PASEO POR EL CURSO DEL RIO LILLAS-HAYEDO DE LA TEJERA NEGRA

Marcha realizada el viernes 12 de octubre de 2012
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Paseo de un par de horas, desde el aparcamiento, por el curso del río Lillas, arteria principal del Hayedo de la Tejera Negra. Después de echar un rato en el interesante mercadillo del pueblo de Cantalojas, donde pudimos comprobar que los precios de algunos productos de la zona resultaban más competitivos que los que nos encontrábamos en Valverde de los Arroyos, donde estuvimos alojados.

Un ejemplo palpable y muy apetecible era el de la miel oscura de brezo que compramos a un apicultor de la zona, y que nos salió un veinte por ciento más barata que la que nos vendían en Valverde. Después de esta parada obligada, nos dirigimos hacia la entrada del hayedo, donde tuvimos que dar el nombre para confirmar la reserva previa, sin la cual no se puede entrar. Empezamos a caminar a las doce por el curso del río Lillas con dirección noroeste. El río lo cruzamos en varias ocasiones sin mayor problema, debido a que el caudal no era muy glorioso, que digamos, y que las zonas por las que lo vadeamos estaban habilitadas con algunas piedras que facilitaban su paso sin apenas mojarse. Unas veces por la izquierda de su curso, otras por la derecha, siempre lo hacíamos, al principio y durante poco más de kilómetro y medio por una senda bastante clara y muy pisada, para después y justo en la confluencia con el arroyo de las Carretas hacerlo por un senderito que buena parte del kilómetro restante transcurriría por el margen derecho en la ida y pasando por una gran cantidad de robles, majuelos, alguna que otra haya, sauces y demás vegetación ribereña. Sólo los servales del cazador tenían puestas sus mejores galas otoñales, en las que el rojo de sus hojas y frutos destacaban sobre algunos tonos amarillos de otros árboles caducifolios. A los tres kilómetros de recorrido por el cauce del río, decidimos volver sobre nuestros pasos, para estar comiendo en el aparcamiento con un grupo de amigos que llegaban algo más tarde y con los que haríamos, por la tarde, la senda de las carretas. Aún nos quedaba tiempo antes de comer, para bajar el curso del mismo río un kilómetro en dirección sureste desde el aparcamiento, y hasta poco antes de la conexión del arroyo de los Chorros con el río Lillas.

A DESTACAR:

- La belleza del camino y su entorno, con vistas desde el cauce del río de buena parte de la cuerda de las Buitreras, límite natural y provincial con Segovia y con los hayedos de la Tejera Negra y de la Pedrosa.
- Es la época del año más adecuada para recorrer estos bosques en los que por predominar la hoja caduca, el contraste de los colores y la bonita luz otoñal facilitan que las fotos salgan mejor que en otras ocasiones.

A TENER EN CUENTA:

- Durante la marcha no vimos ni una sola fuente, por lo que de hacer una marcha en condiciones, se recomienda llevar una buena reserva de agua.
- El desnivel acumulado, al menos en esta primera marcha del día es casi inapreciable, por lo que sería muy apta, tanto para niños pequeños como para “niños mayores” o abuelitos.

A DENUNCIAR:

- En una de las fotos se puede ver un visitante inesperado, que al parecer, busca que le den de comer, como así ocurrió. Si en los zoos dejan claro que no se dé de comer a los animales, qué beneficio se puede hacer a un animal en estado salvaje, al que se le acostumbra a recibir comida de todo tipo… sin comentarios.