Parque Forestal Das Queimadas y Levada do Caldeirão Verde por PR-9 (Santana - Madeira)
near Achada do Marquês, Madeira (Portugal)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta realizada el 20 de marzo de 2024 junto a Carmen Abellán
Para nuestra primera visita a Madeira cogimos un pack cerrado de 5 días que incluía: Vuelo directo Madrid-Funchal, alojamiento en media pensión en hotel Estalagem do Mar en Sao Vicente y un correoso Fiat Panda básico, al que terminé cogiéndole mucho cariño por la libertar de movimientos que nos permitió.
Madeira es un paraíso del senderismo, por eso nuestro plan diario fue el siguiente: Desayuno a las 8 horas, salida del hotel para hacer una ruta que terminábamos sobre las 14 – 15 horas, comida en una taberna local, visita turística por Funchal o alrededores y regreso al hotel para descansar un poco antes de cenar a las 20 horas. Con este planteamiento, recomendamos alojarse en Sao Vicente, los precios son más económicos y podremos disfrutar de un merecido descanso bajo el delicioso ruido de las olas del Atlántico y degustar en alguna ocasión el magnífico restaurante local Caravela, que de forma expresa recomendamos.
La isla de Madeira es un lugar maravilloso que permite descubrir la variedad paisajística y la idiosincrasia de la Macaronesia, cuya apabullante naturaleza de origen volcánico remite a tiempos muy antiguos. En su poema épico Los Lusiadas (1572), Luis de Camões narraba el paso por la isla de Madeira, llamada así, decía, por su «mucho arbolado». Y añadía: «más célebre por nombre que por fama; no por hallarse en los confines del mundo le dan ventaja a las que Venus ama», en referencia a las islas griegas, pues Madeira representaba para el Portugal de la época de los descubrimientos, lo que Chipre, Cnido, Pafos y Citera para los poetas clásicos como Homero, Virgilio y Ovidio (entre otros).
El perfil montañoso de la isla de Madeira retiene los vientos alisios en la cara norte, donde abunda la laurisilva, un tipo de bosque subtropical húmedo del periodo terciario que un día pobló todas las islas de Macaronesia, del que hoy apenas quedan algunos reductos y que se alimenta gracias a que sus hojas retienen la humedad de las nubes. Las levadas son complejas redes de canales de irrigación que se empezaron a construir en el siglo XVI y que conducen el agua de esos bosques hasta el sur de Madeira; en esta región de clima más seco se concentraba la producción agrícola –primero caña de azúcar y, a partir del siglo XVII, de viñedos– y la mayoría de la población.
La Levada do Caldeirao Verde se encuentra en el municipio de Santana, conocido por sus coloristas casas con techo de paja, cuyos orígenes se remontan al siglo del descubrimiento de Madeira (1418, por Joao Gonçalvez Zarco) y aunque pequeñas, ofrecieron cierta comodidad a las personas menos favorecidas de esta región.
La ruta por la levada de Caldeirão Verde se inicia en el parque forestal de las Queimadas. Es de fácil acceso. Una vez entras a Santana aparece claramente indicada la carretera que es bastante inclinada y con curvas, pero no es tan complicada cómo otras que subiremos los próximos días. Es recomendable llevar un coche de cierta potencia, nosotros lo hicimos con un Fiat Panda básico y eso me obligó a utilizar en muchas ocasiones las marchas 1ª y 2ª, que tiene su gracia, pero exige destreza en la conducción manual.
En el parque de las Queimadas se encuentra la conocida “casa de abrigo das queimadas”, una casa rural que pertenece al Gobierno de Madeira, que en la actualidad funciona como albergue.
Al subir hacia la zona de las Queimadas con el coche desde Santana ya se huele a eucalipto. Se respira aire puro, fresco, sin contaminación. Que no te dé reparo subir hasta el final aunque veas coches aparcados en la carretera. Lo ideal es aparcar en los alrededores del Parque de las Queimadas, dependiendo de la hora puede que esté abarrotado. Pero siempre encontrarás algún sitio en el parking de pago.
