PANTANO DE SANTA BÁRBARA - CABEZO GORDO

Antes de describir el itinerario he de aclarar un asunto importante: Esta ruta la he subido a mano, sí, pero de inmediato tras realizarla a pie completamente. El trayecto era más ambicioso (de 27 kilómetros y circular), pero olvidé el GPS en casa y sólo seguí la primera parte de lo que había estudiado previamente. Fui, de esta guisa, sin guía ninguna. El resultado fue más que satisfactorio.

Para llegar al inicio del recorrido hacemos lo siguiente: Hemos de subir hacia la ermita que corona la localidad. Antes de atacar el último repecho tomamos una calle rumbo este. Esta calle, que se transforma pronto en carril terroso, deja un molino a la izquierda. Antes de llegar al segundo molino, que queda a la derecha, baja el camino hacia el pantano. Aparcamos a pocos metros de éste.

Ya a pie bajamos al arroyo y lo cruzamos por un puente de troncos aún en buen estado. Alcanzamos un carril que va bordeando el pantano y unas fincas anexas a éste.

El Arroyo de Casa va tomando, junto a nosotros, dirección norte y no tarda en aparecer un más que exquisita senda que lo acompaña. Aquí he de decir que he intentado trazar a posteriori lo más exactamente posible el discurso de la senda, pero seguro que en algún punto he errado pocos metros. No hay problema porque hay unas flechas, primero blancas y después azules que nos guían. Para reforzar el buen discurso dejé hitos de piedra acá y acullá.

La senda va tomando altura para salvar un estrechamiento y acaba alejándose del arroyo para llegar a una pista forestal en la cuerda de la sierra adyacente. Continuamos por la pista y la atajamos por una veredilla muy difusa (aquí tampoco habré trazado por su ubicación exacta, mas sí aproximada).

Poco más allá arribamos al alto de Cabezo Gordo. Hay una torreta de vigilancia cercada por alta alambrada, pero se puede saltar la puerta apoyando un pie en la oquedad próxima a la cerradura. Los últimos escalones de la torreta son inaccesibles por haber una segunda puerta que protege la dependencia de avistamiento, pero las vistas desde ahí ya son suficientemente excelentes.

Sólo resta regresar por camino conocido y volver a disfrutar de la deliciosa senda y de la serenidad que nos brinda el pantano.