Parque Natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo. Playa de Cantarriján- Playa el Cañuelo- Cerro La Caleta- Playa Cantarriján.

El paraje natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo ocupa una extensión de 1.814,68 hectáreas y se extiende desde la torre de vigilancia de Maro (Málaga) hasta la cala Calaiza (Granada), e incluye una franja marítima de gran valor ecológico. En la zona costera se desarrollan frondosos pinares donde todavía perduran muchas especies que en la actualidad son poco comunes, incluso algunos endemismos importantes.

A grandes rasgos el paisaje se compone de una sucesión de escabrosos acantilados y barrancos intercalados de playas y pequeñas calas (algunas de difícil acceso), salpicados de viejas torres vigías (algunas restauradas, otras privadas) que todavía mantienen el romanticismo de antaño.

Nos encontramos en el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, en las estribaciones de la Sierra de Almijara, entre los términos costeros de Almuñécar en Granada y Nerja en Málaga.

La Playa de Cantarriján, es una playa naturista a la cual se puede acceder por una pista entre pinos, cuyo acceso es limitado al tráfico en época estival, pero fuera de temporada se puede acceder con nuestro vehículo. Lo aparcaremos en el parquin del restaurante La Barraca.

Tomamos la pista que hemos bajado con el coche que discurre en paralelo al cauce del arroyo Cantarriján. En esta ocasión por la falta de lluvias iba seco. Cuando llevamos unos trescientos o cuatrocientos metros, tenemos que ir pendientes de la señal en forma de flecha de color azul; cruzaremos el cauce del arroyo y buscaremos una señal blanca y roja del GR-92 (Sendero de Gran Recorrido del Mediterráneo), justo aquí comienza la senda de subida, hacia el Collado del Cerro Caleta.

Casi toda la senda estará de vez en cuando, señalizada por estas marcas, que se agradecen en algunas ocasiones de duda.

Vamos dejando a nuestra espalda, Cerro Gordo en la provincia de Granada al igual que la Playa de Cantarriján (nuestro lugar de partida) y nos dirigimos hacia nuestra siguiente etapa, Torre Caleta.

El sendero asciende entre un pinar con un sotobosque lleno de jara, romero, lentisco, esparto, palmitos, salvia, collejas y encontramos algunos algarrobos, acebuches y cornicabras; una frondosidad espectacular en un día que comenzó lluvioso y terminó soleado..

Una vez llegados a las inmediaciones de la Torre Caleta tendremos un gran balcón al inmenso azul del mar con los acantilados, pequeñas playas y calas de la costa granadina y malagueña.

Seguimos por el sendero que nos acercará hasta la Cala de las Doncellas, una preciosidad paradisiaca, solitaria, casi inaccesible, vigilada por altos riscos que guardan celosamente su belleza. Hay que llegar hasta ella para comprender su atractivo.

Pocos metros después llegaremos al Peñón del Fraile, un saliente rocoso densamente boscoso donde también vemos restos de antiguas construcciones, seguramente de vigilancia. Hacemos la correspondiente visita y nos asomamos hasta su punta en donde contemplar los vuelos de cormoranes y gaviotas que campean por estos lares.

Seguidamente veremos la Cala de los Cañuelos, otra calita con mucho encanto. Tras un peligroso descenso por un serpenteante sendero, muy empinado y mojado por la lluvia llegaremos a la Playa del Cañuelo; espejismo hecho realidad con una arena fina a poca distancia los verdes pinos. En ella encontramos el chiringuito Las Piedras que desgraciadamente estaba cerrado.

Al final de la playa y después de haber pasado la casa cuartel El Delfín ascenderemos por una pista hormigonada. Estuvimos a un metro de una perdíz que no se asustaba y pensamos que podía deberse a que hubiese sido criada en cautiverio.

De este ascenso, algo largo, nos desviaremos a la derecha por un pequeño sendero no muy visible, por lo que hay que prestar atención. Justo en su inicio encontraremos un templete dedicado a San Judas Tadeo, Seguiremos este pequeño sendero señalizado con puntos de pintura azul sobre las rocas, que nos hacen más fácil poder seguirlo ya que no está muy marcado.

Ascendiendo encontraremos un fabuloso algarrobo y poco después el pino de los tres brazos; seguidamente llegaremos al cerro de Los Caracolillos donde tuvimos la gran suerte de ver tres ejemplares de cabra montes; sorprende por la cercanía del mar.

Continuaremos hasta alcanzar la cota máxima de esta ruta en el Cerro de la Caleta con 239 m. de altitud y donde pudimos disfrutar de unas impresionantes panorámicas; Nerja, los acantilados de Maro, la cercana Sierra Almijara, Cerro Gordo, Cantarriján...y la línea que conforman las torres vigías de Cerro Gordo, La Caleta y el Pino. La fibra óptica de antaño.

Ahora toca descender por un tortuoso sendero; más pendientes de seguir los puntos azules que del paisaje. A nuestra derecha aparece la impresionante pared rocosa de los Tajos del Calderero que se alzan verticalmente hasta los 239 m conformando la parte más agreste de Cerro Caleta. Al poco cambiamos ya de vertiente vislumbrando en el fondo la conocida Playa de Cantarriján.

Descendemos las últimas lomas del cerro hasta alcanzar el boscoso barranco de Cantarriján, que a su vez conforma la divisoria entre las provincias de Málaga y Granada. Abandonamos el lecho del barranco para dirigirnos hasta la playa.

Es casi de obligado cumplimiento el tomarse una cervecita en alguno de sus chiringuitos. Nosotros lo hicimos en La Barraca y durante la comida pudimos ver un grupo de delfines que con su emerger rompían la calma de la mar que más parecía una balsa de aceite. Día completito para lo que esperábamos por las predicciones meteorológicas.