Dejamos la bonita Casa de las Queimadas para el regreso y empezamos la caminata que está bien señalizada. Al pasar un estanque ya veremos la flecha que indica que la ruta tiene una distancia de seis kilómetros y medio. El camino que se recorre por esta levada está decorado con hortensias, helechos, cedros y toda la vegetación que compone el popular bosque de laurisilva. Los bosques de laurisilva fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1999. Están ubicados entre 300 y 1300 metros de altura y se componen de plantas que favorecen la penetración del agua de la lluvia como helechos, laurel, tilo, sauces, hayas, hiedras y otras plantas endémicas.
Es una levada sencilla, con pocos desniveles, por lo que mejor NO usar bastones. Lo que puede que resulte un poco más dificultoso es atravesar los túneles pero con buen calzado, un frontal por persona y un chubasquero no es demasiado complicado; eso sí lleva cuidado con la cabeza ya que los túneles tienen distintas alturas y mientras andas, que seguro que irás mirando suelo, lo mejor es que vayas agachado para evitar algún que otro chichón, aunque mi consejo es que vayas asumiendo algún cabezazo en el tercer túnel. A lo largo de la levada hay que pasar bajo 4 túneles excavados en roca. Uno de apenas 20 metros, pero muy oscuro y el último, con una bonita ventana-galería en el centro. También pasaremos por dos puentes.
El camino es estrecho y a veces se apoya en la misma pared de piedra de la levada con el precipicio a tu lado, que está enmascarado por la vegetación, pero que sabes que si cayeras el resultado será fatal. No hay sensación de peligro por la existencia de barrotes y cable de seguridad. Lo más desagradable sin duda la aglomeración de visitantes, que en nuestro caso no fue excesiva, pero no quiero pensar lo que será en épocas más turísticas.
Tras la cascada de Caldeirao Verde la ruta puede seguir hasta el Caldeirao do Inferno, pero al parecer el nivel es bastante más exigente, sólo recomendado para senderistas experimentados. Rocoso, estrecho, húmedo y con subidas exigentes, debiendo atravesar tres túneles. En nuestro caso, no tuvimos oportunidad pues el camino estaba cortado provisionalmente por desprendimientos. Lo dejamos para otra oportunidad!!
Tras el recorrido fuimos a ver la Catedral de Funchal (Sé do Funchal), el Ayuntamiento, la Iglesia de Sâo Joao do Colegio y la estatua de Cristo Rei de Garajau, obra del escultor francés Georges Serraz inaugurada en 1927, que con los brazos abiertos mira al Océano Atlántico creando un ambiente de paz y serenidad. Es por tanto, anterior a la de Sao Paulo (1931) y la de Lisboa (1959). Ën este punto recordé la canción Fruto Proibido de Cesaria Évora (1988), canción con intenso sabor a Atlántico, como todas las de esta inmortal cantante de Cabo Verde.
NOTA: El track es orientativo. El GPS pierde la conexión satélite en varias ocasiones y toma mediciones extrañas pero no es importante, la ruta está bien señalizada y el desnivel acumulado se sitúa en torno a 200 metros ida y vuelta. Lo realmente útil es el botón de "Cómo llegar al punto de inicio", una vez en el parking de Das Queimadas sólo hay que seguir la ruta perfectamente marcada.
La ruta es fácil para cualquier senderista mínimamente entrenado, pero el sendero junto a la levada está pensado para el paso del personal de mantenimiento, no para aglomeraciones turísticas como imagino deben producirse en temporada alta. En esas circunstancia puede ser agobiante.
Para nuestra primera visita a Madeira cogimos un pack cerrado de 5 días que incluía: Vuelo directo Madrid-Funchal, alojamiento en media pensión en hotel Estalagem do Mar en Sao Vicente y un correoso Fiat Panda básico, al que terminé cogiéndole mucho cariño por la libertar de movimientos que nos permitió.
