Os socalcos de Sabadelle (Chantada)

Los socalcos son pequeños muros de piedra que sirven para sostener las tierras de cultivo en terrenos con mucha pendiente. Si no fuese por ellos el cultivo en laderas muy pronunciadas sería imposible. También se les llama sucalcos. En las riberas del Sil y del Miño se ven muchos socalcos para trabajar las viñas.

Es impresionante recorrer estas zonas entre Ourense y Lugo pues la laboriosidad de sus habitantes han convertido prácticamente todas las laderas en viñedos colgantes casi imposibles de imaginar. Es todo un espectáculo.

Las tierras de labranza más fáciles de trabajar quedaron anegadas a finales de los años 50 del siglo pasado a causa de la construcción del Embalse de Belesar, obra gigantesca destinada a la producción hidroeléctrica. Si por una parte enriqueció a algunos para los habitantes de las zonas anegadas significó la ruina y como únicas salidas la emigración o reinventarse.
Ésto es lo que hicieron con los viñedos que tuvieron que ir acomodando en socalcos por todas las laderas.
El resultado es un paisaje digno de verse.

Se pueden contemplar desde muchos sitios. Nosotros aprovechamos para visitar junto con los viñedos el Pazo de Sabadelle, propiedad privada, situado en el lugar llamado Fondo de Vila en Sabadelle, parroquia de Chantada (Lugo).
El Pazo es, además de un alojamiento local con mucho encanto regentado de forma especial por Xosé y Carme, un centro de actividades de dinamización cultural para toda la zona y para toda Galicia.

Desde el Pazo vamos a recorrer la parte más alta de la parroquia por el lugar de Sudrio y desde allí nos vamos a sumegir en inmensas carballeiras descendiendo hasta casi el nivel del embalse.

Viñas y más viñas en un paisaje impresionante hasta un punto en el que tenemos que ascender todo lo que anteriormente descendimos.

Son 6 curvas con fuerte pendiente hasta llegar a un cruce en el que podemos, en el caso de así decidirlo, complementar la caminata con una visita a la iglesia de Santa María de Pesqueiras, otra de las joyas de la Ribeira Sacra.

Nosotros continuamos ascendiendo, ya más suavemente, y en poco tiempo cerramos la excursión en el Pazo de Sabadelle.