por ella recorriéndola con el mismo panorama que hasta ahora, muros de piedras algo derruidos rodeados de vegetación reseca que hacen un avance lento.
Las Hoyas
Poco a poco logré alcanzar la pista que da acceso al interior de este recinto (las Hoyas).
Barranco de Orzola
Por el barranco me voy por la vereda de la GR-131 hasta alcanzar la carretera.
Comments (2)
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Bonita ruta Pacuco 👋👋👋
Muy bonita y muy sufrida