Madeira es un paraíso del senderismo, por eso nuestro plan diario fue el siguiente: Desayuno a las 8 horas, salida del hotel para hacer una ruta que terminábamos sobre las 14 – 15 horas, comida en una taberna local, visita turística por Funchal o alrededores y regreso al hotel para descansar un poco antes de cenar a las 20 horas. Con este planteamiento, recomendamos alojarse en Sao Vicente, los precios son más económicos y podremos disfrutar de un merecido descanso bajo el delicioso ruido de las olas del Atlántico y degustar en alguna ocasión el magnífico restaurante local Caravela, que de forma expresa recomendamos.
La isla de Madeira es un lugar maravilloso que permite descubrir la variedad paisajística y la idiosincrasia de la Macaronesia, cuya apabullante naturaleza de origen volcánico remite a tiempos muy antiguos. En su poema épico Los Lusiadas (1572), Luis de Camões narraba el paso por la isla de Madeira, llamada así, decía, por su «mucho arbolado». Y añadía: «más célebre por nombre que por fama; no por hallarse en los confines del mundo le dan ventaja a las que Venus ama», en referencia a las islas griegas, pues Madeira representaba para el Portugal de la época de los descubrimientos, lo que Chipre, Cnido, Pafos y Citera para los poetas clásicos como Homero, Virgilio y Ovidio (entre otros).
El perfil montañoso de la isla de Madeira retiene los vientos alisios en la cara norte, donde abunda la laurisilva, un tipo de bosque subtropical húmedo del periodo terciario que un día pobló todas las islas de Macaronesia, del que hoy apenas quedan algunos reductos y que se alimenta gracias a que sus hojas retienen la humedad de las nubes. Las levadas son complejas redes de canales de irrigación que se empezaron a construir en el siglo XVI y que conducen el agua de esos bosques hasta el sur de Madeira; en esta región de clima más seco se concentraba la producción agrícola –primero caña de azúcar y, a partir del siglo XVII, de viñedos– y la mayoría de la población.
La Levada do Caldeirao Verde se encuentra en el municipio de Santana, conocido por sus coloristas casas con techo de paja, cuyos orígenes se remontan al siglo del descubrimiento de Madeira (1418, por Joao Gonçalvez Zarco) y aunque pequeñas, ofrecieron cierta comodidad a las personas menos favorecidas de esta región.
La ruta por la levada de Caldeirão Verde se inicia en el parque forestal de las Queimadas. Es de fácil acceso. Una vez entras a Santana aparece claramente indicada la carretera que es bastante inclinada y con curvas, pero no es tan complicada cómo otras que subiremos los próximos días. Es recomendable llevar un coche de cierta potencia, nosotros lo hicimos con un Fiat Panda básico y eso me obligó a utilizar en muchas ocasiones las marchas 1ª y 2ª, que tiene su gracia, pero exige destreza en la conducción manual.
En el parque de las Queimadas se encuentra la conocida “casa de abrigo das queimadas”, una casa rural que pertenece al Gobierno de Madeira, que en la actualidad funciona como albergue.
Al subir hacia la zona de las Queimadas con el coche desde Santana ya se huele a eucalipto. Se respira aire puro, fresco, sin contaminación. Que no te dé reparo subir hasta el final aunque veas coches aparcados en la carretera. Lo ideal es aparcar en los alrededores del Parque de las Queimadas, dependiendo de la hora puede que esté abarrotado. Pero siempre encontrarás algún sitio en el parking de pago.
Dejamos la bonita Casa de las Queimadas para el regreso y empezamos la caminata que está bien señalizada. Al pasar un estanque ya veremos la flecha que indica que la ruta tiene una distancia de seis kilómetros y medio. El camino que se recorre por esta levada está decorado con hortensias, helechos, cedros y toda la vegetación que compone el popular bosque de laurisilva. Los bosques de laurisilva fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1999. Están ubicados entre 300 y 1300 metros de altura y se componen de plantas que favorecen la penetración del agua de la lluvia como helechos, laurel, tilo, sauces, hayas, hiedras y otras plantas endémicas.
