P. Nat. Fragas do Eume. Camiño dos Encomendeiros, do Ponte Colgante de Cal Grande ao Mosteiro de San Xoan de Caaveiro.
near Soaserra, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Pese a que había amanecido con una espesa niebla y fuerte lluvia, la aplicación del tiempo me indicaba que a partir de las 10 de la mañana la lluvia cesaría, así que me arriesgué a salir de casa en dirección Pontedeume hacia las 9:30 para acercarme a las Fragas do Eume. En muchos puntos del trayecto pensé en darme la vuelta ya que, al contrario de lo que es habitual, el tiempo durante el camino era mucho peor que en Viveiro. Al llegar a las Fragas solo lloviznaba y media hora después de empezar la ruta ya había escampado. Aún así, la sensación de estar dentro de un bosque con algo de bruma y la humedad rezumando por todos lados es única.
Dejé el coche a un par de kilómetros de las instalaciones del entrada del Parque (aclarar que en fechas de máxima afluencia no se puede pasar con vehículo y hay habilitado un servicio de autobuses), al lado de la Casa Forestal de Cal Grande, para completar el "Camiño dos Encomendeiros", que quizás sea la ruta más conocida del Parque Natural. En ella se condensan casi todas las peculiaridades que puede ofrecer este bosque y este gran cañón de abruptas laderas, que en algunos puntos llegan a tener 300 metros de desnivel. Además, nos conduce hasta el Monasterio de Caaveiro, auténtico emblema del Parque, que fuera fundado en el siglo XII para acoger a religiosos anacoretas. Tiene calificación de BIC desde 1975 y ahora está habilitado por la Diputación de A Coruña como museo.
Se cruza el Puente Colgante y toda la ruta discurre por un sendero que bordea el río, a través del bosque atlántico de ribera mejor conservado de Europa, compuesto por una amalgama de arboleda que tiene como principales protagonistas al carballo (roble) y al castiñeiro (castaño), a los que acompañan salgueiros (sauce), ameneiros (aliso), freixos (fresno), bidueiros (abedul), acrivos (acebo), loureiros (laurel), abeleiras (avellano), teixos (tejo) y distintos frutales salvajes. Además de toda la serie de arbustos y floresta que tapiza el suelo del bosque, están contabilizadas 28 especies de helechos y más de 200 de musgos y líquenes.
Estamos en plena primavera húmeda y este paseo se convierte en una orgía protagonizada por los mil colores diferentes que son el color verde. No hay otra opción que quedarse embobado cada pocos pasos y acabar con la memoria de la cámara, ya que cada momento pide una fotografía.
Durante todo el camino de ida nos desplazamos aguas arriba por la margen izquierda del río, con los sentidos saturados por los colores, olores y sonidos del Bosque; pero hay que prestar atención al sendero, sobre todo si ha llovido, ya que en su mayoría es piedra lisa donde es realmente fácil resbalar. Yo me llevé un buen trompazo que, por suerte, quedó en el simple golpe. Además, en la parte final hay dos subidas con una maroma anclada a los árboles para servir de ayuda. A lo largo del recorrido encontraremos el puente colgante de Fornelos, que nos permitiría acortar la ruta en caso de ser necesario, o bien seguirla por la carretera, ya que a partir de aquí es cuando el sendero se hace más complicado.
Hasta el Monasterio de Caaveiro hay una distancia de algo más de seis kilómetros y en el quinto encontraremos un puente de madera que cruza el Río Sesín; tras él hay una bifurcación en la que se puede elegir acceder al Monasterio por el margen de este río o seguir por el Eume. La recomendación es ir por la vera del Sesín, donde nos impresionarán sus aguas bravas y llegaremos a una nueva intersección con la Ruta Medieval, que nos hace acceder al monasterio a través de un puente de cantería cubierto de enredaderas, al lado del que hay los restos de un molino, creando una estampa que parece salida de un cuento. Ya sólo nos queda recorrer las ruinas restauradas del Monasterio, en las que destacan la iglesia principal y su campanario y que en una visita tranquila bien puede ocupar un par de horas.
Del mismo Monasterio parten varias rutas que se pueden combinar con esta (yo había pensado seguir hasta la Central de la Ventureira), pero el dolor del golpe y la hora tardía a la que había comenzado a caminar, hicieron que me conformase con lo ya visto y volver al punto de inicio por la carretera, sin realizar las paradas que el entorno merece y visitar los lugares indicados por carteles identificadores de pozas, cascadas, regatos y caneiros que nos iremos encontrando.
