Paraje Natural Playa La Hita (Los Narejos)

El paseo, sin ser nada del otro mundo, es bonito. Sin embargo, el itinerario está bastante desatendido: hay tramos en los que la vegetación hace imposible el tránsito, y la pasarela de madera tiene un buen montón de agujeros que habría que reparar para evitar algún disgusto. Al observatorio de aves le falta el primer escalón, y todas las indicaciones están pintarrajeadas.

Nos adentramos en este pequeño paraje desde la zona canina de la Playa Las Salinas, y enseguida encontraremos el panel del GR 92 que propone un itinerario lineal que nosotros completaremos para hacerlo circular.

A diez metros del panel, ya sobre la pasarela de madera, llegamos a una bifurcación, y tomaremos a la izquierda, entre el carrizal que ha invadido todo el espacio natural. A unos doscientos metros finaliza la pasarela, pero antes habremos visto que a la derecha continúa, yéndonos por aquí. Igualmente en esta opción también se acaba la pasarela y pisamos tierra firme.

Desembocamos junto al panel del GR 92 de final de itinerario, junto a un mojón que divide los municipios de Los Alcázares y San Javier. Estamos en el extremo oeste de la pista de aterrizaje del aeropuerto de San Javier. En teoría deberíamos ir por un andadero protegido del tráfico por postes de madera, pero la vegetación impide que podamos ir por ahí, así que tenemos que pisar asfalto. No hay problema, está muy poco transitado, es ancho, y en caso de necesidad siempre nos podemos meter al andadero momentáneamente.

A mitad de este tramo sale a la derecha un desvío a un observatorio de aves. Aunque el sendero está flanqueado por postes de madera, se hace molesto avanzar por la cantidad de vegetación. Llegamos al fin al observatorio y vemos que lo más cómodo es llegar aquí desde las pasarelas, por donde haremos el regreso dentro de un rato.

Volvemos sobre nuestros pasos atravesando esta selva de cañizo y saltamontes y retornamos a la carretera para seguir avanzando. Antes de llegar al camping debemos desviarnos a la derecha por una senda casi invisible, nuevamente por culpa de la invasión vegetal. Es un tramo corto pero vuelve a ser incómodo.

Por fin conseguimos llegar a las cómodas pasarelas, pero antes de volver nos acercamos a la Playa de La Hita, que tenemos literalmente a dos pasos. Es un lugar tranquilo, algo recóndito, resguardado del gentío por el carrizal. Aquí se encuentra el camping, y al fondo una hermosa casa.

Regreso al pasillo de madera para caminar el kilómetro que me separa del punto de partida. Es un bonito lugar en el que abundan los paseantes y ciclistas. Pasamos junto al observatorio de aves, al que nos volvemos a acercar, esta vez sin incomodidades, y poco después, a la izquierda, una lengua de madera se acerca a la orilla del mar, a modo de humilde mirador.

Tras asomarnos sólo quedan cien metros para finalizar este bonito recorrido, que lo será mucho más cuando lo hayan saneado.