P.N. BAHÍA DE CÁDIZ - Parque Guadalete - Salinas San José (Puerto Santa María)

Entrada al Parque Guadalete y caño

El Parque Guadalete se levanta entre el polígono industrial las Salinas y el río Guadalete sobre una antigua escombrera regenerada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. La especies vegetales son típicamente mediterráneas como algarrobos, lentiscos, retamas, jaguarzos, etc. Entre los animales que habitan en el parque se encuentran el Camaleón común, la urraca, multitud de aves de marisma y otras especies. Son ya 8.500 los ejemplares de especies arbóreas y arbustivas como acebuches, algarrobos, pinos carrascos y piñoneros, lentiscos, tarajes, almeces o casuarinas que van formando parte del paisaje del Guadalete. Además, dentro del propio parque existe una zona de acopio y maduración de los restos vegetales producidos en los trabajos de conservación forestal y de jardinería de distintos espacios naturales y zonas verdes del municipio. Este compost vegetal se utiliza posteriormente para mejorar y enriquecer estos suelos, pobres en materia orgánica, originado tras el sellado de la escombrera.

Zona de biodegradación de restos vegetales

Caño

Salina de San José

Lagunas temporales

Las impermeables arcillas que abundan en este lugar, determinan la aparición en épocas de lluvias de ciertos encharcamientos que pueden crecer formando pequeñas lagunas. Tienen gran importancia desde el punto de vista ecológico, ya que son una “isla de agua dulce” en un entorno muy salino. Estas peculiaridades hacen que en estas lagunas se desarrollen interesantísimas comunidades de plantas, algas, pequeños y grandes animales,….. Y nuestro clima también es parte integrante de este paisaje, ya que debido a la estacionalidad de las lluvias, en determinadas épocas del año, las lagunas se secan. Esto que a nuestros ojos parece ser un desastre para los organismos que viven aquí es, sin embargo, fundamental para sus ciclos vitales y reproductivos: anfibios, insectos y pequeños crustáceos necesitan estos periodos de sequía.

Panel informativo 'A vista de Pájaro'

En primera línea destaca uno de los ecosistemas más característicos del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, la marisma, que nos ofrece una panorámica de diferentes colores según la estación del año en que nos encontremos. Al frente el último tramo del Río Guadalete, que después de un largo recorrido de 169 km desde su nacimiento, desemboca en la bahía tras su paso por el Puerto de Santa María. A la derecha vemos las montañas de sal de "La Tapa" , única salina industrial de la Bahía de Cádiz durante más de medio siglo. Sus grandes cristalizadores y muros son uno de los mejores lugares del parque natural para la observación de avocetas, chorlitejos, patinegros y charrancitos. Vemos también la Salina Santa María, otro de los enclaves de mayor importancia para la avifauna en la Bahía de Cádiz. Ubicados en el término municipal de Medina Sidonia, al fondo, vemos molinos de viento de un parque eólico. Agudizando la vista, en el horizonte, el relieve montañoso de los picos de la Sierra de Grazalema y del Aljibe.

Navazo

Molino del Caño

El Molino del Caño ahora acoge el Restaurante Aponiente. Se trata de un antiguo Molino de Mareas del s. XIX. Este ingenio mareal fue construido en 1815 para producir energía a partir de la fuerza mareomotriz procedente de los cuatro flujos de mareas diarios que, desde el principio de los tiempos, determinan el paisaje, la flora y la fauna de la bahía de Cádiz. El Molino del Caño transformaba la producción cerealista de la campiña de El Puerto y Jerez en alimento para el ser humano (harina para las tahonas, galletas de doble cocción y tortas), así como molienda de sal marina. Este edificio fue, durante 150 años, referente del desarrollo de la industria de las harinas en la Bahía de Cádiz, convirtiéndose en el molino de mareas más grande del Sur de Europa, acogiendo una industria de primera necesidad ubicada en un enclave único: la marisma salinera. Tras la mecanización de la industria harinera y la crisis salinera de los años setenta del pasado siglo, este edificio único cayó en desuso y fue abandonado, como la antigua Salina de San José, el Caño de la Madre Vieja del Guadalete y todo lo que circunda el molino.

