Pajaroncillo. Las Corveteras. Los Castellones. Castillo del Saladar

Interesante ruta para conocer dos curiosas maravillas naturales de la Serranía Baja de Cuenca en el término municipal de Pajaroncillo. Se tratan de Los Castellones y los Corveteros, formaciones rocosas muy singulares que los elementos han modelado en el rodeno con el tiempo.

Corvetera: Corrupción de la palabra cobertera, es la tapadera del puchero cuando está en la lumbre para evitar que salpique lo que se cuece. Las rocas que cubren las chimeneas o torres en la roca caliza en el Rodenal del Cabriel le han dado ese nombre.

Pajaroncillo es una ldea a 2 km, con el puente de Cristinas (siglo XVI), viaducto y vía pecuaria sobre el río Cabriel con inscripción gótica en el parteaguas.

Pinos rodenos con manchas de roble , matorral de brezo y jaras, suelos arcillosos ricos en caolín, mineral de la arcilla, empleado como agente adsorbente en la fabricación de porcelanas, vidrio, pinturas, plásticos, pesticidas...

Por la NA-420, desde Carboneras de Guadazaón en dirección Cañete/Boniches, aparcamos a la orilla de la carretera al inicio de la pista.

Ascendemos por la pista que sale de la carretera. A poca distancia abandonamos la pista en una de sus curvas con vistas de las Corbeteras. Descendemos hacia la vaguada, cortando un pequeño arroyo y nos situamos frente al monolito que denomino “el Pirata”. Lo rodeamos observando la figura de una tortuga, Cruzando un robledal accedemos al segundo paso rocoso, con pinturas rupestres, donde se encuentra “el Monopatín” y otras muchas formas.

Descendemos en busca de la pista, que nos lleva al Collado de los Arrieros. Seguimos subiendo por sendero marcado en denso pinar. Vemos las ruinas de las Casas de Arriba del Cañizar, antaño lugar de residencia para los trabajadores de la industria resinera, destacamento de la guardia civil en los años 40 para combatir a los maquis y hospital durante la Guerra Civil.

Pasamos bajo Los Castellones, seguimos bordeando los cortados entrando en la zona del Castillo, donde la erosión también ha ejercido su influencia creando aberturas, callejones y abrigos. Descendemos siguiendo el curso de un arroyo

Vemos una muestra de erosión alveolar. Una vereda angosta nos saca a un prado junto a al altísimo monolito del Castillo. Se divisa desde un mirador natural el Castil de Cabras, el Puntal del Yesar y la Cabeza del Molino.

Una canal con cuerda nos permite trepar a la peña del Castillo del Saladar, también conocido como Castillo de las Hoyas, del Cañizar o del Pajaroncillo, fortaleza natural utilizada por los celtíberos y bereberes con aljibes circulares y restos de muros.

El ritual funerario celtíbero establecido en sus necrópolis, la disposición y objetos del ajuar no perecederos encontrados (adornos, armas, útiles, cerámicas…), permiten realizan análisis de la cultura, jerarquización social, aspectos militares y grado de desarrollo de esta cultura. Los túmulos de la zona, son poco menos que acumulaciones de piedras sin forma definida, con valor paleo-arqueológico que no visual.

Iniciamos la vuelta, por bosque de encinas bajo un paredón, donde arranca la pista que seguimos un trecho; la dejamos poco más adelante monte a través con vegetación abierta; cruzamos un arroyuelo. Enlazamos con la pista de vuelta al aparcamiento.

Hay que estar acostumbrado a trepadas y avanzar por entornos rocosos con cierta complejidad, lo que no es nada recomendable para iniciados. Existen un par de puntos, que permiten acceder a la parte alta del castillo. En Los Castellones, hay equipadas unas cuerdas, que nos ayudaran para subir y bajar de estas curiosas peñas. Se puede disfrutar de este bonito entorno sin subir a las formaciones

En los Corveteros, si se quiere, también se pueden observar sin tener que subirse a sus partes altas, ya que son suficientemente impresionantes desde abajo.