Es una levada sencilla, con pocos desniveles, por lo que mejor NO usar bastones. Lo que puede que resulte un poco más dificultoso es atravesar los túneles pero con buen calzado, un frontal por persona y un chubasquero no es demasiado complicado; eso sí lleva cuidado con la cabeza ya que los túneles tienen distintas alturas y mientras andas, que seguro que irás mirando suelo, lo mejor es que vayas agachado para evitar algún que otro chichón, aunque mi consejo es que vayas asumiendo algún cabezazo en el tercer túnel. A lo largo de la levada hay que pasar bajo 4 túneles excavados en roca. Uno de apenas 20 metros, pero muy oscuro y el último, con una bonita ventana-galería en el centro. También pasaremos por dos puentes.
El camino es estrecho y a veces se apoya en la misma pared de piedra de la levada con el precipicio a tu lado, que está enmascarado por la vegetación, pero que sabes que si cayeras el resultado será fatal. No hay sensación de peligro por la existencia de barrotes y cable de seguridad. Lo más desagradable sin duda la aglomeración de visitantes, que en nuestro caso no fue excesiva, pero no quiero pensar lo que será en épocas más turísticas.
Tras la cascada de Caldeirao Verde la ruta puede seguir hasta el Caldeirao do Inferno, pero al parecer el nivel es bastante más exigente, sólo recomendado para senderistas experimentados. Rocoso, estrecho, húmedo y con subidas exigentes, debiendo atravesar tres túneles. En nuestro caso, no tuvimos oportunidad pues el camino estaba cortado provisionalmente por desprendimientos. Lo dejamos para otra oportunidad!!
Tras el recorrido fuimos a ver la Catedral de Funchal (Sé do Funchal), el Ayuntamiento, la Iglesia de Sâo Joao do Colegio y la estatua de Cristo Rei de Garajau, obra del escultor francés Georges Serraz inaugurada en 1927, que con los brazos abiertos mira al Océano Atlántico creando un ambiente de paz y serenidad. Es por tanto, anterior a la de Sao Paulo (1931) y la de Lisboa (1959). Ën este punto recordé la canción Fruto Proibido de Cesaria Évora (1988), canción con intenso sabor a Atlántico, como todas las de esta inmortal cantante de Cabo Verde.
NOTA: El track es orientativo. El GPS pierde la conexión satélite en varias ocasiones y toma mediciones extrañas pero no es importante, la ruta está bien señalizada y el desnivel acumulado se sitúa en torno a 200 metros ida y vuelta. Lo realmente útil es el botón de "Cómo llegar al punto de inicio", una vez en el parking de Das Queimadas sólo hay que seguir la ruta perfectamente marcada.
La ruta es fácil para cualquier senderista mínimamente entrenado, pero el sendero junto a la levada está pensado para el paso del personal de mantenimiento, no para aglomeraciones turísticas como imagino deben producirse en temporada alta. En esas circunstancia puede ser agobiante.
Waypoints
Waypoint
2,860 ft
Sendero PR-9 Levada do Caldeirao
A destacar en este primer tramo la presencia de tilos ancestrales típicos de la laurisilva, realmente espectaculares.
Waypoint
2,907 ft
Túnel 1
El primero de los túneles es un simple paso abierto en la roca. Es muy breve, por eso en muchos resúmenes se habla de sólo tres túneles. No estuve atento a fotografiarlo.
Park
2,995 ft
Caminho dos Folhadeiros (Casa das Queimadas)
En este WP adjuntamos diversas fotografías del centro de Funchal tomadas esa misma tarde y finalmente un video de Cesarea Évora con la canción Rotcha Sribida (1995-Live París), que conviene disfrutar con tranquilidad para dejarse impregnar por el sabor del Atlántico portugués.
Comments (2)
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Fotos realmente espectaculares que dan ganas de salir cuanto antes para este auténtico paraíso. Enhorabuena por los tres resúmenes realizados que valoro con 5*. Saludos montaneros universales.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
La sensación que me producido Madeira es parecida a cuando estuvimos en la isla de La Palma antes del último volcán. Un lugar remoto y exótico, propio de una película de King Kong. Realmente he disfrutado de estos días en medio del Océano Atlántico remoto. Muy adecuados los videos de canciones de Cesaria Evora, buen contrapunto de cultura portuguesa.