Caño del Molino

Río Guadalete a la derecha

La Marisma

Las marismas de la Bahía de Cádiz tienen su origen en el antiguo estuario del río Guadalete, que sufrió durante cientos de años la influencia del Atlántico. Es por tanto, por lo que se conocen como marismas mareales, con predominio de las corrientes de marea sobre las de agua dulce fluvial. Son un conjunto laberíntico de caños, planicies mareales, playas, esteros y canales. En estos lugares, las mareas depositan limos y fangos muy finos. La marisma, propiamente dicha, es aquella que presenta vegetación, siendo las planicies mareales aquellas porciones con escasa vegetación que se inundan con cada marea. Entre una y otra zona puede existir un pequeño salto o microacantilado, o existir una zona de transición con vegetación marismeña adaptada a altas concentraciones de sal. Las marismas sólo se inundan con las mareas vivas. Estas inundaciones determinan tres zonas principales, según el tiempo que la zona quede bajo el agua, con la presencia de plantas y animales específicos. Son la marisma alta, la media y la baja. La marisma alta se inunda muy pocas veces, y aquí es donde abundan los almajos salados. En la marisma media se producen las inundaciones con mayor frecuencia, siendo la sarcocornia y la sapina o sapillo las plantas más abundantes. Las mareas vivas normales, que son cada quince días, inundan la marisma baja, en la que tan sólo pueden vivir plantas como la espartina. Tradicionalmente, las marismas han sido vistas como zonas imporductivas y foco de infecciones como el paludismo. Hoy sabemos que eso no es cierto, siendo uno de los ambientes más productivos y ricos del planeta. Al ser además el paisaje más dominante de la Bahía de Cádiz, el hombre ha convivido durante siglos con estos elementos. Hoy en día son pocas las marismas que se conservan en su estado natural, ya que han sufrido grandes transformaciones por el hombre. Las salinas, y posteriormente los cultivos acuícolas, se asientan en antiguas zonas marismeñas. El vínculo entre mar y tierra característico del Parque Natural Bahía de Cádiz ha marcado a través de la historia el aprovechamiento económico de los recursos naturales de este espacio. Las antiguas salinas configuran la imagen dominante del parque natural. Labradas sobre la marisma, dan lugar a un paisaje laberíntico concebido para extraer del mar la blanca sal. Como actividad económica, las salinas de la Bahía de Cádiz no fueron capaces de superar la competencia que supuso la industria frigorífica para la conservación de alimentos, lo que supuso el abandono masivo de estas explotaciones en la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad, apenas media docena de explotaciones mantienen esta actividad tradicional de la Bahía. Una de las actividades complementarias de las salinas, el «despesque», supuso el origen de la acuicultura en la Bahía de Cádiz. Los peces que quedaban atrapados en los esteros eran extraídos con redes por los antiguos salineros. Actualmente, la acuicultura es el principal aprovechamiento económico que se desarrolla dentro de los límites del Parque Natural Bahía de Cádiz, utilizando en mayor o menor medida la estructura de las salinas. Doradas, robalos y lenguados son las especies piscícolas predominantes en estas explotaciones. Los fangos de la zona intermareal también han sido, y siguen siendo, objeto de aprovechamiento. En ellos se desarrolla el marisqueo y los parques de cultivos de moluscos. Actividades de ocio, como la pesca recreativa, el senderismo, la observación de aves o la navegación por los caños van tomando auge en este espacio natural protegido.

Panel informativo 'Área de servicio para aves'

La Bahía de Cádiz se sitúa en una de las rutas migratorias más importantes para las aves que se desplazan desde el norte de Europa, cuando allí hace demasiado frío, hasta las costas africanas para pasar el invierno. Este camino también se hace de vuelta cuando la primavera hace que las buenas temperaturas vuelvan al norte, entonces las aves deciden volver para reproducirse. Las enormes extensiones de fango que quedan al descubierto cuando baja la marea son un inmenso comedor provisto de gran cantidad de alimento para estas aves que, realmente, lo que buscan es descansar un poco del viaje y alimentarse bien, ya que han de tener energía suficiente para volar durante varios días seguidos.

Paso delicado, con marea baja se salva bien

Difícil salvarlo con marea alta

Panel informativo 'Laberintos de agua'

Los laberinto no son otra cosa que estructuras complejas muy pensadas y construidas por la mano del hombre , estructuras que se llevan haciendo desde la época fenicia, las salinas. Las Salinas son circuitos cerrados de agua construidos por lagunas y canales excavados en el fango de las marismas, conectados entre sí por compuertas de nombres singulares como periquito, largaderos u ojales. El agua pasa sucesivamente de un compartimento a otro, llegando a alcanzar una concentración de sal cada vez mayor, por efecto de la evaporación solar y el seco viento de levante, hasta que se origina la sal. Todo comienza con el llenado del estero, una laguna extensa donde se almacenan las aguas que entran directamente del mar a través de un caño cuando sube la marea. Desde el estero, cuando así lo decide el salinero, el agua pasa a la primera "vuelta", la del lucio, y tras ésta, a la vuelta de retenida y de periquillo, canales estrechos y cada vez de menor profundidad que facilitan la concentración de la salmuera. Por último, el agua finaliza su recorrido en la zona de cristalización o tajería, orientada preferentemente en la dirección levante-poniente, para favorecer la evaporación del agua y la precipitación del cloruro sódico junto a otras sales. Aunque la sal cristaliza de forma natural, no habría producción sin las labores esenciales del salinero, y su conocimiento sobre el manejo del agua.

Parque Guadalete - Sendero entre flores

Salida al carril exterior

El sendero se pierde y opto por salir al carril exterior

Entro al parque de nuevo

Sigo un camino despejado pero pronto me doy cuenta que atraviesa el parque y me lleva al camino por el que quiero volver demasiado pronto.

Campo a través

Campo a través busco de nuevo el carril exterior.

Salgo de nuevo al carril exterior

El sendero está cubierto, así que salgo al carril exterior de nuevo y paso una entrada al parque de largo porque tampoco veo camino al otro lado.

Punto de entrada al parque

Lo paso de largo, no hay camino al otro lado.

Entrada al parque

Ahora sí entro de nuevo al parque por un camino despejado.

Entre cañaverales

Cruce a sendero entre casuarinas

Este sendero a la izquierda lleva a la salida del parque por una de las puertas que da al carril exterior. Lo paso de largo. Las Casuarina son árboles que recuerdan mucho a los pinos y demás coníferas, pero que realmente nada tienen que ver con ellos. Son plantas perennifolias, es decir, que se mantienen siempre verdes, con un ritmo de crecimiento medio-rápido. Sus hojas son finas y largas, de hasta 20cm, y son de color verde o verde oscuro dependiendo de la especie. Pueden alcanzar una altura de hasta los 30 metros, con un tronco más o menos recto que se va agrietando a medida que se desarrolla. Cuando se las cultiva, no tardaremos en darnos cuenta de que no son nada exigentes. De hecho, pueden crecer incluso en los suelos salinos y en los lugares donde las precipitaciones son escasas.

Subida al mirador y al área recreativa.

Área Recreativa

Mirador a las Salinas y al río Guadalete.

Vistas desde el mirador

Sendero de salida