P. Nat. Sierras Subbéticas: Cañón Río Bailón - Bosque Encantado - Chorreras del Arroyo de la Fuensanta - Sendero Bramadero.

Por fin se ha reestablecido la movilidad entre provincias en Andalucía y tras el paso de la tormenta Lola me había hecho muchas ilusiones para acercarme a Zuheros y ver sus famosas Chorreras con agua. Pero no fue así, al poco de iniciar la ruta me detuve frente al Mirador de la Atalaya, donde me encontré con un agente forestal que estaba observando un grupo de cabras; este me comentó que en esta zona no había llovido demasiado y que una simple tormenta no era suficiente para que corriese alegremente el agua por el Arroyo de la Fuensanta. Pese a la decepción no modifiqué la ruta planificada que, aún sin ese atractivo, es de 5 estrellas.

La caminata consiste en recorrer el Cañón del Río Bailón hasta la Junta de los Arroyos, donde se toma la ladera derecha de Cerro Bramadero, para atravesar el Bosque Encantado hasta la Fuente La Fuenfría. En ese punto me incorporo a la Vereda Marchaniega, que cruza un precioso altiplano y un bosque de encinas hasta llegar a la Nava de Cabra, un hermosísimo polje bañado por el Río Bailón, en el que el Arroyo de la Fuensanta le entrega sus aguas. Sigo el curso del arroyo hasta acceder a las dos cascadas por las que, efectivamente, solo corría un hilillo de agua. Tras un tentempìé vuelvo sobre mis pasos hasta La Fuenfría y sigo durante un kilómetro por la Vereda Marchaniega, de la que me desvío para circundar el Cerro Bramadero por la otra ladera. Hay que traspasar 3 cancelas para meterse en el cercado del Cortijo del Barranco y seguir paralelo a la alambrada, hasta entrar en un sendero que cruza uno de los bosques más hermosos que haya visto nunca. Esta senda desemboca en la Era del Hoyo Hondillo donde retomo la que traía en la ida; estuve pensando si volver por el Camino de las Aguas o repetir la anterior y al final opté por esta última opción.

Como remate, me dirigí a la impresionante Garganta por el sendero que sale del parquing de inicio de ruta y me metí en el caos de rocas encajonado entre esas paredes verticales, avancé por el lecho seco del río haciendo varias trepadas hasta llegar a una gran cascada, en este punto hay una escalera de grapas ancladas a la roca por las que subí y allí por prudencia detuve mi avance, pues la cosa se complicaba, yo iba solo y además cansado tras la larga caminata.

Por lo demás, indicar que la zona se encuentra en todo su esplendor en cuanto a floración y la caminata está amenizada el continuo trinar de pájaros de todo tipo. Además comentar que es una ruta muy variada que pasa por un estrecho cañón, por bosques de tupida vegetación y por zonas de altiplano con amplias panorámicas de gran hermosura y el atractivo final de las Chorreras, aunque en esta ocasión no tuve la suerte de verlas con un caudal suficiente. En resumen, una ruta que es una delicia para los sentidos y que no debe faltar en la mochila de un senderista de nuestra zona.