Conjunto histórico artístico de Sargadelos - Paseo dos Namorados - Senda Botánica - Muiños do río Xunco (1ª parte).

Mañana muy lluviosa en la que me desplacé hasta el conjunto histórico artístico de Sargadelos, para recorrer varios senderos que allí comienzan. Este conjunto forma parte del legado del Marqués de Sargadelos, D. Antonio Raimundo Ibáñez (1749-1809) y está compuesto por una presa, las antiguas instalaciones siderúrgicas, la Casa de la Administración, la Antigua Fábrica de Loza, la Casa del Peso, el Paseo de los Enamorados, el Pazo de Ibáñez, el Camino Real, la Iglesia de Santiago de Sargadelos y el cementerio.

La instalación de la siderurgia se inició en 1791 al contar con la protección de Godoy, primer ministro de Carlos IV, con quien se firmó un contrato para suministrar municiones al ejercito. De la época de la fundición es la presa que fue construida en el mismo año sobre el río Xunco. En 1804, el Marqués decidió crear la fábrica de cerámica de Sargadelos, aprovechando las minas de caolín cercanas, materia prima fundamental para esta industria, pero también por la existencia de abundantes bosques, que permitían el uso directo de la madera en los procesos industriales. Por otro lado, estaba la cercanía al mar, que posibilitaba el transporte de todos los materiales allí producidos.

En ese punto comienzo la ruta, dirigiéndome al Paseo dos Namorados, un corto camino que bordea el canal que une la presa con la siderurgia; la leyenda dice que si una pareja recorren juntos este sendero lo acabarán estando perdidamente enamorados uno del otro. Desciendo hasta el río para sacar algunas fotos del salto de agua y sigo por su borde en la que ahora ya es la ruta botánica de Sargadelos, que tiene por aquí un corto ramal. En pocos metros la senda se separa del río y comienza su ascenso por la ladera del monte Escarabelada, pero yo sigo por la ribera del Xunco medio kilómetro más, hasta llegar a un puente donde me detengo. Vuelvo sobre mis pasos y ahora sí que tomo la senda botánica; se trata de una iniciativa del ayuntamiento de Cervo que ha replantado este espacio con ejemplares de más de 20 especies de árboles y de otra vegetación autóctona. Muchos de ellos todavía no son más que retoños, pero con el tiempo veremos los frutos de esta acción, que complementa otras partes más cercanas al río, donde ya encontramos recoletos rincones con bancos en los que descansar al abrigo de antiguos árboles. Hago una ruta circular corta, que se puede ampliar un poco más por el sendero que sube hacia el monte, para llegar de nuevo al Conjunto Histórico.

Mis pasos se encaminan ahora hacía el Camino Real que se construyó en el año 1849 y fue la primera carretera de peaje de España, uniendo las Reales Fábricas con el Puerto de San Cibrao. A través de ella se transportaban hasta el mar los productos manufacturados en las fábricas para su posterior distribución y en sentido contrario circulaban alguna de las materias primas utilizadas.

Comienza el sendero serpenteando por un frondoso bosque de ribera donde, entre otros, encontramos alisos, fresnos, arces, sauces, avellanos, robles y acebos. Pronto aparecen las ruinas de un primer molino de pequeño tamaño, tras el que hay otro mayor, el molino de Vernices, donde se hacían los barnices para decorar las piezas de la fábrica y con posterioridad se construyó una pequeña central hidroeléctrica, de la que queda un salto de agua bajo un puente y el inicio de un canal. Llego después a otro puente por el que cruzar el río, pero antes de eso sigo recto para ver el imponente molino del Pernán que, con sus cuatro muelas y un enorme cubo, molía sólo para los trabajadores de la fábrica y los habitantes de Sargadelos; se trata de unas ruinas impresionantes que visitaré con más detalle a la vuelta. Tras cruzar el puente hay la posibilidad de seguir el Camino Real o bordear el Xunco y ahora yo elijo la primera opción que pronto me lleva hasta el molino del Mornelo, un conjunto con panadería, lavadero, puente y un ejemplar de tejo, que ahora mismo no se pueden visitar por culpa de una vegetación que necesita una limpieza urgente.

Sigue la ruta hasta otro puente que me mete en Cervo por una calle que va hasta la plaza del pueblo. Busco la Pousada O Almacén, uno de los mejores restaurantes de A Mariña y sigo hasta O Muiño, que en los añis 90 los hermanos Blas convirtieron en Pub, complemento perfecto a las cenas en su restaurante. Sigo pegado al río por el verde corredor que lo defiende hasta llegar al Puente de las Quintas, donde doy la vuelta ya que la lluvia, que me ha acompañado durante toda la ruta, ahora arrecia. En el Muiño do Mornelo esta vez tomo la senda del río, pero este lado también está comido por la vegetación e impide la visita; sigo entre zarzas y pronto llego hasta el de Pernán, con una bella panorámica abarca los arcos donde se ubicaba su maquinaria, a donde posteriormente bajo por una estrecha escalera que permite inspeccionar los deteriorados restos que allí quedan.

Acabo la ruta en el conjunto histórico, donde me detengo a tomar un café en una tienda de alimentos ecológicos locales, allí fabrican sus propias mermeladas para venderlas en los mercados de la zona. Me quedo hablando con la dueña, quien me dice que la continuación de la ruta hasta el mar es preciosa y me explica algunos detalles de la misma... la hice tres días más tarde y la puedes ver en el siguiente enlace: Río Xunco.