No puedo esperar a volver en otoño para disfrutar del mismo bosque, que se habrá convertido en un bosque totalmente diferente.
Dejé el coche a un par de kilómetros de las instalaciones del entrada del Parque (aclarar que en fechas de máxima afluencia no se puede pasar con vehículo y hay habilitado un servicio de autobuses), al lado de la Casa Forestal de Cal Grande, para completar el "Camiño dos Encomendeiros", que quizás sea la ruta más conocida del Parque Natural. En ella se condensan casi todas las peculiaridades que puede ofrecer este bosque y este gran cañón de abruptas laderas, que en algunos puntos llegan a tener 300 metros de desnivel. Además, nos conduce hasta el Monasterio de Caaveiro, auténtico emblema del Parque, que fuera fundado en el siglo XII para acoger a religiosos anacoretas. Tiene calificación de BIC desde 1975 y ahora está habilitado por la Diputación de A Coruña como museo.
Se cruza el Puente Colgante y toda la ruta discurre por un sendero que bordea el río, a través del bosque atlántico de ribera mejor conservado de Europa, compuesto por una amalgama de arboleda que tiene como principales protagonistas al carballo (roble) y al castiñeiro (castaño), a los que acompañan salgueiros (sauce), ameneiros (aliso), freixos (fresno), bidueiros (abedul), acrivos (acebo), loureiros (laurel), abeleiras (avellano), teixos (tejo) y distintos frutales salvajes. Además de toda la serie de arbustos y floresta que tapiza el suelo del bosque, están contabilizadas 28 especies de helechos y más de 200 de musgos y líquenes.
Estamos en plena primavera húmeda y este paseo se convierte en una orgía protagonizada por los mil colores diferentes que son el color verde. No hay otra opción que quedarse embobado cada pocos pasos y acabar con la memoria de la cámara, ya que cada momento pide una fotografía.
Durante todo el camino de ida nos desplazamos aguas arriba por la margen izquierda del río, con los sentidos saturados por los colores, olores y sonidos del Bosque; pero hay que prestar atención al sendero, sobre todo si ha llovido, ya que en su mayoría es piedra lisa donde es realmente fácil resbalar. Yo me llevé un buen trompazo que, por suerte, quedó en el simple golpe. Además, en la parte final hay dos subidas con una maroma anclada a los árboles para servir de ayuda. A lo largo del recorrido encontraremos el puente colgante de Fornelos, que nos permitiría acortar la ruta en caso de ser necesario, o bien seguirla por la carretera, ya que a partir de aquí es cuando el sendero se hace más complicado.
Hasta el Monasterio de Caaveiro hay una distancia de algo más de seis kilómetros y en el quinto encontraremos un puente de madera que cruza el Río Sesín; tras él hay una bifurcación en la que se puede elegir acceder al Monasterio por el margen de este río o seguir por el Eume. La recomendación es ir por la vera del Sesín, donde nos impresionarán sus aguas bravas y llegaremos a una nueva intersección con la Ruta Medieval, que nos hace acceder al monasterio a través de un puente de cantería cubierto de enredaderas, al lado del que hay los restos de un molino, creando una estampa que parece salida de un cuento. Ya sólo nos queda recorrer las ruinas restauradas del Monasterio, en las que destacan la iglesia principal y su campanario y que en una visita tranquila bien puede ocupar un par de horas.
Del mismo Monasterio parten varias rutas que se pueden combinar con esta (yo había pensado seguir hasta la Central de la Ventureira), pero el dolor del golpe y la hora tardía a la que había comenzado a caminar, hicieron que me conformase con lo ya visto y volver al punto de inicio por la carretera, sin realizar las paradas que el entorno merece y visitar los lugares indicados por carteles identificadores de pozas, cascadas, regatos y caneiros que nos iremos encontrando.
No puedo esperar a volver en otoño para disfrutar del mismo bosque, que se habrá convertido en un bosque totalmente diferente.
Waypoints
Comments (3)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta preciosa bordeando el río Eume
Muchas gracias por esta ruta sencilla pero tan precisosa!!
Aún la hice ayer y la verdad que me encantó, muchas gracias.