Pala de Teller

Pala de Teller montaña atípica por estas tierras ya que, desde el sur la pala se eleva lentamente para cortar de una forma abrupta en un escarpe, pared vertical que forman un acantilado terroríficamente bello, para subir a esta montaña me dirijo al pueblo de Adons, llego a él, desde el eje pirenaico la N-260, por una carretera de montaña estrecha y que en sus últimos metros se ha visto castigada por los hielos, dejo el vehículo a la entrada del pueblo, donde hay una explanada de hierba verde, con dos bancos de chapa oxidada, mirando a la Pala, donde supongo, los ancianos del lugar, verán pasar las horas contemplando la montaña, su amiga fiel, ahora en otoño llena de colorido y frescor, salgo del pueblo cruzando varias puertas del ganado alguna con señalización de un GR, creo que el numero 3, y ando por el sendero del Portus, sobre roca caliza, muy fresado y con algunas fitas, ascendiendo lentamente las laderas de esta sierra de Sant Gervas, que después de superar las primeras cotas aparece ante mí con toda su grandiosidad, arriba en el collado podemos girar a la izquierda hacia la l’Avedoga o a la derecha hacia la Pala de Teller, aunque me tomare un respiro para continuar recto y visitar una maravilla natural como es la estrecha grieta del Portus, un paso natural de un sendero local que sube de Torre Tamurcia, donde corre el aire y te puedes asomar para ver la Vall alta del Serradell, entre paredes de una verticalidad asombrosa, continuo mi ascensión siguiendo un tímido sendero hasta la sima del Graller de unos 40 m de profundidad, agujero oscuro y peligroso acercamiento, está formado por una dolina de 18 metros de diámetro, el ascenso lo continuo por libre entre Boj sano, cerca del acantilado, donde unos buitres asustados levantan el vuelo para desaparecer pala abajo, rebasada la Roca de Sant Gervasi veo la cima del Teller con su cilindro del vértice un tanto degradado, hago unas fotos y emprendo el descenso por libre usando regueros del ganado que voy encontrando, estos se hacen más anchos y de color granate por un proceso químico del agua de lluvia al mezclarse con la cal, pasando junto al bosque me distraigo cogiendo algunos robellones, desde el Coll de Sant Roc veo Adons al fondo y cruzando el Barranco dels Obacs inicio una hermosa y verde cañada que me deja en el pueblo.