Pasarelas del desfiladero de los Hocinos (Valdenoceda)

Punto de partida: Valdenoceda.
Espacio protegido:
Época recomendada: Todo el año, excepto en invierno, debido a que la senda puede quedar anegada en algún tramo.
Elementos de interés: Desfiladero de los Hocinos, río Ebro y la vegetación ribereña.
Tipo de camino: El itinerario se encuentra balizado con marcas blancas y rojas del GR-99 "Camino del Ebro".
Servicios: En Valdenoceda encontramos casas rurales así como servicios de restauración. Villarcayo completa una mayor oferta.

Descripción del itinerario.

El Ebro atraviesa la comarca de las Merindades dejando a su paso espectaculares paisajes entre los cuales destaca el desfiladero de los Hocinos. Esta hoz entre las sierras de Tudanca y de la Tesla, además de una importante vía de comunicación en las Merindades, sorprende por su interesante paisaje, de relieve singular y gran riqueza botánica y biológica.

El inicio lo encontramos en la localidad de Valdenoceda. Al final del pueblo, justo antes de cruzar el puente del Aire, junto a la carretera, nace una pista que se desvía hacia la izquierda. Aquí hay sitio suficiente para unos vehículos; además siguiendo la misma pista, junto a unos merenderos, hay sitio para más (figuras 1 y 2).

Nada más comenzar encontraremos un desvío en el cual elegiremos el que gira hacia el río, siguiendo de esta manera las marcas blancas y rojas del GR-99. Inmediatamente después veremos una bonita vista del puente del Aire, datado en el siglo XV (figuras 3 y 4).

La senda avanza junto al Ebro entre vegetación ribereña tales como alisos, sauces, fresnos y chopos entre otros, para pasar primero por un pequeño puente que salva un arroyo, y después por la fuente Marfil (figuras 5, 6, 7 y 8). El Ebro ya cuenta con un caudal abundante, además de su ancho. El tramo comprendido entre la fuente Marfil y la primera pasarela es, a mi juicio, la parte más bella, pues es donde las paredes de la garganta de los Hocinos se encajonan más (figuras 9, 10, 11 y 12).

Las dos pasarelas son el principal reclamo de este recorrido. Se encuentran muy juntas la una de la otra. Ambas salvan dos escarpes rocosos, pues se apoderan de la senda y harían imposible avanzar. La segunda bastante más larga que la primera nos harán "volar" sobre el agua (figuras 13, 14, 15, 16 y 17).

La senda, en uno de sus pocos repechos, gana algo de altura tras pasar la segunda pasarela, para distanciarse también algo del curso fluvial. La vegetación es también más densa y nos impide ver con claridad el Ebro (figuras 18, 19 y 20).

El final de la ida del recorrido lo marca cualquiera. Un servidor lo encontró al poco de pasar unas tablillas de madera (figura 21), en concreto, junto a la baliza de la figura 22, donde a mi juicio, la ruta pierde belleza, pues se abandona la angostura del desfiladero además de que nos alejamos también del río Ebro.

Impresiones.

Sensacional paseo para realizar en una calurosa mañana o tarde de agosto como fue el caso. El caudaloso río Ebro muestra todo su esplendor a su paso por Merindades, y especialmente, en el desfiladero de los Hocinos, sus dos kilómetros de encajonamiento nos harán recordar la naturaleza más salvaje.